Por Leticia Carrillo
Para Jessy Bulbo, “El lenguaje de los machetes” no trata de eventos sucedidos en el pasado reciente de México “pero la historia termina por revolcarnos”. “Yo creo –afirmó la popular rockera- que la película tiene que ver con un sector que conozco bien del Distrito Federal, el de la generación de Los Hijos de la Izquierda que poseen ideales y se sienten culpables de ser ricos, de estar en la fiesta, de ser incapaces de resolver algo o cambiar el mundo”.
Bulbo, coprotagonista de la opera prima de Kyzza Terrazas que esta semana se exhibió en la Semana de la Crítica del Festival de Venecia, agregó: “la película dibuja con un pincel muy delgado la sensación de impotencia, de hastío, de estas personas: tener que decidir entre ser artistas, tener hijos y vivir de manera cómoda en La Condesa o La Roma, o hacer o decir algo aunque veas que esto no sirve de nada o que suenas panfletarios”.
En tanto, para Andrés Almeida (“La otra familia”), pareja de Jessy Bulbo en “El lenguaje de los machetes”, la cinta que toma como punto de partida el conflicto de 2006 entre el Gobierno Federal y campesinos de Salvador Atenco, Estado de México: “no tiene como finalidad ser polémica, presenta hechos que sucedieron en nuestro país relacionados con la justicia social pero éstos funcionan como catalizadores en la historia de amor de dos personas que en un punto muy claro de su vida tienen que tomar una serie de decisiones muy importantes”.
El actor indicó que quiso interpretar a “Ray”, su personaje en la cinta, porque “tiene una forma muy específica de ser, una personalidad muy solidificada; quise ver cómo alguien como él podía llegar a esa intransigencia de emociones desbordadas”.
Y es que Kyyza Terrazas, quien vivía en Nueva York cuando las Torres Gemelas fueron destruidas el 11 de septiembre de 2001, toca en su película el tema de un ataque terrorista en manos de un suicida pero adaptado a la realidad mexicana.
Sobre el cruce de ficción y realidad en el filme, Andrés Almeida comentó que habitantes de San Salvador Atenco y El Carrizal, Guerrero participaron activamente en el rodaje apareciendo como extras en algunas escenas y en el caso de los campesinos mexiquenses, compartiendo con el equipo de “El lenguaje de los machetes”, cómo ha evolucionado su lucha por la defensa de sus tierras.
“Luego de un tiempo, el director regresó a El Carrizal, así supimos que varias personas que nos ayudaron a hacer la película habían muerto o estaban desaparecidas, fue algo muy fuerte”, finalizó Almeida.