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Durante la segunda jornada del Mercado de Industrias Culturales Argentinas, el cineasta Peter Greenaway brindó una conferencia magistral ante un auditorio colmado. En permanente diálogo con el público presente, el realizador galés señaló: “El cine ha muerto. La fecha exacta de su muerte es el 31 de septiembre de 1983, que fue cuando en gran parte de occidente apareció el control remoto”.
  

En este sentido, Greenaway explicó que “el cine tradicional ya no es la comunicación genial de la que hablan todos. La idea de que el cine es algo popular ha pasado de moda. Dentro de diez años, muchos de los que hoy van al cine ya no irán porque el cine es pasivo: cuando uno va a la sala entra en un lugar oscuro y debe permanecer quieto, mirando en una sola dirección. Son actitudes anti-humanas. Pero no hay nada de qué preocuparse: los grandes días del cine terminaron. Quizá mis tataranietos digan ´¿el cine? ¿Qué era el cine’ “.
  

“El cine ha perdido su lugar como el principal comunicador sobre quiénes somos, la forma en que vivimos y sobre la moral. La televisión tomó ese lugar, pero también está perdiendo ese reino”
  

Según Greenaway, esto es así porque en el cine se dan cuatro tiranías. “La primera es la del texto. Umberto Eco dice que durante miles de años nos hemos educado con textos creados por el poder, que nos han dicho cómo debemos comportarnos. El cine está basado en el texto, que es el guión.”, señaló.
  

“La segunda tiranía es la del cuadro que es una construcción artificial que el cine pidió prestada del teatro y la pintura. El cine plantea un marco que en la naturaleza no existe y allí radica la tiranía. La tercera es la del actor que es alguien que ha sido entrenado para fingir que no lo están mirando. Pero el cine no se ha inventado para que sea el patio de juegos de Sharon Stone. Esto que digo no tiene nada que ver con ella, sino con la forma en que los actores son usados por los productores, para fingir algo”, continuó Greenaway.
  

Para el galés: “La cuarta tiranía es la de la cámara, que es estúpida. Lo único que hace es reproducir lo que ve, esto es una falta total de creatividad, es solo una copia de lo que sucede. Entonces, el cine propone una narrativa artificial, un marco falso, la estupidez de la cámara y un mal manejo de los actores. Con las nuevas tecnologías podemos eliminar esas tiranías”.
  

“Las nuevas tecnologías proponen un nuevo lenguaje, un nuevo tipo de mensaje. El cine tradicional está preparado para seguir su propio género y es reticente a combinarse con otras actividades. Las nuevas tecnologías nos permiten construir y deconstruir el film utilizando material gráfico y actuaciones en vivo. Con esto estamos empujando los límites del cine tradicional”, planteó Greenaway.