Jardineros en Hollywood. De la dignidad en Bichir a la vergüenza en Derbez

Por Lorena Loeza

La pasada entrega 84 de los premios Oscar, fue una de esas que mantuvo a muchos mexicanos pendientes de la ceremonia de entrega. Estas cosas suceden cuando algunos de los nuestros logran figurar en la celebración del cine más popular a nivel mundial. En esta ocasión, nuestras esperanzas estuvieron puestas en Demian Bichir, nominado a mejor actor por su trabajo en “Una Vida mejor” (A Better Life, C. Witz, 2011) y Emmanuel Lubezky nominado a mejor fotografía por “El árbol de la vida” (The Tree of life, T. Malick, 2011). Los medios en general alimentaron nuestras esperanzas, y principalmente Demian Bichir, acaparó notas y entrevistas. El revuelo incluso tuvo el positivo efecto de que en algunas salas comerciales  -además de la Cineteca Nacional- la película fuera restrenada, para que el público – ahora curioso e interesado- pudiera verla.

El fenómeno no nos es extraño, hemos visto en muchas ocasiones como el periodismo de espectáculos promueve artificialmente determinadas cuestiones que considera “interesantes” y no siempre tan afortunadas como en este caso, en el que las nominaciones parecen responder a la realización de un buen trabajo, tanto en el rubro de la actuación como en el de la fotografía, y por tanto, parecía que más allá de las expectativas sembradas, teníamos buenas posibilidades.

Sin embargo, como en otras ocasiones, nos quedamos en la raya, ni modo, así son las cosas. Cabe mencionar que por lo menos en esta ocasión nos quedamos con un muy buen sabor de boca, sobre todo en el caso de Demian Bichir, cuya imagen a cuadro mientras lo presentaba Natalie Portman, daba la vuelta al mundo mostrándolo sonriente, orgulloso, satisfecho. El destacado discurso de la Portman es el mejor de la presentaciones en esta categoría, el más largo y además el más emotivo por hablar de los mexicanos indocumentados – que no ilegales, ¡gracias Natalie!- y que seguramente a miles de compatriotas de ese lado de la frontera les debe haber parecido incluso reivindicativo.

Por si fuera poco, “A Better Life” no es en modo alguno una película banal. Una aspiración legítima, causa de muchas de las circunstancias más dolorosas por las que atraviesan los mexicanos en ambos lados de la frontera, es la materia prima de esta historia. ¿Quién de nosotros no ha entrecerrado los ojos y pensado en cómo podría lograr tener  un futuro mejor para los suyos, para los seres queridos, para los amigos, para todo nuestro país? Nunca mejor puesto un título para contar una historia como ésta. Sugerente y entrañable, la película vale la pena de ver por sí misma, independiente de la nominación a Bichir.

Pero ya que hablamos de Bichir, también es importante decir que ésta es una de las actuaciones más sobresalientes de su carrera. Expresión y emotividad como nunca antes le habíamos visto, además de la experiencia acumulada, hacen por mucho, el trabajo por el cual siempre se podrá sentir orgulloso. La escena del llanto, es particularmente sobresaliente y no por nada es la que escogen para presentarlo en la gran noche de los premios Oscar.

Pero en contraposición a este destacado momento, también se entregan como cada año, los premios a lo peor del Cine, los famosos Razzies en su edición 2012 (que se entregarán el 1 de abril próximo). Y aquí otra película donde participa un mexicano fue nominada y de hecho barrió con las nominaciones, se trata de “Jack and Jill” (D. Dougan, 2011) que obtuvo seis postulaciones Razzie, entre ellos el de peor película del año.

Derbez tiene una modesta participación, que por acá también los medios anunciaron como su glorioso debut en el cine de Hollywood y mereció expectativa suficiente como para llevar gente a las salas de cine y generar ingresos millonarios en taquilla. Curiosamente, el papel de Derbez también es el de un jardinero, pero en otro tenor,  tan diferente e indigno que resultó incluso ofensivo para muchos mexicanos en ambos lados de la frontera.

Una actuación muy al estilo de lo que le hemos visto en televisión, es de lo que el comediante echó mano para su interpretación en la cinta. Y puede que acá haga reír, pero en otro contexto terminó por ser ofensivo y vulgar.

Lo único quizás que les merezca satisfacción a los productores de esta cinta  son las ganancias en taquilla, y en este caso, la comparación entre ambas películas pareciera totalmente injusta:  “Una vida mejor” recaudó en su fin de semana de estreno 62 mil dlls USA  y acumuló en total durante su exhibición en los Estados Unidos 1 millón 759 mil dlls USA; mientras que “Jack and Jill” recaudó en su fin de semana de estreno $25 mil dlls USA y acumuló en total $74 millones dlls USA durante su exhibición en la Unión Americana, según cifras consultadas en imdb.

Que la calidad y el éxito taquillero casi nunca coinciden, es un fenómeno que ha quedado múltiples veces demostrado y no vale la pena ahondar en este debate por el momento. Sirva de marco para señalar lo distintas que pueden ser las incursiones de los mexicanos en la industria hollywoodense, considerada la más influyente del mundo. Es curioso también que en ambos casos tengamos un retrato de la migración tan distinto, en unos casos llevado a la pantalla con dignidad y en otro caso todo lo contrario, resultando mucho más rentable – y este es el dato triste del asunto- una pésima película.

Pero  es preferible quedamos con la parte luminosa y digna: el discurso de la Portman, la sonrisa de Bichir a cuadro en su noche de gala, el reestreno de la cinta y el interés por verla. Por eso y por hacer un retrato digno de nosotros, nuestras familias y nuestras tragedias, muchas gracias a Demian Bichir, y por supuesto, muchas gracias a la Academia de Artes de Hollywood por tener todo eso en cuenta en esta 84 entrega de Oscares a lo mejor de la industria norteamericana.