Por Georgina Espinosa Gaubeca
“Still Alice” (“Siempre Alicia”, 2014) es la película que protagoniza Julianne Moore y por la cual recibió el Oscar este año a mejor actriz. Su actuación es lo más destacable de toda la cinta, si no es que lo único. Sin su interpretación, este filme quizás hubiera pasado inadvertido. El tema interesa porque apela a la enfermedad (el síndrome de Alzheimer) como un elemento de fragilidad de la condición humana. La historia está basada en la novela “best seller” de la escritora Lisa Genova, del mismo título.
La película está dirigida por el matrimonio de cineastas Wash Westmoreland y Richard Glatzer, quienes han realizado trabajos como “Grief” (1993), “The Fluffler” (2001), “Quinceañera” (2006) y “The Last of Robin Hood” (2013), los cuales causaron gran sensación en festivales gay. Tal vez el cambio en la temática se debe a que recientemente Richard Glatzer fue diagnosticado con esclerosis, que es una enfermedad crónico degenerativa similar al padecimiento de Alzheimer que la cinta aborda.
Para hacer aún más dramática la historia, Alice (Julianne Moore) se presenta como una mujer cuya vida es exitosa y feliz. Es una académica de la Universidad de Columbia, especializada en lingüística, quien goza de gran reputación por su notable inteligencia y su elocuencia. Lleva, además, una vida sana y posee una familia a la que podríamos considerar como armónica, con todo y sus problemas cotidianos. En este contexto, el diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer llega a su vida como una amenaza que le arrebatará todos aquellos triunfos que forjó. Es decir, Alicia tiene mucho que perder, incluso pronto será abuela y no disfrutará de sus nietos.
“Still Alice” es la narración de una tragedia familiar en la que ella se desprende de todo lo que posee, hasta perder su identidad y su comprensión del mundo que le rodea. Es el retrato crudo pero muy digno del momento en el que un enfermo de Alzheimer se hace conciente de su propia pérdida paulatina de memoria, con la vergüenza social, la angustia y el miedo que le acompañan. Julianne Moore conduce de manera muy expresiva el verdadero drama de la historia, que es el despojo de la vida en una muerte lenta y anunciada, a pesar de su voluntad.
La historia es lineal y transcurre cronológicamente conforme avanza el deterioro físico y emocional de la protagonista, a través de la crónica de pérdidas graduales.
El tratamiento es sumamente melodramático y un tanto aleccionador. Las historias de los personajes secundarios nunca cobran la fuerza que deberían. Sin embargo, la joven Kristen Stewart sorprende con nuevos destellos de una posible madurez en su actuación. Alec Baldwin no destaca, pero ofrece un buen desempeño.
La realización es pobre y plana. La fotografía no introduce elementos que apoyen a la narrativa, ni tampoco la música. Prácticamente la actriz no cuenta con mayores recursos que los de su forma de expresión. A fin de cuentas, la amenaza de muerte siempre resulta estremecedora, y su forma de mostrarlo es el acierto de esta película.
Director: Richard Glatzer, Wash Westmoreland. Guión: Richard Glatzer, Wash Westmoreland (Novela: Lisa Genova). Música: Ilan Eshkeri. Fotografía: Denis Lenoir. Reparto: Julianne Moore, Alec Baldwin, Kristen Stewart, Kate Bosworth, Hunter Parrish, Erin Darke, Shane McRae, Victoria Cartagena, Stephen Kunken, Eha Urbsalu, Cali T. Rossen, Kristin Macomber, Cat Lynch, José Báez, Jamie Lee Petronis. Productora Backup Media / Big Indie Pictures / Killer Films. Año 2014 Duración 101 min.