Por Pedro Paunero
Sebastián del Amo (París, 1971), director de los largometrajes “El fantástico mundo de Juan Orol” (2012) y “Cantinflas” (2014), recupera, con su adaptación de la novela que iniciara el Género negro en México, “El complot mongol” de Rafael Bernal (publicada en 1969), una parte esencial de la obra, el humor y la ironía de su personaje icónico, Filiberto García, interpretado por Damián Alcázar. En entrevista nos habló de éste y sus otros proyectos.
Pedro Paunero: Hasta ahora, te habías dedicado a filmar películas biográficas, las llamadas “Biopics”. ¿Qué te atrae de este género y por qué, en especial, Juan Orol y Cantinflas?
Sebastián del Amo: Durante muchos años el proyecto que estuve empujando fue el de “El fantástico mundo de Juan Orol”, pero cuando se exhibió en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara del año 2012, el proyecto que llevaba bajo el brazo era el de “El complot mongol”. Luego, en el camino, se me cruzó “Cantinflas”, que es más bien una película de encargo. A raíz que hice Juan Orol me ofrecieron Cantinflas que me tuvo ocupado como tres años.
PP: México llegó relativamente tarde al Género Negro, si contamos que el género policíaco surgió en 1841 con “Crímenes en la Calle de la Morgue” de Poe y el “Noir” con Hammett, Chandler, etc. ¿Qué te atrajo de la novela de Rafael Bernal?
SA: El proyecto del Complot Mongol es de toda la vida. Es una de mis novelas favoritas, que me dio mi madre a leer cuando yo tenía como 13 años, y me marcó con el placer de la lectura, siempre tuve la inquietud de hacerle una adaptación porque ya es la segunda. Yo me pasé dos años levantando “El fantástico mundo de Juan Orol”, me decían “eso no vende”, “mejor dedícate a hacer otra cosa”, “haz comedias románticas”, a raíz de esa me dan “Cantinflas” y con el éxito económico de “Cantinflas” se destapó el biopic como un género en televisión, y ojalá eso suceda con el género policíaco y el Noir.
PP: ¿Qué nos tiene que contar el Film Noir a los hombres del Siglo XXI?
SA: Está muy apegado a lo que le sucede ahora mismo al mexicano. Y la enorme cantidad de exponentes de novela negra en México precisamente a raíz de la publicación de “El Complot mongol”, Paco Ignacio Taibo, Elmer Mendoza, Bernardo Esquinca, Francisco Haghenbeck, realmente la lista es larga y muchos escritores son fans de hueso colorado de “El Complot mongol”. Es una prueba real de lo mucho que sucede y lo que puedes leer prácticamente todos los días en los periódicos.
PP: Sí, ha sobrepasado la ficción para hacerse completamente realidad y de la manera más atroz…
SA: Muy atroz, exactamente, y yo creo que la combinación va más allá del simple Thriller policíaco, el género negro, creo yo, es un género que reúne muchas características del melodrama. Esta ironía que va implícita con el género es un sentido del humor muy mexicano. Esta visión descarnada de la vida nacional. Creo que si al Complot le va bien, puede abrir una nueva vertiente en el cine mexicano.
PP: Dice Bernal: “México, con cierta timidez, le llama a la calle de Dolores su barrio chino. Un barrio de una sola calle de casas viejas, con un pobre callejón ansioso de misterios”… Pero Bernal lo impregna de eso, precisamente, y de una historia de amor. ¿Qué tan difícil fue captar el ambiente de la calle de Dolores?
SA: El Barrio chino, hoy por hoy, lo acaban de remodelar, ya está muy intervenido, ya no es este Barrio chino de los sesenta. Mi familia, mis abuelos, que eran de origen español, fue en esa zona de la ciudad donde alguna vez vivieron. La nostalgia era también la memoria de mi madre, de ese barrio chino, de los años sesenta, donde ella caminaba en su juventud. Lo que nosotros hicimos fue recrearlo en un complejo de bodegas que estaba –estaba, porque ya lo tiraron-, en el Barrio de Tepito, para tener más libertad, la producción, por un lado, y por otro para no molestar al comercio del Barrio chino, y luego lo que hicimos, como es tan importante para la novela de Bernal, me permití corregir un poco la plana y en lugar de filmar en el Bar la Ópera, quise que la Cantina del Tío Pepe, que está en la Calle de Dolores, fuera la del encuentro de Filiberto con el licenciado.
PP : Dice Bernal: “El Coronel colgó la bocina. ¡Pinche Coronel con sus chistes! Que si yo maté a alguien más ¿Y qué tal si no le mato a sus clientes? Todos estos se han hecho los muy superiores. Como el del Valle. ¿Quién habló de matar a alguien? Y yo sigo en las mismas…” etc. En este, como en varios otros pasajes del libro, Filiberto García le habla al lector, en un flujo de pensamiento, meta literario. Tú haces lo mismo cuando Filiberto García-Damián Alcázar se dirige a la cámara. ¿Fue deliberado, un descubrimiento mientras rodabas o exigencia narrativa?
SA: Sí, uno como lector está leyendo continuamente lo que Filiberto García piensa, y descubre que es un cursi, tiene un lado tragicómico el personaje, entonces para mí ese es el elemento particular de esta novela negra, por encima de las otras. Lo que hace Filiberto García es absolutamente encantador. Usar la voz en Off, típico del Film Noir, era ya un recurso muy usado, desusado en la versión de 1978, de Pedro Armendáriz. Referirse al espectador no es un recurso nuevo, data de Ricardo III, pero este recurso hace cómplice al espectador, que siente lo que le pasa a Filiberto García, es una cosa premeditada desde el inicio. Espero que el recurso funcione y guste.
PP: La adaptación de Antonio Eceiza es sumamente solemne ¿Qué aporta tu adaptación?
SA: Yo creo que rescata este sentido tragicómico que tiene el personaje, esta ironía, este personaje es un cursilón en realidad…
PP: Y de humor… la novela contiene pasajes de mucho humor…
SA: Hay muchos momentos en los que te descubres a ti muerto de la risa con lo que piensa Filiberto. La película del ´78 es muy de su época y el personaje de Armendáriz es muy machín, en demasía creo yo, y el de Bernal tiene más matices que Damián se los da.
PP: Tu película está impregnada de una atmósfera de cómic…
SA: Sí, completamente.
PP: Sacas de su lugar común a estos actores, varios de los cuales provienen de la comicidad… ¿por qué?
SA : Esa fue la razón del éxito de poder de convocatoria de este elenco multi estelar, el hecho de ofrecerles a todos estos actores, que son de diferentes ámbitos, algunos de televisión, otros de teatro, de cine, el sacarlos de su zona de confort y de los papeles que hacen con los que tienen acostumbrado al público, sin duda para ellos representó un reto actoral muy interesante. Por eso tomaron el proyecto como un reto personal. Y se los agradezco mucho. A Eugenio Derbez, invitarlo a hacer de villano. Cuando me puse a investigar qué actrices chinas podían hacer el papel de Martita, me dijeron que había un par de actrices no muy conocidas, y descubrí que entre las actrices de origen japonés, el más conocido era el de Bárbara, que para mi sorpresa yo no sabía que el apellido Mori era de origen japonés, yo creí que era de origen italiano.
PP: Así suena, exactamente. Y es muy interesante porque Bárbara Mori, de origen japonés interpreta a Martita, el amor chino de Filiberto en tu versión, y en la versión de Eceiza es Noé Murayama, otro actor de origen japonés, el que interpreta a su padre. ¿Hay una falta de actores de origen chino en México?
SA: La comunidad china es muy hermética. Y la que tiene más apertura y escuelas es la japonesa. En la película aparecen más personajes internacionales, el ruso, el español, el gringo, son personajes muy potentes que cuando llegan a manos de estos actores los redimensionan. La actuación de Bárbara es uno de los pilares de la película, con la de Damián Alcázar.
PP: Sé que tienes el proyecto de llevar a la pantalla “Operación Bolívar”, la novela gráfica de Edgar Clement. ¿Nos puedes hablar de ello?
SA: Sí, ando en eso. Ya la conoces, es un novelón de los años ´90. Estarás de acuerdo que es una novela muy potente también, es como si “Las alas del deseo” se encontraran con “Blade Runner” y “Sin City”, con mucha acción, muchos balazos. Estoy intentando cuajar una coproducción con Estados Unidos, aprovechando que contiene este componente bilingüe. Otros proyectos son la adaptación de “Trago amargo”, la novela de Francisco Haghenbeck, el autor poblano cuyo libro “El diablo me obligó” fue la inspiración para la serie “Diablero”, que hace algo muy interesante con su personaje emblemático Sunny Pascual y el rodaje de “La noche de la iguana”, y ando preparando un falso documental, muy entretenido también, sobre la vida de Pancho Villa. Viene movidito y variado el panorama.