Por Rolando Gallego 
EscribiendoCine.com-CorreCamara.com

En la nueva propuesta cinematográfica de los estudios Pixar, “Soul” (2020) está una vez más Pete Docter, realizador que ya en “Intensa-Mente / Inside Out” (2015) proponía la creación de un universo narrativo en donde las decisiones y la progresión dramática dependía del complejo entramado de roles en el que los protagonistas devenían piezas de un tablero mucho mayor de lo que ellos creían, y en donde las emociones, identificables con colores y personajes, mantenían en funcionamiento la trama narrativa.

Aquí pasa algo similar, con Joe Gardner como un frustrado docente de música infantil que sueña, en algún momento, en cumplir su sueño de triunfar profesionalmente tocando jazz junto a grandes figuras, y -¡oh casualidad!- que cuando se le presenta una oportunidad única, aquello que se presupone que acontecería, sucede, dando pie para que la animación abra el juego hacia una reflexión sobre la vida humana, y cómo las acciones pueden predeterminar y predestinar un futuro positivo o negativo para todos.

“No voy a morir hoy”, grita autoconvenciéndose Joe, mientras sabe que aquello que no se puede modificar terminará por llevarlo hacia un lugar inimaginado, en donde el alma y aquello que lo configura, podría darle una nueva oportunidad en el mundo para transformar su presente en un espacio luminoso plagado de música y suceso.

Lo peligroso del discurso de “Soul”, más allá de transformarse en una suerte de buddy movie, en donde Joe se alineará con 22, un alma en busca de retornar a la vida, y que entre ambos, con algunos engaños, terminarán por revertir la mala suerte que poseen en cada plano de sus existencia, es el mensaje que subyace en el interior de la trama, entendiendo que más allá del dulzor y melancolía que enviste todo, está una transmisión subliminal sobre el deber ser en el mundo.

“¿Tu vida era una mierda y quieres volver a tenerla?”, le consultan al alma del protagonista en ese etéreo e inclasificable espacio en donde “Soul” desarrolla gran parte del relato, a lo que Joe no sabe muy bien que contestar, porque con el afán de cambiar ese presente en el limbo y en soledad que posee, es capaz de responder que sí, a pesar de todo.

El guion, del propio Pete Docter con Kemp Powers y Mike Jones, prefiere ir a lo seguro, y en vez de jugar con esa vida entre mundos, como ya lo han hecho producciones como “El cielo puede esperar”, “De vuelta a la tierra”, o “Visa al paraíso”, en donde los protagonistas debían cumplir pruebas para regresar a uno u otro lugar, posiciona el arco narrativo en juegos de palabras y obviedades, que terminan resintiendo todo.

Así y todo, algunos luminosos números musicales, la transformación de sus protagonistas, como así también la puesta en imágenes de conceptos como almas perdidas, o “no-body” (juego de palabras en inglés entre ser “nadie” y ser alguien “sin cuerpo”) reflotan una propuesta que encuentra en la reiteración de ideas y cierto tufillo existencialista el motor que impulsará la tensión y conflictos dramáticos.

Porque “Soul”, pensada como un entretenimiento para la familia, su estreno, finalmente online y en la plataforma Disney+, servirá para reunir frente a la televisión al heterogéneo grupo para que reflexione sobre aquellos puntos que se deben tener en vida para evitar luego, una vez muerto, tener que seguir trabajando para transformar y transformares, esto siempre bajo la atenta y omnipresente mirada de Pixar y Disney.