Por Miguel Ravelo

Presentada en nuestro país en octubre de 2013 en el Festival Internacional de Cine de Morelia, llega a las pantallas mexicanas “Un atrevido Don Juan”, la opera prima del talentoso actor Joseph Gordon-Levitt. Su carrera frente a las cámaras es notable, tanto aquellas veces en las que destaca entre un reparto de actores más reconocidos (Inception, de Cristopher Nolan; Lincoln, de Steven Spielberg), como en aquellas que protagoniza. Tal es el caso de “Un atrevido Don Juan” pero no podríamos estar más equivocados si pensáramos que Gordon-Levitt se conformaría con tener cada vez mejores ofrecimientos de directores de renombre o protagonizando proyectos ajenos. Ahora no solamente actúa; también escribe y dirige, ambas actividades con un desenvolvimiento pocas veces visto en la primera película de un actor que decide iniciarse en los retos y bondades de la dirección.

La película nos presenta a Jon, un joven de unos veinticinco años que desde el inicio nos deja muy claras sus prioridades en la vida: Su cuerpo, su departamento, su auto, su familia, su iglesia, sus amigos, sus chicas y su porno. Poco a poco iremos descubriendo que el porno no solamente forma parte de la vida de Jon como distractor; el porno para él es esencial y, a pesar de su tremendo éxito con las chicas que conquista junto con sus amigos en el antro local, es incapaz siquiera de comparar una relación sexual con el placer que le provoca una placentera sesión a solas frente a su computadora. Para él, el porno supera cualquier relación, cualquier acostón. Pero, y este es un gran acierto en el guión, el porno también le causa culpas y cada domingo le confiesa a su párroco cuántas sesiones de sexto extramarital tuvo durante esa semana y cuántas veces vio pornografía.

Jon cree tener su vida perfectamente controlada siempre que mantenga sus prioridades atendidas; miembro de una familia profundamente católica, con un padre controlador pero bondadoso (Tony Danza), una madre abnegada y que no pierde oportunidad de presionar a Jon con que es hora de que siente cabeza y encuentre el amor (Glenne Headly) y una hermana que casi nunca suelta el celular ni muestra interés en la vida de su familia, nada podría ir mal para la idea de éxito que Jon ha construido en su mente, hasta que aparecen en la historia dos mujeres que removerán todo aquello que Jon entendía como absoluto. Por un lado, Barbara (Scarlett Johansson), una guapísima pero inmadura y posesiva joven que no cae fácilmente en los intentos de conquista de Jon, y por otro, Esther (Julianne Moore), una muy atractiva mujer entrada en los cuartenta años, compañera de clase de Jon y a la que éste conoce un día que la ve llorando en la puerta de la escuela.

El guión, escrito también por Gordon-Levitt, tiene su mayor acierto y principales fuerzas en el desarrollo de los personajes. Como actor, Gordon-Levitt reconoce la importancia de los personajes bien escritos; es notorio el tiempo que dedicó a dotar a cada uno de ellos con características muy especiales y detalles sutiles que dan a los espectadores mucho material para que podamos conocerlos e identificarnos. Detalles como las reacciones de Jon antes las penitencias que le da el sacerdote cada semana, nos hablan de quién es este personaje, cómo piensa, qué quiere en la vida y con qué elementos ha construido sus creencias, ideales y deseos.

Como director, Gordon-Levitt muestra confianza y conocimiento del medio; otorga a sus protagonistas momentos inspirados y les permiten desarrollar a sus personajes. Nos toma de la mano y nos muestra la que aparentemente será una comedia romántica y poco a poco nos va llevando hacia terrenos más oscuros, en donde la adicción a la pornografía permeará y tendrá consecuencias en todos los aspectos de su vida; nos mostrará, casi imperceptiblemente, cómo Jon comenzará a traicionarse y negar aquello que supimos era para él importante, y cómo, junto con él, sabremos que la forma en que entendió la realidad hasta ese momento había estado equivocada y que a veces la madurez emocional y el conocimiento propio llegan cuando uno cree que ha entendido de que se trata su vida.

A pesar que el desarrollo de la relación entre el protagonista y el personaje de Julianne Moore se siente algo apresurado y las secuencias de las cenas familiares pudieron ser resueltas de mejor manera, “Un atrevido Don Juan” es un muy notable debut que genera grandes expectativas dentro de la carrera como autor de Gordon-Levitt. Realizada con seguridad y honestidad, nos deja ver que el director tiene mucho que decir y que tiene el talento para hacerlo.

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