Por Manuel Cruz
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@cruzderivas
Distrital 2014, sección Keidas
Oasis, obra debut del mexicano Alejandro Cárdenas, es una de las películas más desgarradoras del año. Al igual que Presunto Culpable, Aquí Bajo La Tierra, Transito (parte de DISTRITAL) y Mi Amiga Bety entre otros, el documental se convierte en una forma de periodismo, en tanto que dice lo que otros no quieren contar. En un país donde casi el 100% de la comunicación audiovisual depende de dos grandes cadenas televisivas, el ejercicio es ya de por sí loable.
En el caso de esta cinta, el enfoque yace en el aún existente prejuicio a la sexualidad, siguiendo a un grupo de homosexuales, transexuales y travestis que comparten un trágico destino: el SIDA. Cárdenas decide, siguiendo el canon del muchas veces mencionado vérité (sub-género documental que entre múltiples ejemplos tiene a Grey Gardens, Stop The Pouding Heart, Hoop Dreams y Fogo), plantar la cámara frente a el sujeto que filma, y dejar que voz guíe la historia.
Intercambiando el presente de sus personajes existe una voz de colectiva sorpresa y arrepentimiento a la circunstancia que tienen encima, pero también un aprecio a la vida. La audiencia sufrirá sin duda, finalmente lo que hay en pantalla es el desarrollo en tiempo real de una tragedia. Pero más allá de la habilidad cinematográfica, perfectamente ejecutada en narrativa y técnica de filmación, estos personajes necesitan, como muchos protagonistas de documentales mexicanos recientes, un foro. Más aún cuando el país continua su lento abandono al prejuicio sexual (presente en diversos momentos de la película) Falta mucho por hacer, pero la primera etapa es reconocer el problema. Oasis provee la oportunidad
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