Por Carlona Guerrero
Noticine.com-CorreCamara.com

Berlín. Tras el muy alto listón que dejó la víspera la cinta chilena “El Club”, la 65 Berlinale se aletargó este martes con dos películas en el apartado oficial, de las cuales, sólo una en competencia, la ruso-ucraniana-polaca “Pod electricheskimi oblakami” (Bajo nubes eléctricas), de Aleksey German Jr., un cuento no lineal, surrealista, a ratos bello de ver pero difícil de entender, que ha merecido pocos tímidos aplausos e indiferencia general. En el caso de la segunda cinta del día, el regreso del veterano Wim Wenders a la ficción tras años de filmar sólo documentales, “Every Thing Will Be Fine”, un melodrama sobre el dolor de la pérdida y el del error, filmado en prescindible 3D, ha marcado un momento especialmente gris y gélido en la Berlinale 2015.

Aleksey German Jr., considerado uno de los autores vanguardistas del cine ruso contemporáneo, brinda en “Pod electricheskimi oblakami” un film experimental sobre siete personajes que desarrollan sus vivencias a lo largo de 20 años para adelante y atrás, con referencias históricas y culturas identificables. Intentando crear simbolismos a través de algunas de sus imágenes, German se pierde en divagaciones que aburrirán o exasperarán incluso al aficionado al cine en tres actos.

Imágenes como una estatua de Lenin varada en el abandono, personas entremezcladas en un mundo surrealista que muy pocos han comprendido, y que no han convencido en absoluto en la sección estrella de este certamen, en la que por ahora los hispanos tendrían mucha mas ventaja sobre la mayoría de los trabajos vistos hasta la fecha, para alzarse con los grandes premios.

La presencia del hiperactivo James Franco y la francesa Charlotte Gainsbourg pueden atraer a algunos espectadores para ver el nuevo trabajo del alemán Wim Wenders, a la sazón Oso de Oro honorifico de esta Berlinale, que se exhibió fuera de concurso. De no ser así hubiera sido bastante dudosa una posición de honor en el palmarés final, ya que este melodrama insulso y aburrido, sobre un escritor incapaz de superar un accidente de tráfico en el mató a un niño, y la desesperada madre del pequeño, que Wenders, feliz como niño con zapatos nuevos tras experimentar el 3D en su documental danzante “Pina” se empeñó en filmar en también en relieve, no merece hora y media de nuestra vida.

Wenders se sumerge en el mundo del sentimiento de culpabilidad de su protagonista, regodeándose excesivamente en el mismo, sin llegar a ninguna parte y fiándose casi exclusivamente en los rostros doloridos y apesadumbrados, ya que diálogos, lo que se dice diálogos, apenas hay.

La presunta estrella de este miércoles será otra película con seguro dosis importantes de experimentación, conociendo a su autor, Peter Greenaway, “Eisenstein en Guanajuato”, filmada en México y coproducida por este país.