Manuel Cruz
@cruzderivas
La realeza es inútil. Y Luis Miñarro –productor de Albert Serra, Isabel Coixet y José Luis Guerín, entre otros- lo sabe. Durante su estancia en FICUNAM mencionó las dificultades de producción cinematográfica en España durante el último gobierno, que también sirvieron de origen parcial para un retrato absurdo –pero correcto- de su nación: “Stella Cadente”.
Tras la abdicación de la Reina Isabel II, Amadeo I (Àlex Brendemühl) toma el poder. Pero nadie, ni siquiera su propia corte, lo celebra. Es un monarca de trámite durante un periodo caótico: la República Española comienza a florecer, la revolución Cubana amenaza con explotar, y el palacio del Rey queda invadido por los escandalosos bombardeos en la calle.
Sin embargo, Amadeo I tiene un interés central –al menos, teóricamente- por el pueblo. Habla de construir bibliotecas, de separar la Iglesia y el Estado y empujar una revolución educativa, resumiendo a la República que lo sustituyó e hizo de España una nación brevemente civilizada. La corte le advierte de su similitud a Maximiliano I de México, y el destino que tal mandatario sufrió. Pero el obstáculo más grande de Amadeo no es la amenaza de muerte, sino la dificultad burocrática por hacer algo, y el aburrimiento que la sucede. Es la historia de un hombre sutilmente desesperado por convertir su corona de papel en una de oro.
Miñarro ve a “Stella Cadente” como un retrato histórico, filmado sencillamente y con intervenciones pop que recuerdan a “Beau Travail” de Claire Denis, y la cinta funciona como una comedia doble: desmiente la majestuosidad del monarca en el cine y también analiza el futuro de España. Pero detrás de la risa aún existe una obscura realidad. Después de la función, Miñarro hablo de su intentó por distribuir la cinta a TVE, la televisora estatal de España, que declinó velozmente. Amadeo I será una figura histórica relativamente olvidada, pero su visión en la cinta, que incluye un discurso final rescatado de una hemeroteca no ha sido necesariamente realizada. Tras la Primera y Segunda Repúblicas, España cayó en una dictadura que dio inició -y sobrevivió por mucho tiempo- a la segunda Guerra Mundial. El gobierno actual, originado por el Rey Juan Carlos I (que recientemente cedió el trono a su hijo Felipe) aparenta ser una combinación de dos naciones: la monárquica y tradicional, con algunos rastros de la guerra civil.
Pero la realidad no le favorece. España habrá salido de la dictadura franquista, pero el gobierno de José María Aznar y, más recientemente, de Mariano Rajoy, no buscan progresar. Los resultados son palpables: la crisis económica y de desempleo durante el gobierno de Rajoy apenas comienza a arreglarse, la policía continúa siendo especialmente violenta en las protestas civiles y la relación con Cataluña (país natal de Miñaro y, en la cinta, lengua de Amadeo I) es, por decir lo menos, complicada. España no parece lista para las ideas de Amadeo I, independientemente de su posición social, y “Stella Cadente” parece demostrar que todos los intelectuales -incluyendo a los monarcas- son de papel.