Por Georgina Espinosa Gaubeca
“Pride” (2014) es una película británica que aborda la problemática social de mediados de los años ochenta desde la perspectiva de un grupo de lesbianas y gays. A pesar del tema político, el filme no tiene un tono dramático; más bien imperan el tinte cómico y la gran presencia musical. Esta forma tan británica de hacer cine nos recuerda a muchas películas similares que tocan temas sociales a través de la comedia ligera como “Full Monty” (1997), “Billy Elliot” (2000) y “Philomena” (2003).
Está dirigida por Matthew Warchus, quien anteriormente realizó “Círculo de engaños” (1999), y escrita por Stephen Beresford. “Pride” está protagonizada por Bill Nighy (“Harry Potter y las reliquias de la muerte” y “Love Actually”) y por Dominic West (“300” y “Chicago”).
El contexto es el de la huelga de los mineros que estalló en el verano de 1984, en tiempos de Margaret Thatcher. Este acontecimiento reunió a un grupo de gays y lesbianas que se solidarizó con los mineros y recaudó dinero en su apoyo. La cinta muestra la creación de un vínculo entre mineros y homosexuales, como dos grupos sociales oprimidos, quienes unen fuerzas a pesar del evidente choque cultural inicial, pues en un principio los propios mineros y la sociedad en general despreciaron el apoyo de la comunidad gay por prejuicios sociales, cuya campaña se llamó LGSM (Lesbian and Gay Support de Miners). A pesar del rechazo del sindicato, el colectivo lésbico gay acude directamente a un pequeño pueblo minero en Gales para entablar contacto con las familias y ofrecer ayuda.
“Pride” obtuvo el galardón Queer Palm a mejor película de temática gay, por lo que realmente es un filme que se centra en la problemática homosexual de los años ochenta en Inglaterra, más que en la situación de los mineros, historia que sirve de pretexto para narrar la manera en que los gays tuvieron que abrirse camino dentro de una sociedad que los llamaba “pervertidos”. La alianza entre homosexuales y mineros muestra que la verdadera lucha gay no sólo ha sido para afirmar su identidad con orgullo, sino para abrirse camino en la política y exigir los mismos derechos civiles.
Hay una enorme dispersión narrativa en varias de sus subramas y la historia se prolonga demasiado hasta un final evidente. En paralelo, se narra la historia de un hijo de familia que participa en la comunidad gay, pero que no se atreve a “salir del clóset” dentro de su familia y de su propio círculo social. Es así que “Pride” no sólo hace referencia al orgullo que se genera dentro del colectivo y en la sociedad, sino al que debe nacer de manera individual desde el origen.
Lo que más se disfruta son las escenas musicales de la película cuyo soundtrack reúne lo mejor de la época como Queen, Joy Division y Pet Shop Boys, y también la aparición en pantalla de los jóvenes gays carismáticos y vestidos con elementos del punk. Es destacable la actuación de las ancianas del pueblo minero, quienes se enfrentan a un nuevo mundo gay con una cómica apertura y una curiosidad un tanto inocente.
“Pride” recibió una nominación a mejor película de comedia o musical en los Globos de Oro y ganó el mejor debut de un escritor, director o productor británico en los Premios BAFTA.