Por Javier Tapia
Damas y caballeros, sean bienvenidos a la función de media noche y prepárense para quedar asombrados no por la originalidad, sino por la frescura y fuerza de “Les ogres” (“Los ogros”) la última película de la directora francesa Léa Fehner. La película de más de dos horas de duración es una oda a la alegría, la creatividad y la pasión que vuelven fascinante el mundo del teatro ambulante. La frescura de la película se debe a que la propia directora creció en una compañía de teatro, por lo que en el fondo “Les ogres” es un homenaje a la magia de la infancia y la nostalgia de aquella niñez que ya se fue. Está disponible de forma gratuita en My French Film Festival.
La trama nos mete de lleno en las complicadas y extravagantes vidas de los miembros de una compañía de teatro que acaba de tener un percance: la acróbata Gisele (Eva Ordonez-Benedetto) sufre una caída debido a la ineptitud en medidas de seguridad de Deloyal (Marc Barbe) el hijo del director de la compañía. Buscando un remplazo encuentran una opción poco agradable, pues Lola (Lola Dueñas) la acróbata sustituta tiene un pasado con Francois (Francois Fehner) el director de la compañía, lo que provoca los celos de Marion (Marion Bouvarel) la esposa compungida y dramática de Francois. Para rematar con tanta carga emocional, la pareja de Deloyal, una salvaje, tierna y muy masculina chica llamada Mona (Adele Haenel) resulta embarazada, lo que provoca que la tensión lleve a todos los miembros de la compañía a una seria revaloración de sus vidas.
Estamos ante una película puramente francesa, no sólo porqué su realización sea francesa sino porqué sus temas y ejecución son muy característicos de la cinematografía francesa. La familia con claras influencias intelectuales, en este caso provenientes del mundo del teatro, el drama bien estructurado que se apoya mucho de actuaciones realistas pero emocionalmente contenidas, diálogos a medio camino entre el existencialismo y la jerga populachera, fotografía preciosista que otorga un sentido de espectáculo y fastuosidad y sobre todo un profundo y muy sutil amor por la vida expresado a través del mundo del arte, vuelven a “Les ogres” una película honesta y orgullosa de sus raíces.
Fehner, logra sacar de cada uno de los miembros de su cast emociones profundas, crudas y muy humanas que nos hacen empatizar con ellos de forma casi inmediata. Algo habrá que ver con el hecho de haber escogido a miembros de su familia, entre ellos su padre Francois, para interpretar a diversos miembros de la compañía. En el apartado visual el trabajo de Julien Poupard es espléndido, logrando envolver al espectador con sus coloridas composiciones. El ritmo con el que va construyendo la historia permite que la experiencia se vuelva dinámica y agradable, y a pesar de que algunas sub-tramas no terminan de cuajar del todo, en general es una historia redonda con mucho corazón. Una opción ideal para aquellas personas que buscan un poquito de esperanza y sobre todo si la buscan libre y creativa.