Por Israel Damián
“Mi nueva yo” (“Home Again”, 2017) es la primera película como directora de Hollie Meyers-Shyer que se hace notar más que nada por presentar una historia activa y amigable con el destino de los personajes. “Mi nueva yo” es una trama armada con clichés que son ejecutados de forma mecánica, manipuladora y totalmente cursi lo que, inevitablemente, busca la condescendencia del público.
Alice Kinney, quien es interpretada por Reese Witherspoon, es una madre recién divorciada que, junto a sus dos pequeñas hijas, regresa a vivir a la casa de su madre (Candice Bergen), viuda de un cineasta muy reconocido. En su cumpleaños número 40 conocerá a tres chicos aspirantes a hacer cine: Teddy (Nat Wolff), George (Jon Rudnidsky) y Harry (Pico Alexander), quienes le enseñarán a Alice a vivir sin agobiarse por su pasado y disfrutar su presente, al mismo tiempo en que su ex desea recomponer su matrimonio.
La interacción que logra el ensamble actoral consigue ser fluida y natural, pero los personajes son simples y por lo mismo no aportan fuerza suficiente a la narración. Reese resuelve con facilidad la poca demanda de talento que pide la historia, pero gracias a eso también recae en una interpretación de poco valor. Los tres chicos que acompañan a Reese están intencionados en representar una personalidad específica: el carisma, el corazón y la inteligencia. Sin embargo, los tres personajes recaen en la misma línea de actuación de un nivel intrascendente. Ésto no es culpa total de los actores, sino de la forma en la que está escrito el guión.
La historia transcurre activamente gracias a que la interacción entre los personajes sucede de forma consistente, pues el diálogo se presta a todo ocurra de manera fluida y casual. La trama alterna momentos de comedia con otros dramáticos, pero los que son melancólicos no compaginan realmente con el ambiente simpático y colorido que se busca crear durante la película. Al momento de llegar al tercer acto, la historia trata de introducir un tono más serio pero incluso allí nunca sorprende, pues la realización no toma riesgos importantes. Al mismo tiempo, ésta misma ausencia de riesgos tampoco logra una experiencia memorable para un espectador común. El uso de estereotipos y las situaciones románticas ya muy manidas mantienen ese mismo tono de principio a fin.
La dirección de la película siempre se ajusta al estándar de una feel-good movie, es decir, una película edificante que busca apresurar los momentos de poco ánimo para llegar a contar los momentos más emocionante. Busca eludir las complicaciones de la vida cotidiana y resaltar los momentos de entendimientos felices, tanto que el optimismo que se expresa recae en lo irreal y evidencía la fantasía detrás de la historia. Al final, la armonía es el elemento que mejor se expresa en ésta historia, y nadie puede sentirse mal de que todo haya salido bien.
“Mi nueva yo” es un chick flick que difícilmente atraerá a un público amplio. Lo cursi o romántico de los problemas de Alice parecen sacados de una novela rosa en la que la chica soltera se encuentra al chico joven y guapo que decide luchar por un amor poco convencional a pesar del melodramático pasado de la misma protagonista. Lo demás es demasiado previsible.