Por Hugo Lara Chávez
Desde París
Dice un tango que el mundo fue y será una porquería. Y en eso coinciden, desde que la humanidad es lo que es, los estudiosos del pasado, y los profetas que han visto el horrible futuro que nos depara como especie depredadora y autodestructiva. Pero nadie más cruel con nuestro trágico destino que los cronistas de época, los novelistas, los dramaturgos y, desde luego, los cineastas. El director mexicano Alfonso Cuarón es uno de ellos, y nos deja bien claro, en una exclusiva charla durante una tarde en París, que rechaza clasificar a su última película, “Niños del hombre” (Children of Men), como un relato de ciencia-ficción, porque ha echado mano de una premisa futurista como excusa para abordar el índice de la actualidad: la migración, el terrorismo, el medio ambiente y, en especial, el desencanto colectivo. Así ha confeccionado una sobrecogedora historia llena de claroscuros, saturada de violencia y brutalidad, pero a la vez con una porción de ternura y humanismo que conmueve hasta las lágrimas.
Y en este viaje llamado Children of Men, Cuarón ha tenido inmejorables acompañantes: su ya habitual fotógrafo Emmanuel “Chivo” Lubezki, y los notables actores Clive Owen, Julianne Moore, y sir Michael Caine, un reparto de primerísimo nivel para un guión coescrito por el propio director y el tándem Timothy J. Sexton – David Arata – Mark Fergus – Hawk Ostby, que se sirvieron vagamente de la novela de P.D. James para conjugar en futuro los verbos del presente.
El nihilismo al estrellato
Children of Men se sitúa en una apocalíptica Inglaterra de 2027, gobernada por un régimen totalitario que persigue con saña para deportarlos a la multitud de inmigrantes que invaden su territorio. La decadencia mundial se ha acelerado debido a la inexplicable infertilidad de nuestra especie.
Theo (Owen) es un ex activista que sobrelleva su vida ociosa, hasta que reaparece en su camino su ex pareja, Julian (la guapa Moore), que forma parte de un grupo clandestino que pelea por los derechos de los inmigrantes. Julian lo involucra en la fuga de una mujer, Kee (Claire-Hope Ashitey), a quien desean entregar al denominado Proyecto Humano, una casi mítica organización dedicada a la salvación de la humanidad. Pero sus planes se complican cuando son atacados por terroristas nihilistas. Y Theo descubre, azorado, que Kee representa tal vez la última esperanza para los hombres.
Cuarón decide explorar, en el marco de esta trama, los temas que todos los días se ven sin empacho en las noticias de televisión: las guerras, las pugnas interraciales, los conflictos migratorios, el desastre ecológico. Mediante una realización impecable, el director ofrece una perspectiva sombría acerca de la coyuntura mundial actual y logra varios momentos de antología, como el entorno del personaje de Michael Caine, las persecuciones que tienen sabor de documental de guerra y la cruenta batalla en el ghetto de los inmigrantes.
Clive Owen, la política del actor.
La presencia de Clive Owen resulta fundamental en el cine reciente, algo que refrenda en Children of Men, donde le da vida a un personaje complejo, tal vez el más difícil de su carrera. “A diferencia de otros personajes protagónicos –nos comenta, en una entrevista— que son fuertes y heróicos, Theo es alguien vulnerable, un tipo que titubea y que le cuesta trabajo comprometerse. Fue un trabajo que supuso un enorme desafío para mí”.
Owen logra el retrato de un personaje humano, frágil pero a la vez noble y sensible, que abre los ojos ante la posibilidad de la esperanza, y que se convence, conforme avanza la narración, sobre la causa en la que se ve involucrado involuntariamente. Es cuando cobra mayor importancia la carga política y filosófica del guión. “Creo que esta película es muy política –explica con tono pausado, inmutable— y se refiere a temas fundamentales de nuestra actualidad: migración, medio ambiente, seguridad. Estoy en la película porque comparto la visión de Alfonso sobre la gravedad de esos asuntos”.
Por cierto, asuntos que en la película se miran con una lente depresiva y descarnada. “Quieras o no, eso afecta en cierta forma –describe— porque interpretas a un personaje que está sumido en un ambiente pesimista, y eso te pega, incluso fuera del set, de una u otra forma”.
Pero sin asomo de duda, se entusiasma cuando habla del resultado en pantalla de Children of Men. “Es una película muy original, inteligente, emocionante, que trata temas muy reales y que difícilmente veremos en otro lado como se ven aquí. Y creo que a final de cuentas no es una cinta depresiva”.
De qué se trata en una línea
En un futuro cercano, la humanidad se halla al borde de la extinción debido a la inexplicable infertilidad de nuestra especie.
Si te gustaron estas películas…
El jardinero fiel (The Constant Gardener, Fernando Meirelles, 2005)
La supremacía de Bourne (The Bourne Supremacy, Paul Greengrass, 2004)
Hasta el fin del mundo (Bis ans Ende der Welt, Wim Wenders, 1991)
Sugarland Express (Steven Spielber, 1974)
La batalla de Argel (La Battaglia di Algeri, Gillo Pontecorvo, 1966)
…No te pierdas Children of Men
Puntos a destacar
- La realización, con base en planos secuencias, planos abiertos y soberbias actuaciones que le dan un aspecto documental a todo el filme.
- La batalla en el ghetto de inmigrantes, filmada con un timing preciso que apenas permite respirar.
- Los personajes de Julianne Moore y Michael Caine, hechos de delicadas pinceladas.
- La música, que se acopla con sencillez al sentido de la trama.
- La interpretación del futuro cercano, satisfactoriamente logrado a partir de simples recursos.
La voz del eterno crítico
Dice Cuarón que no tiene obras maestras pero Children of Men es con toda certeza una película chida: una historia intrigante, un planteamiento de actualidad, una reflexión existencial, y la mano de un director grande. Pero además, es una película con la textura de la honestidad: porosa y áspera que, a pesar de su oscuro planteamiento, desliza una necesaria sensación de desahogo.
CUARON, CODEÁNDOSE CON LOS GENIOS
Hugo Lara: ¿Qué porcentaje de aportación espontánea hubo en el proceso de la realización de Children of Men?
Alfonso Cuarón: Hay un buen de eso, porque yo me siento a gusto de esa manera. Me gusta preparar meticulosamente para después echar todo por la borda. En especial fue un proceso muy minucioso y difícil la creación del marco sociopolítico de la trama. Yo no quería hacer una película de ciencia-ficción, no me interesaba hacer una película sobre el futuro, sino hacerla sobre el presente. Pero a la vez tenía que honrar la historia que sucedía en un futuro cercano, por eso hay momentos del 2027, hay aspectos de una tecnología más avanzada.
HL: ¿De modo que nunca fueron relevantes los artificios de los efectos especiales, sino el temario de la historia?
AC: No solo la historia, sino mantener el interés en el presente, porque quería explorar el estado de las cosas ahora, los temas que están forjando la primera parte del siglo XXI: migración, medio ambiente, terrorismo, la discusión de seguridad contra libertad.
HL: ¿Piensas que el hecho de que seas un director que proviene de un país del llamado Tercer Mundo te da una visión distinta sobre el estado de las cosas?
AC: No lo sabría (titubea), pero claro que me da una visión distinta, no sé si sea mejor o peor. Cualquier visión corresponde a tu experiencia y éstas son distintas a partir del lugar de donde vienes.
HL: Además, Children… es una película muy política, si se le compara incluso con la novela
AC: No tiene nada que ver con la novela. Lo único que tomé de ella fue la premisa de la infertilidad. Una vez que encontré que podía usarla como una metáfora de la creciente falta de esperanza que percibo en la humanidad, vi que podía ser un pretexto para explorar el estado de las cosas, especialmente sobre la inmigración.
HL: ¿Es ésta tu obra maestra?
AC: ¡Noooo! Yo no tengo obras maestras (ríe). Yo tengo algunas obras, maestro (ríe)
HL: ¿Pero es entonces tu película más política?
AC: Pues ahí tampoco sé, pero política y obras maestras no tienen nada que ver. Yo te puedo decir que la película que más me gusta es La Princesita, pero yo nunca veo mis películas una vez que las termino. Yo me quedo en la memoria con el proceso, más que otra cosa.
HL: ¿Cómo situarías a Children… en el formato de los géneros? ¿Ciencia-ficción, thriller…?
AC; Yo creo que es más bien una película de persecuciones, lo que se llama un chase movie. Esta película tiene que ver más con Sugarland Express, de Spielberg, que con Blade Runner.
HL: Veo además otras conexiones con varias películas setenteras, incluso en su apariencia, yo la situaría entre un spaguetti western y Cuando el destino nos alcance…
AC: (Ríe) Ándale, esa es la combinación. Ahora, la verdad, la película de referencia más que otras, es La Batalla de Argel, de Pontecorvo.
HL: ¿Y cómo estableciste la forma de realizar la película, con base en planos secuencias, el montaje, etcétera?
AC: Cuando hablaba con el Chivo Lubezki, comentamos que a pesar de que el lienzo era mucho más grande y el valor de producción brutalmente mayor, el acercamiento a nuestra trama tenía que ser idéntico a como fue en Y tu mamá también, y entonces pusimos reglas: personajes y contexto social debían tener el mismo peso, eso quiere decir, por ejemplo, que no hay close ups para no darle más importancia al personaje frente al contexto social. Junto a eso, definimos que no usaríamos el montaje para crear efecto, sino más bien tratar de crear un momento honesto.
HL: Hay además muchos detalles en la película, como de pronto se ve también en Y tu mamá también…
AC: La película está llena de detalle. Más que estar haciendo montaje, yo como director prefiero recrear un momento de verdad y llenarlo con información contextual. Y lo que sucede es que a lo mejor pierdes cierta información pero ganas por otro lado. Es decir, tu ojo es el que va a ser el filtro selectivo, no mi cámara. Tu ojo va a ser el que decida si quiere enfocarse más en la cara de Clive Owen o en los elementos de alrdedor que están en el cuadro
HL: ¿Cómo convenciste a Julianne Moore que hiciera su personaje, con las dificultades y agraventes que tiene?
AC: Creo que la gente como ella se conectó con lo que tratamos en esta película. Es muy sintomático el hecho de que hay muchísima gente que está realmente preocupada con el estado de las cosas actuales, y muchos vieron que esta película trataba de reflejar eso.
HL: ¿Digamos que esa gente a la que te refieres pudiera ser el equivalente en tu película a lo que es el Proyecto Humano?
AC: Es que la verdad, así como no me interesó explicar la razón de la infertilidad, sino que la usé sólo como metáfora, el Proyecto Humano no es más que una metáfora acerca de la evolución del espíritu humano. Estamos viendo una época donde es necesaria la transformación. Pero no creo que esa transformación pueda suceder vía la política o una ideología. Yo creo que sí puede suceder a partir de la evolución del espíritu humano. Yo creo que esa evolución está sucediendo ahora, fundamentalmente con la generación joven.
HL: Supongo que por esto mismo, en medio de tanta oscuridad en tu relato, optas por una salida optimista
AC: Ha estado muy dividida la opinión, hay mucha gente que piensa que es una película pesimista y otros que dicen que es optimista. Igual que una serie de gente católica que dice que el final es un final católico. La película es acerca de la esperanza pero no quisimos dictar un sentido de la esperanza. Y tratamos al final, nada más sugerir la posibilidad de la esperanza. Y cada miembro del público ha estado proyectando todo desde sus propios puntos de vista.
HL: Si hay un personaje que llena de esperanza la película es el de Michael Caine ¿Cómo lo confeccionaron?
AC: Así estaba sugerido desde un principio y cuando hablé con Michael me empezó a platicar que había conocido a John Lennon y demás. Yo pensé que nada más estaba presumiendo de sus amistades (ríe). Cuando estábamos haciendo pruebas de maquillaje y vestuario, Michael se caracterizó y cambió su lenguaje corporal y su voz. Empezó a hablar como Lennon. En ese momento llegó su esposa a la habitación, se paró a su lado y preguntó “¿no han visto a mi esposo?”. ¡La propia esposa no lo reconoció!. Queríamos un personaje que fuera un oasis de optimismo, que representara a esa generación que en algún momento trató de buscar esa posibilidad de la evolución del entendimiento. Y la música tenía que ser un reflejo de ese personaje. Otro detalle: si no me equivoco, es la primera vez que Michael Caine en una película, fuma mota y se pedorrea… ¡SIR Michael Caine! (ríe)

