Por Hugo Lara Chávez
Desde Cabo San Lucas
Hay una lista de ítems que todo actor intenta cumplir para ser tomado en serio en Hollywood. Entre otros, deben comprar una casa en Malibú; participar en alguna campaña política; colaborar en obras de beneficencia y hacer al menos una película donde figuren como rigurosos entrenadores de un equipo de perdedores, un émulo de Og Mandino que echa adelante a un puñado de pandilleros en una dura prueba de temperamento, sea cual sea el deporte.
En esta transición se encuentra Dwayne ‘The Rock’ Johnson, el musculoso actor de origen hawaiano que saltó a la fama como el Rey Escorpión y que rápidamente se acomodó en la cima del top ten de los fortachones del cine. Pero formar parte de este club generalmente va en detrimento de la reputación intelectual, algo que tal vez el propio The Rock observó y decidió subsanar, buscando roles que le supusieran algún desafío y le abrieran paso hacia el prestigio, primero autoparodiándose en Tómalo con calma (Be Cool, 2005), como un exótico guardaespaldas gay; y ahora, en Gridirion Gang (2006), asumiendo un papel dramático: en efecto, el de un entrenador de fútbol americano que motiva a un grupo de adolescentes delincuentes en un reformatorio, con quienes forma un equipo que compite con en una liga de equipos colegiales.
“Sin duda que una historia como ésta me impulsa como actor –nos dice Dwayne, durante una charla con el que escribe, — hay grandes películas de deportes que se han hecho antes, como Duelo de Titanes, una de mis favoritas, que son muy inspiradoras. Pero me parece que la historia de Sean Porter, los problemas que debe enfrentar y su preocupación por los muchachos a su cargo, que pueden morir al salir a la calle, es un conflicto que no se ha tocado a fondo en otras películas. En ese sentido, el personaje de Sean tiene un desafío tremendo en esencia”.
Dwayne es acompañado en esta cinta por el rapero Xzibit, en el papel de su fraterno colaborador, además de Leon Rippy, L. Scott Caldwell, Jade Yorker y Jurnee Smollett, entre otros.
La patada inicial, con el pie derecho
Gridirion Gang está basada en una historia real, acerca del entrenador Sean Porter. Hay incluso un documental para la televisión sobre su obra, dirigido en 1993 por Lee Stanley, del cual por cierto se muestran algunos fragmentos en la secuencia de créditos finales de la película. Es notable que este detalle le confiere cierta autenticidad al drama, por el hecho de descubrir las presencias reales de esos personajes, el rostro de los seres de carne y hueso detrás de los de ficción.
“Pasé mucho tiempo conversando con Sean, primero por teléfono y luego nos visitó en el set –explica Dwayne— Lo primero que hice fue ver el documental, que me impresionó mucho, sentí su honestidad con respecto a la historia de los chicos. Cosas como el personaje de Kenny Bates, que a través de jugar fútbol americano logró encontrarse con su madre”.
Esta textura de realidad se torna aún más visible a través de la lente del director Phil Joanou, que sale bien librado como guía para encaminar una historia convencional por atajos impredecibles y que tiene un ojo educado para el registro documental y su traslado a la ficción,. Y aquí sus credenciales lo avalan: el ya clásico documental U2 Rattle and Hum (1988), sobre una gira de la icónica banda irlandesa, además de otras cintas como Estado de Gracia (State of Grace, 1990).
Primero y diez, en locaciones reales
Girdirion Gang comienza a funcionar sobre las convenciones del género, pues se pone adelante otra vez la historia edificante de un ex jugador, en este caso de fútbol americano, que decide implementar un programa de deportes para librar del mundo delincuencial a unos chicos desubicados. Como es predecible, en este grupo de vándalos está el surtido rico de estereotipos: el rebelde indomable que aprende la lección y se vuelve compañero solidario; los rivales de barrio que dirimen sus diferencias civilizadamente en los vestidores y el campo de juego; el chico marginado y tímido cuya madre le da la espalda; el alegre mozalbete que anima a todos en las buenas y en las malas; y el guía exigente que encarna la figura paterna; etcétera.
Pero cuando parece que no hay remedio más que seguir por las veredas de siempre en este género, entre el sermón y el melodrama, el olfato del director nos abre paso hacia la sorpresa del detalle, hacia los hallazgos entre lo pequeño. “Creo que el trabajo del director fue sensacional –asegura Dwayne— Tuvimos que filmar en locaciones auténticas, en el reformatorio. Phil aportó su talento y experiencia para retratar esos espacios. En las escenas de fútbol americano quiso que se respirara verdaderamente el ambiente de las acciones, la cámara estaba adentro de las jugadas, para que la gente sintiera los golpes y la adrenalina. Pero lo más importante es que, incluso quien no entienda las reglas de este deporte, puede involucrarse emocionalmente con la historia de cada chico”.
Con la noción de hacer una historia real, el director vuelve la imagen granulosa, de colores ocres; se sirve de una cámara de nerviosa movilidad; retrata la sordidez antiturística de los barrios negros de Los Angeles; y nos muestra el juego del fútbol americano con toda su rudeza, con escenas del juego filmadas a ras del pasto. Luego, otorga pinceladas a la relación entre el protagonista y su madre desahuciada, que resulta la llave de los dramas periféricos. En este entramado, Gwen deja de ser por instantes The Rock y la sangre le irriga las venas, lo vuelve real. Y en ese momento la película se despoja de la monotonía.
El Eterno Crítico
The Rock tendrá que hacer más para romper con la etiqueta de actor-australopitecos que lo tiene marcado y ganarse el estatus de actor-serio, pero en su lista de ítems para lograrlo hay que palomear éste que ha cumplido con satisfacción. Gridirion Gang, en su mediana estatura como obra de cine, sale adelante con la dignidad de entretenimiento bien administrado.
De qué se trata en una línea
Sean Porter presta sus servicios en un reformatorio, y decide motivar a los internos, adolescentes delincuentes y sin futuro, formando un equipo de fútbol americano, Los Mustangs, que participan en una liga colegial.
Si te gustaron estas películas…
Un domingo cualquiera (Any Given Sunday, Oliver Stone, 1999)
Los dueños de la calle (Boyz n the Hood, John Singleton, 1991)
Friday Night Lights (Peter Berg, 2004)
Duelo de Titanes (Remember the Titans, Boaz Yakin, 2000)
No te pierdas Gridirion Gang
Puntos a destacar
- Las escenas de fútbol americano, filmadas con destreza para transmitir verosimilitud.
- La secuencia de créditos finales, con fragmentos del documental original donde aparecen las personas que inspiraron esta historia.
- La textura de la película, que retrata con sello de documental los ambientes de los suburbios pobres de Los Angeles y de la correccional.

