Por Miguel Ravelo
Nacido en Cuyahoga Falls, Ohio, en 1953, y habiendo iniciado su carrera como director de cine en 1980 con “Permanent Vacation”, no existe una década en la que Jim Jarmusch no haya encontrado la forma y el lenguaje para mantenerse vigente como uno de los directores emblemáticos del cine independiente estadounidense. Basta revisar algunas de sus obras, que resultan definitivas como ejemplos de cine alejado de los grandes presupuestos, pero no por ello menos relevante o carente de influencia: “Más extraño que el paraíso”, “Bajo el peso de la ley” y “El tren del misterio”, todas ellas de los años ochenta; “La noche en la tierra”, “Hombre muerto” y “Ghost Dog: el camino del samurai” en los noventa; “Café y cigarrillos” y “Flores rotas” en los dos mil; y “Sólo los amantes sobreviven” y “Paterson” en la más reciente década, sólo por mencionar algunas. A siete años de su último largometraje de ficción, llega “Padre madre hermana hermano”, la primera película de Jarmusch en los dos mil veinte.
Con “Padre madre hermana hermano”, Jarmusch nos ofrece un absorbente tríptico sobre las dinámicas familiares y lo complejo de las relaciones con aquellos con los que compartimos lazos sanguíneos. Analizando con notable filo y sagacidad un momento único en la vida de tres familias, Jarmusch nos habla de la distancia entre padres e hijos; de las pérdidas y duelos, tanto de familiares que murieron, como de algunos que el destino separó irremediablemente; de decisiones de vida que resultan en distanciamientos insalvables, convirtiendo a nuestros más cercanos en seres que cada día se vuelven más ajenos. Y, por otro lado, la comprensión y entendimiento únicos que puede haber entre familiares que la vida, por diversas situaciones, ha mantenido alejados.
Para contar estos breves pero significativos instantes en la historia de tres familias profundamente disímiles, Jarmusch contó con un elenco inmejorable: en el primer segmento, “Padre”, dos hermanos (Adam Driver y Mayim Bialik) visitan a su padre (Tom Waits), el cual estuvo ausente la mayor parte de sus vidas e inventa constantemente enfermedades o reparaciones en su casa para recibir apoyo económico de sus hijos. En la segunda viñeta, titulada “Madre”, dos hermanas (Vicky Krieps y Cate Blanchett) llegan al tradicional encuentro anual en casa de su madre (Charlotte Rampling), una exitosa escritora con una vida en apariencia envidiable, pero incapaz de tener una conexión real con sus hijas. Para terminar, llegamos a “Hermana hermano”, en donde presenciamos el reencuentro de unos gemelos (Indya Moore y Luka Sabbat) para decidir el destino de las pertenencias de sus padres, fallecidos en un accidente aéreo.
Jarmusch decidió, acertadamente, situar cada una de las historias que conforman su película en ciudades en donde el ambiente y las costumbres de sus habitantes no podrían ser más diferentes: Estados Unidos, Dublín y París. Es a través de esta aparente lejanía y diversidad entre sus locaciones en donde Jarmusch desarrolla historias profundamente humanas, en las que las relaciones entre los personajes pueden ser tan significativas que el lugar en donde cada uno habita pasa a segundo plano. Jarmusch pone especial atención en que cada detalle, por mínimo que parezca, sea revelador y nos permita conocer dinámicas familiares no mostradas a cuadro, pero elaboradas a detalle para que los espectadores se hagan una idea clara de lo que fue la vida de estos personajes antes de encontrarnos con ellos en estos breves instantes.
Un elemento que resulta muy atractivo en las tres historias que conforman “Padre madre hermana hermano”, son los ecos que podemos encontrar en ellas. Guiños, frases, momentos que ocurren en un parpadeo, pero a través de los cuales el director nos habla de conexiones universales; parecería que estas historias son independientes una de otra, pero de pronto, una fotografía mostrada en apenas unos cuadros, o alguna sugerencia en los diálogos que conforman el guion, autoría del propio Jarmusch, revelan que estas familias podrían estar más relacionadas de lo que creemos. Inclusive el director muestra detalles o situaciones que parecerían no tener conexión alguna con las historias que nos está contando, pero que, al aparecer en las tres historias, nos ofrecen nuevos significados y pistas por explorar una vez terminada la película.
Para Jarmusch, una sola visita, una tarde de té entre los miembros de una familia, puede ofrecer un panorama completo y complejo de lo que ha sido la vida de sus personajes. Esta visión, enriquecedora y fascinante, nos hace reconocernos en situaciones particulares de cada historia. Con una visión puntual, Jarmusch consigue hablarnos de decenas de situaciones en tan solo tres historias, en apariencia breves, pero con un contenido que invita a explorar cada expresión y cada diálogo. Es una notable muestra de un realizador que aprovecha la historia de cada espectador para enriquecer y dar nuevos significados a aquellas que él mismo nos brinda.
Tras su exitoso paso por el Festival de Cine de Venecia, en donde fue galardonada con el León de Oro a la Mejor Película, “Padre madre hermana hermano” será estrenada a finales de diciembre de 2025 y distribuida a través de la plataforma Mubi.

