Por Miguel Ravelo

El jueves 18 de marzo de 2021 tuvo lugar, completamente en línea, la inauguración de la onceava edición del Festival Internacional de Cine de la UNAM, certamen que durante poco más de una década ha conseguido llevar a los espectadores algunas de las propuestas cinematográficas más arriesgadas y provocativas. Como muchos de los festivales de cine y otros eventos culturales hoy en día, el FICUNAM optó esta vez por una edición virtual, adaptándose a la situación sanitaria en la que se encuentra el mundo y que, luego de un año de haber iniciado, sigue siendo parte de nuestra nueva realidad. FICUNAM, en asociación con varias plataformas en línea, ofrecerá durante diez días extraordinarias propuestas cinematográficas que retratan diversas realidades; trabajos de realizadores que resisten y alzan la voz en un mundo que cambió para todas las personas del planeta.

Una de las secciones del Festival es “Ahora México”, en la que participan ficciones y documentales que buscan alzarse con el Premio Puma México a la mejor película dentro de la competencia mexicana. La primera participante dentro de esta categoría es el documental “La Mami”, coproducción entre México y España realizada, escrita y fotografiada por Laura Herrero Garvín. Su propuesta llega a FICUNAM luego de recibir la Mención Especial para Largometraje Documental Mexicano en la 18ª edición del Festival de Cine de Morelia, y de alzarse con el premio al Mejor Documental Internacional del Festival Tempo de Documental en Suecia.

¿Pero quién es “la Mami”? Para saberlo, el documental nos lleva al “Barba Azul”, un cabaret ubicado en la Colonia Obrera de la Ciudad de México, que abrió sus puertas en 1950 y fue parte de la época dorada de los clubes nocturnos de la ciudad. Hoy sobrevive recibiendo aún a los visitantes que llegan al lugar para consumir una copa y bailar, a cambio de una corta suma, con las mujeres que trabajan ahí. Pasando algunas de las mesas que rodean la pista de baile se encuentra una escalera que conduce a los baños de mujeres. Al entrar a ellos se pude ver a una mujer mayor, sentada serenamente, viendo pasar el tiempo o platicando con alguna joven. Ella es Olga, “la Mami”, una mujer que comenzó trabajando, como ellas, como compañera de baile de los asistentes, y que con el paso del tiempo fue volviéndose una especie de guía y consejera de las jóvenes que trabajan en el local.

Desde un inicio, Laura Herrero nos hace saber que el espacio en el que pasaremos la mayor parte del tiempo es en el baño de mujeres del Barba Azul. Un reducido espacio en donde se retratan algunas de las más duras y presentes realidades de México. Lo que ocurre fuera de los sanitarios, las mesas del lugar, la pista de baile, será apenas visto en un par de ocasiones. Es un mundo muy diferente al que existe dentro de los servicios sanitarios del lugar. Un reducido espacio que se volvió un lugar de paz para las trabajadoras del local. La Mami observa, recibe las pertenencias de las chicas, maneja el guardarropa, se encarga de la limpieza del baño, vende cuadritos de papel sanitario por una propina que rara vez recibe, regaña a alguna clienta del lugar que no hizo caso de no jalar la cadena del baño… la Mami es dueña y señora de su espacio y nosotros somos sus invitados, quienes en silencio contemplaremos cómo los años le han dado la posición de consejera: escucha la difícil vida de las jóvenes, la reprende, las aconseja. Muchas se irán, otras vendrán, y la Mami continuará ahí, haciéndose amiga de algunas, enemistándose o ignorando a otras, pero todas mostrándole un respeto hacia la que saben es alguien que pasó por todo lo que ellas viven día a día y aun así resiste, asiste diariamente y les brinda su apoyo y atención.

La visión de Herrero tras la cámara es sensible y aguda, y al realizar ella la fotografía de la película, obtenemos un acercamiento privilegiado hacia sus protagonistas; nos confina junto con la Mami en este lugar de trabajo que se ha vuelto su mundo, y junto a ella escuchamos y descubrimos la vida diaria de las mujeres que bailan en el Barba Azul. Herrero también nos coloca del otro lado y nos permite conocer a Priscila, coprotagonista del documental. Ella es una mujer que se vio obligada a conseguir el trabajo de bailarina y acompañante en el bar debido al cáncer que sufre su hijo y cuyas terapias son de un costo muy alto. A través de su historia y del resto de sus compañeras, Herrero nos permite conocer la realidad de estas mujeres, las protegidas de la Mami, las que pasan con ella por algún consejo antes de salir por esa puerta, bajar las escaleras y verse envueltas otra vez en un mundo de alcohol, humo de cigarrillos y hombres bebidos que deben aprender a controlar y soportar. La Mami sabe por lo que está pasando cada una, pues ella misma estuvo en su lugar hace muchos años, y sabe que la menor debilidad de carácter volvería imposible el sobrevivir en ese ambiente. Que es su labor volver a “sus hijas” duras, hacerles entender que les tocó vivir una realidad brutal y muy difícil, y que ella va a estar ahí para escucharlas. Hasta el fin de sus días.

Director: Laura Herrero Garvín Guion: Laura Herrero Garvín. Productor: Laura Imperiale, Patricia Francesca, Laia Zanon y Laura Herrero Garvin. Fotografía: Laura Herrero Garvín. Edición: Ana Pfaff y Lorenzo Mora Salazar. Compañía productora: Cacerola Films. Música: Josué Vergara. Sonido: Eloisa Diez y Heidy Carranza. Año: 2019. Color: color. Duración: 82 min. País: México- España