Por José de Jesús Chávez Martínez
Algunas ciudades de países económicamente poderosos y altamente desarrollados también enfrentan problemas de urbes situadas en naciones con menor progreso, específicamente la desigualdad social, tal como lo muestra “Enséñame el camino a casa” (“Lead me home”), de Pedro Kos y Jon Shenk, un documental que compite por un Óscar este 2022.
Parecería en el imaginario popular que las problemáticas sociales se verifican prácticamente en todo el mundo, menos en la nación líder y la mayor potencia internacional: los Estados Unidos de América, tierra de oportunidades y de cumplimiento del multicitado “sueño americano”, que a veces es realmente una utopía, ya que las bonanzas no están garantizadas para todos, ni siquiera para los mismos estadounidenses.
Los directores Kos (brasileño avecindado en Los Ángeles) y Schenk, ambos especialistas en el género documental, se encargan de exhibir ese lado cruel de la realidad que se presenta en tres ciudades de la costa oeste cuyos gobiernos se declararon en estado de emergencia en cuanto a la atención de la indigencia, lo cual resulta una ironía para ojos inocentes o crédulos: Los Ángeles, Seattle y San Francisco, metrópolis presentadas en varios productos audiovisuales (cine, televisión o redes sociales) únicamente como lugares cosmopolitas y de alto valor gracias a las industrias que en ellas se desarrollan.
Los protagonistas del filme son varios “homeless” de esas tres urbes que son instados a contestar preguntas frente a la cámara con la finalidad de indagar cómo es que llegaron a una situación de calle y así evaluar su vulnerabilidad y conocer sus necesidades. Las respuestas indican varias causas: falta de empleo, violencia, discriminación por orientación sexual, altos costos de vida y desintegración familiar.
Está el caso de Luis Rivera, un inmigrante (al parecer) que no encontró ese “american dream” y se vio obligado a establecer una tienda de campaña, aunque al menos encuentra una pareja sentimental; o de otra mujer afroamericana que trabaja como afanadora, pero no tiene un hogar, una casa, y duerme en un albergue para damas; o de un bailarín que ejecuta sus presentaciones en el Paseo de la Fama de Hollywood y que tiene veinte años viviendo en la calle. Igual la situación de una joven pareja que está a punto de tener un hijo.
El drama sin duda impacta las conciencias y hace sentir pena por estos personajes desvalidos, pero también mueve a la reflexión sobre el alto costo de la vida en ese país en el que muchos, más de medio millón de personas, enfrentan una brutal disyuntiva: o comes o pagas renta. La respuesta es obvia. La paradoja es que, si alguien consigue un empleo, la ayuda en cupones de comida le es suspendida, tal como le ocurre a una madre de familia.
“Enséñame el camino a casa” describe, y explica un poco menos, esta dura problemática con primeros planos de los desamparados entrevistados, en combinación con travelings panorámicos en tomas aéreas (uso del dron) que resultan espeluznantes y contrastantes, ya que en algunas escenas a unos metros de los típicos conjuntos de rascacielos y edificios departamentales están los campamentos y vehículos improvisados como casas habitación de estos desfavorecidos.
Muchas estampas de las aglomeraciones que en esta cinta se muestran debajo de puentes vehiculares no difieren mucho de las que hay en la Ciudad de México o en Sao Paulo o en Madrid, por citar algunos ejemplos similares. Son los remanentes de las tan trilladas contradicciones del capitalismo que, lejos de ser debatidas y discutidas, algo tienen de ciertas y se contraponen a uno de los derechos elementales de las personas: la vivienda. Este documental, disponible en Netflix, sin duda demanda que alguien haga algo.
Título original: Lead me home. Año: 2021. Dirección: Pedro Kos y Jon Shenk. Producción: Bonni Cohen, Serin Marshall, Richard Berge. Productoras: Actual Film Productions, Vulcan Productions. Fotografía: Jon Shenk. Edición: Pedro Kos, Don Bernier. Música original: Gil Talmi. Duración: 39 minutos.