Por Ulises Pérez Mancilla
Hoy Lucía Carreras puede darse el lujo de presentarse como una guionista cuyo trabajo ha formado parte del festival de Cannes. No es de todos los días (sino pregúntenle a Elisa Miller y su temprana Palma de Oro), pero tampoco es una grata casualidad. Lucía, forma parte de una de esas nobles alianzas que surgen tras bastidores del cine: se convirtió en coautora de Año Bisiesto por azares del destino, en los que tuvo mucho qué ver Edher Campos, quien a través de Machete Producciones tomó desde 2009 las riendas y el compromiso de producir, junto con Luis Salinas, la ópera prima de Lucía: Nos vemos, papá.
Favorecido doblemente con el Programa de Estímulo a Creadores, en las áreas de Desarrollo de Proyectos y Escritura de guión, ambos otorgados por el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), el proyecto de Carreras actualmente busca consolidar su financiamiento (de un costo aproximado de 17 millones y medio de pesos) a través de las vías más recurrentes en México (226, FOPROCINE, coproducción extranjera). Sobre esta etapa cruel (más burocrática que creativa) la autora opina: “aún cuando nos hemos acostumbrado a hacer cine con pocos recursos, en ocasiones muy guerrillero, de todos modos los fondos no son fáciles de amarrar”.
Como si disfrutara con los retos, Lucía tampoco tiene un guión sencillo en sus manos: En un intento por desafiar la separación que implica la muerte de su padre, Pilar da rienda suelta a su maravillosa locura y se entrega a vivir con él como un ser imaginario. Dejando salir un anhelo inconsciente de una relación romántica. Su familia tratará de desentrañar el misterio que es ahora su vida y ella luchará por estar con él, de quien parece nunca podrá separarse. Se trata de un guión devastador por lo que respecta a su historia de contexto terco, arraigado y de felicidad confusa más allá de la existencia; y cuya premisa relata un duelo de muerte extremo, agridulce, nunca finiquitado, protagonizado por muertos en vida y fantasmas rebosantes: presentes, pasados, futuros, todos interconectados por el desplazamiento de sus almas hacia el vacío del otro: el hastío de saber que sólo se está lleno con el otro.
Nos vemos, papá es un guión sumamente trabajado y se nota: “el tiempo de escritura de un guión me parece muy relativo. Creo que jamás se deja de escribir, aún sigue en reescritura cuando está en la sala de edición; por tanto, sería absurdo hablar de tiempos. Pero es una realidad que he trabajado esta historia hace ya unos cuantos años. Es un proyecto cercano y personal. Si bien no está inspirado en una situación personal, sí explora temas que me resultan fundamentales como mujer y como ser humano”. Hasta el momento, la película de Lucía Carreras estaría protagonizada por Verónica Merchant (Principio y fin), Daniel Martínez (Chicogrande) y Gabriela de la Garza (Las Aparicio), además de la posible participación de actores argentinos como Arturo Goetz (La sangre brota) y Lorenzo Quinteros (La sonámbula), “a quienes les interesa y gusta mucho el proyecto”.
TRES PREGUNTAS PARA LUCÍA
1) ¿Qué opinas acerca de lo dicho por el crítico Ayala Blanco con respecto a que México es un país de óperas primas?
Por una lado me parece muy bueno que se hagan tantas operas primas, es decir, muchas carreras que arrancan. Pero por el otro lado, está la tristeza de que es tan difícil la producción que pasar a una segunda película es igual de complicado que hacer la primera, a veces pareciera que hasta más. Es tristísimo que los realizadores tengan que esperar tantos años para ver sus proyectos en pantalla y para poder tener una continuidad. Si revisamos filmografías, resulta increíble que hay realizadores que hacen películas a veces hasta con diez años de diferencia y, estoy segura, que no es por decisión personal, sino por las propias condiciones tan deficientes que se dan en el país. Si pensamos en lo anterior, es como si estuvieran haciendo permanentemente operas primas, aún con obra filmada previamente.
2) ¿Consideras que debería haber un fondo especial para los directores debutantes, independiente al FOPROCINE?
Estoy convencida que lo debería haber, es desgastante llegar a esa primera película. En países como España, hay esquemas más claros que apoyan la realización de un filme para directores debutantes y eso ayuda a iniciar con mayor fuerza y menos desgaste las carreras. Lo que sucede en México a veces es muy enredado, si no tienes filmografía cuesta más trabajo encontrar financiamiento, pero para tener filmografía se necesita tener un primer financiamiento, el eterno círculo que se ve en muchos ámbitos. Además, los fondos estatales son tan insuficientes que muchos proyectos, que valen la pena, tienen que ser descartados.
3) ¿A qué dificultades te enfrentas al querer levantar una película en un país como el nuestro?
De entrada creo que el principal problema es consolidar el financiamiento, En segundo lugar, viene el otro problema evidente que es la cuestión de ser “bendecido” por la elección de una distribuidora que, finalmente, se encargará de hacerte llegar a las pantallas con todas las reticencias posibles si no tienes elementos muy comerciales.
Por último, la “maravillosa” situación con los exhibidores que, gracias a nuestra Ley Cinematográfica, pueden relegar las películas mexicanas a salas pequeñas y pocas semanas… Hacer cine en nuestro país es una labor titánica, de ahí que cuando doy clases siempre les digo a mis alumnos “si quieren hacer cine tienen que pensar que están escogiendo una vida, no una profesión”.
Verónica Marchant.
EN LA FOTO DEL INICIO: Lucía Carreras