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Del odio al amor, o viceversa, hay un margen muy pequeño, como la literatura y la música romántica nos han venido demostrando hace rato, y ahora reivindica el francés André Techiné en el drama de adolescentes “Quand on à 17 ans” (Cuando se tienen 17 años), donde dos muchachos que viven en los Pirineos, y que comparten instituto, alimentan una enemistad que oculta una atracción. El veterano cineasta galo se enfrentó en esta jornada dominical de la 66 Berlinale con los menos experimentados Ivo M. Ferreira y su epistolar “Cartas da guerra”, y Anne Zohra Berrached con “24 wochen”, sendas historias de seres desbordados por circunstancias inesperadas que les superan.

Techiné, viejo conocido aquí en Berlín, se fue al sud-oeste francés para hacer de la verde campiña pirenaica una protagonista más de “Quand on à 17”, viaje a la conciencia adulta de dos adolescentes que se repelen y se agreden, hasta que la madre de uno de ellos decide unirlos bajo el mismo techo, en su casa, para acabar con esa enemistad sin sentido, que en realidad es otra cosa…

Sandrine Kiberlain, Kacey Mottet Klein, Corentin Fila y Alexis Loret protagonizan este drama rural e iniciático, y llevan sobre sus hombros buena parte del poder de convicción del film, aplaudido este domingo en el Berlinale Palast.

Por su parte, el portugués Ivo M. Ferreira ha recurrido a una materia prima poco usada por el cine (aunque en ocasiones tan bellamente como en la “Tierras de penumbra / Shadowlands”, de Richard Attenborough), la correspondencia postal, para contar la experiencia bélica de un médico militar en la olvidada guerra por la independencia de Angola, allá por los años 70 del pasado siglo. Ese doctor no es otro que el luego famoso escritor luso António Lobo Antunes, quien fue movilizado a la agonizante colonia portuguesa mientras su mujer quedó embarazada en Lisboa.

Ferreira elige una óptica ética y estética de autor para ilustrar en blanco y negro estas cartas, declamadas por una voz que no es la de su autor, sino femenina (tal vez la receptora), y que siguen la dura experiencia de un conflicto armado acrecentada por la nostalgia y la absurdidad de una distancia cuando a miles de kilómetros su mujer se enfrenta sola a la maternidad. Tal vez sea precisamente esa manera de contar la que limita y reduce las posibilidades de “Cartas da guerra” al circuito de festivales y las salas especializadas.

Más accesible y más intensa por ello es la alemana “24 wochen” (24 semanas), de la alemana del Este Anne Zohra Berrached, en la que se cuenta el dilema de una mujer embarazada (espléndida Julia Jentsch, revelada hace más de una década en “Sophie Scholl”) que debe decidir sobre tener o no tener la criatura que porta en su seno, después de que los médicos le avisan de que nacerá con problemas cardíacos y síndrome de Down. Esas 24 semanas del título son el plazo legal que tiene para abortar.

Berrached, coautora del guión junto a Carl Gerber, nos familiariza con su personaje central, una vitalista actriz cómica, que ha hecho del humor su profesión, y lleva una vida holgada y feliz al lado de su marido y representante, y el hijo que ambos tuvieron antes. Como en las precedentes cintas de la cineasta alemana, se trata de una mujer obligada a tomar las riendas de su destino y responsabilizarse de un dilema moral profundo y vital.