Por Diego Martínez
Desde San Miguel Allende.
Las calles de San Miguel Allende lucen por su impactante arquitectura, el comercio tradicional y el ya usual paso de transeúntes y habitantes tanto locales como extranjeros. Sin embargo, durante estos días las personas comienzan a congregarse alrededor de las carpas con letras y alfombras rojas, así como los grandes carteles que anuncian el inicio del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF).
A la par de los prolegómenos, dentro del antiguo teatro Ángela Peralta, se lleva a cabo la Conferencia Magistral de Angélica María, uno de los personajes homenajeados por el festival y actriz muy querida en México. Y aunque el evento desluce por la falta de audiencia, consecuencia quizá de haberlo apresurado incluso antes de inaugurar el festival, la homenajeada no pierde la oportunidad de entonar una pequeña estrofa de A dónde va nuestro amor coreada por su público.
Alrededor de las 7 de la noche, el andar de las horas ha ido acrecentando el espíritu carnavalesco entre las callejuelas de San Miguel Allende que se adornan con el desfile encabezado por la “Novia de México” montada en calandria, repartiendo besos y perseguida por banda de viento, mojigangas y un gran número de admiradores. Fue así como la homenajeada arribó a la alfombra roja que la esperaba afuera de los Cines Aldama, donde se llevaría a cabo la ceremonia inaugural dirigida por los actores mexicanos Damián Alcázar y Aracelia Ramírez.
El reconocimiento a la larga trayectoria de Angélica María (nacida en Nueva Orleans en 1944, hija de la legendaria productora Angélica Ortiz) comenzó cuando ella tenía apenas cinco años al interpretar el personaje de Miguelito en la película “Pecado” (1951), del productor Gregorio Wallerstein, y se ha extendido a lo largo de diferentes momentos del cine mexicano. Fue reconocida desde pequeña por películas como “Una mujer decente”, “La hija de la otra”, “Los amantes”, “Fierecilla” o “Mi esposa y la otra”, en donde interpretó el papel de Carmelita que la hizo acreedora al premio Ariel a la corta edad de seis años.
La historia fílmica de Angélica María implica abordar la época de oro del cine mexicano, en donde actuó junto con Pedro Infante en “Los Gavilanes” y quien en alguna ocasión, asegura, la reconoció porque, al igual que él, “ella hablaba con los ojos”. Pero implica también abordar el cine acrítico y de narrativas “entretenidas y picarescas” realizado durante una época en la que la censura formó parte fundamental de su hacer. Fue en ese contexto que películas como “5 de chocolate y 1 de fresa” (1967), en donde Angélica María interpreta a una novicia que consume hongos alucinógenos, han sido consideradas por su espíritu (aunque ingenuo) revolucionario: “La película era mucho más fuerte, pero se hicieron muchas concesiones porque políticamente no se podía hablar de nada”, aseguró la actriz.
Angélica María también participó en “Ya sé quien eres” (Te he estado observando, 1970), el único filme como director del escritor José Agustín. Otras de sus películas son “Los signos del Zodiaco” (1962), “Perdóname mi vida” (1964), “Alguien nos quiere matar” (1969), “Penthouse de la muerte” (1977), “La guerra de los pasteles” (1978), “To Kill a Stranger” (1983), y en años recientes”Mar de sueños” (2007) y “El viaje de Queta” (2014), de próximo estreno.
La trayectoria de Angélica María se ha extendido con resultados disímiles al teatro, música y telenovelas, pero es por ello que la vida de esta mujer (que ahora se inunda en halagos y piropos) se esboza como el reflejo de diversos momentos históricos y emblemáticos, tan contradictorios como enriquecedores, de la cultura popular mexicana.
Así, hacia el final del primer día del festival, que concluye con la ceremonia inaugural en la que acapararon el tiempo los espaldarazos gubernamentales e institucionales, queda en las calles el espíritu festivo que dejó tras su andar la tan querida “Novia de México” para comenzar con la función.
FOTOS: GIFF
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