Por Sergio Huidobro
Desde San Cristóbal de las Casas
A las nuevas generaciones de cineastas habría que exigirles “un cine mejor (…) que hable con más claridad de las cosas que más importan (…) y también de las que nos duelen”; son palabras de Jorge Fons, decano del cine latinoamericano y homenajeado en la primera edición del Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas.
En el centro del programa, Fons está acompañado por Costa-Gavras, quien se ha alejado por unos días del momento crucial que vive París –en donde reside y preside la Cinemateca Francesa– para encontrarse con una generación (o más) de cineastas y cinéfilos mexicanos que crecieron bajo el influjo magnético de su filmografía.
La trayectoria de ambos cineastas parece enmarcarse de forma natural en el espíritu del primer FIC San Cristóbal, un festival donde todas las funciones son gratuitas, los presentadores sueltan exigencias políticas al micrófono y donde se incluye un ciclo de cine internacional con doblaje al tzotzil. Su grito de batalla: identidad, sociedad y medio ambiente. La locación no es casual: San Cristóbal sabe de eso.
En presencia de los homenajeados y de invitados como Arcelia Ramírez, Lourdes Grobet, Juan Manuel Bernal, Edith González o Rodrigo Plá, el gobernador de Chiapas por el PRI, Manuel Velasco, encabezó a marcha forzada una inauguración marcada por gritos del público y mantas que lo mismo aludían a las desapariciones de Ayotzinapa que a la inevitable presencia zapatista en la región. Asistieron también el director del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa y funcionaros del municipio y la entidad como el Secretario de Turismo Mario Uvence Rojas, quien tuvo que elevar progresivamente el volumen de voz ante la inconformidad expresa de varios asistentes.
Un clima así quizá sea inevitable para un festival como éste, inserto en una región que es también una herida en el pasado reciente de México. El FIC San Cristóbal, de contagiosa vocación social y cultural, aspira a sanar progresivamente una parte de esa herida a través del cine como vehículo de diálogo y como espejo de múltiples condiciones humanas.
En conversación con Corre Cámara, algunos de los asistentes mostraron su solidaridad con el espíritu del nuevo festival; Arcelia Ramírez se refirió a la distribución cinematográfica como “una factura pendiente para México (…) lo mismo en infraestructura que en legislación (…) por eso, festival que se inaugure es para mi una felicidad”; Claudia Ramírez se mostró entusiasmada por la retrospectiva dedicada a Costa-Gavras, “un cineasta con el que creció mi generación”, declaró.
Por su parte, Jorge Fons expresó en cada momento su agradecimiento por el homenaje concedido y afirmó que la exhibición de películas dobladas a las lenguas originarias de la región “cumple las más grandes expectativas de un cineasta” pues provoca “que la gente de aquí multiplique los modos de pensarse a sí misma”.