*El documental se presentará en competencia en el festival de Morelia.
Por Leticia Carrillo
“La mejor manera de proteger a Toño es que él sea una persona pública, que todos lo abracemos, que todos seamos Toño para volverlo intocable. Si él asume la responsabilidad de ser un personaje público y desarrollar una carrera como cantante, que es lo que más le apasiona, yo creo que le esperan muchas cosas buenas” expresaron las productoras Martha Sosa y Yissel Ibarra.
Lo anterior respecto a José Antonio Rodríguez Zuñiga, el protagonista del documental Presunto culpable, quien el 11 de diciembre de 2005 fue detenido en la Ciudad de México, culpado de un homicidio que no cometió, encerrado casi dos años y medio en la cárcel y ahora que se encuentra libre, no ha podido rehacer su vida por miedo a las represalias de los policías que lo aprehendieron en ese entonces.
Presunto culpable, codirigido por Roberto Hernández y Geoffrey Smith se presentará en la Competencia Oficial de Documental de la séptima edición del Festival Internacional de Cine de Morelia y fue parte de la programación del recientemente concluido certamen fílmico de Toronto, a cuya función acudieron dos ciudadanos canadiense que estuvieron presos injustificadamente durante largos años.
En este orden de ideas y de acuerdo a las productoras, cuando el director australiano Geoffrey Smith se sumó al proyecto afirmó que “lo más rico que tiene Presunto culpable es que va a seguir cuestionando los sistemas de justicia de todo el mundo”.
Por esta razón Ibarra y Sosa consideraron que a la par de buscar la protección para Rodríguez Zuñiga también se debe hacer lo propio para Roberto Hernández y Layda Navarrete, los abogados penalistas que documentaron el caso del joven para ponerle rostro a las crueles estadísticas que recabaron durante ocho años acerca de la realidad en las cárceles mexicanas: “ellos se atrevieron a cosas muy fuertes” aseguraron las productoras.
Asimismo, Martha Sosa destacó la labor de Hernández y Navarrete para lograr la grabación en video del segundo juicio de José Antonio Rodríguez, que sirvió como elemento clave para lograr su liberación:
“Esta película no se hubiera podido hacer si la hubieran querido realizar profesionales del cine o periodistas porque son muy amenazantes para los impartidores de justicia. Roberto y Layda eran considerados los nerds que trabajaban para el CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) haciendo investigación, ellos sabían exactamente lo que se tenía que hacer con las cámaras porque se sabían los procedimientos de memoria”.
La productora dijo que aunque “nadie estaba feliz de ser grabado: el Juez estaba furibundo y los policías hacían muchas cosas para que no se registrara lo que estaba pasando ahí” los abogados y documentalistas pudieron hacerlo porque consiguieron los permisos para grabar y se respaldaron en la Constitución mexicana que señala que todos los juicios en el país son abiertos al público.
Sosa añadió que “de una forma peculiar” Presunto culpable tiene un mensaje de esperanza, “mientras existan personas como Roberto, Layda, Antonio, los que permitieron la grabaciones en el Juzgado y los policías que dieron sus testimonios acerca de la forma de operar de las organizaciones a las que pertenecen, porque quieren llegar a sus casas y sentirse orgullosos de sí mismos”.