Por Jon Apaolaza
Noticine.com-CorreCamara.com
Cannes. En su penúltima jornada competitiva, este viernes, el Festival de Cannes estrenó la cinta estadounidense “The inmigrant” (inicialmente titulada “Low Life”), de James Gray, y la francesa “Michael Kohlhaas”, de Arnaud des Pallieres, dos intensas historias que no son capaces de ofrecer lo que prometen sobre el papel, dejando un regusto de frustración. Ya sólo quedan para este sábado los cohetes finales, uno especialmente esperado, el del ídolo en Francia Roman Polanski “La venus a la fourrure”.
Gray, que ha mezclado con habilidad melodrama y cine de género en el pasado se decanta abiertamente por lo primero en “The inmigrant”, el retrato de una mujer (la francesa Marion Cotillard) que en los años 20 llega a Estados Unidos desde su Polonia natal junto a su hermana en busca de una vida mejor y se ve separada de ella cuando en la isla de Ellis detectan su tuberculosis y la dejan confinada allí, en cuarentena. En esa situación, a Ewa no le queda más remedio que sucumbir a la propuesta de un proxeneta (Joaquin Phoenix) para dedicarse a la prostitución, con la esperanza de poder lograr medicinas y así recuperar a su hermana enferma. La llegada del primo de su nuevo “dueño”, un ilusionista (Jeremy Renner) le hace abrigar ilusiones, que chocaran con su estatus de semiesclavitud.
El realizador de “Two Lovers / Amantes”, “La otra cara del crimen / La traición” y “La noche es nuestra / Los dueños de la noche”, repite con Phoenix, que se ha convertido en su actor fetiche, y al que ha elogiado en rueda de prensa (a la que no asistió el actor por encontrarse presuntamente trabajando en otro proyecto). Sí participaron Renner y Cotillard.
Gray ha aprovechado para recordar que tanto él como muchos miles de estadounidenses son descendientes de aquellos emigrantes europeos que pasaron por Ellis, y ha ensalzado la riqueza que para su país significa la llegada de mano de obra culturalmente diversa, algo que en su opinión -en este momento de miedo y esperanza para numeros inmigrantes latinoamericanos en su país- es una valiosa aportación: “Soy favorable a los movimientos migratorios. La inmigración es un factor de enriquecimiento de la sociedad, aporta vitalidad, flexibilidad y dinamismo a la cultura”.
Lástima que la propuesta del cineasta de vocación clásica se diluya sin convencer, entre dolor, penurias y frustraciones, narradas con un ritmo lento que roza el aburrimiento. Tampoco los actores brillan como para compensar esas deficiencias.
Claro que peor le ha ido al francés Arnaud des Pallieres con su adaptación de la novela de Heinrich von Kleist “Michael Kohlhaas”, la historia de una rebelión individual contra el poder constituido, que al final de los 60 inspiró también a Volker Schlondorff un film homónimo, que el germano volvió contemporáneo a rebufo de Mayo del 68. Su protagonista es el actor europeo de moda, el danés Mads Mikkelsen, quien demuestra que para él ni fronteras ni idiomas son un obstáculo, ya que aquí se expresa en francés, aunque no sin un fuerte acento extranjero.
Koolhas, mercader de caballos víctima de la persecución del poder, monta su cuadrilla al estilo “Robin Hood” (incluido un Sergi López que llega en burro y hablando catalán) y lucha para vengar la muerte de su mujer a manos de sus enemigos, pese a las recomendaciones de un clérigo.
De nuevo aquí el director deja que la película se le vaya de las manos, con mucho material sobrante que perjudica el ritmo de la trama, en un deseo de convertir su historia europea del siglo XVI (trasladada de la Alemania original a Francia) en una especie de western renacentista, descuidando la acción y el ritmo.
“De la novela -ha dicho Des Pallieres- recordaba que un hombre renunciaba al poder por honestidad y rigor. Algo que me emocionó profundamente. También me sentí atraído por el personaje central de Kleist, pero hice muchas modificaciones porque en el libro, casi se vuelve loco. No habría sido capaz de representar un Kohlhaas así porque no sería yo”.