Por Jean-Pierre Garcia*
Desde París
Una mirada rápida hacia la competencia oficial de este 68° Festival de Cannes nos deja ver que las cinematografías más presentes son la francesa con cinco títulos (1) y la italiana con tres (2). El cine latinoamericano está presente este año (en competencia) con un título nada más, pero se trata de una película dirigida por un mexicano (“Cronic” de Michel Franco) lo que nos pudiera servir como consuelo. En la otra sección oficial (Un Certain Regard – Una Cierta Mirada) se presentan también “Las Elegidas” de David Pablos (México) y “Alias María” de José Luís Rúgeles (Colombia).
Una vez más tendremos que ir a las orillas de las selecciones paralelas (Quincena de directores y Semana de la Critica) para satisfacer nuestra sed de cine latinoamericano. Buscaremos de modo atento los cortos presentados aquí y allá, los proyectos de escuelas de cine, las selecciones en “Talleres” o “Fábricas”, “Redes de productores, Grupos de documentalistas … que tratan de valorar proyectos cinematográficos originales.
En suma, la situación no es exclusiva de los cines latinoamericanos. Es idéntico a lo que pasa cuando se mira a los cines asiáticos o africanos.
Cannes resulta tan grande que uno lo puede ver como un monstruo o, mejor sería decir, como un mal necesario. Algo doloroso a veces. Y lo va ser este año para varios directores franceses seleccionados en competencia pues si han sido elegidos por Thierry Frémaux tendría que ser por algo. La crítica las va a acometer ferozmente, con dureza: “¡¿Por qué han seleccionado este pequeño filme francés y han olvidado la obra maestra (alemana, rusa o inglesa) que se produjo en mi país?!”, se escuchará por los pasillos.
Como evento, Cannes es algo que se puede comparar a un manicomio o, para ser mas preciso, al infierno. De modo lógico, este infierno tiene, a veces, sabor a Paraíso. El Paraíso lo encuentran los directores, actores y productores el día en que suben el piso de la alfombra roja del Gran Teatro Lumière en Cannes. Este viaje al Paraíso dura unas 24 horas y no más. Pero durante estas 24 horas, ese ser humano (tan chiquito que ni en su propia calle lo conocen) se transforma, es la estrella y todos los fotógrafos le llaman por su nombre y a veces por su mismo apodo.
Eso es el Paraíso de Cannes: ni pudiste pecar o comerte la manzana. De inmediato se vuelve un infierno: todos le han olvidado, ya no lloran por una sonrisa suya o una entrevista, los que sólo le buscan son los dueños de hoteles y bares que le piden liquidar de inmediato sus facturas. De vuelta se regresa a la verdadera vida. Solito(a) y olvidado(a).
Y no se crean que les estoy inventando un cuento o un mal chiste. Muchas actrices (amigas de muchos años) me lo han contado. Es todavía mas loca la pesadilla para los actores (hombres o mujeres) que para los directores.
El amigo Guillermo
Para seguir mezclando recuerdos me gustaría hablar de lo que fueron los primer pasos de ciertos directores en Cannes…
En lo que toca a México, este año Thierry Fremaux, delegado general del Festival de Cannes, decidió invitar a Guillermo del Toro como miembro del Jurado internacional, jurado que van a presidir los dos hermanos Coen (Joel y Ethan). Estoy seguro que estos dos directores le caerán muy bien a Guillermo pues hay tantos vínculos entre el cine de los hermanos Coen y el cine clásico de genero, un cine muy “noir” y de mucho humor negro también.
Hablar de Guillermo del Toro induce a viajar hacia los años pasados. Recuerdo muy bien aquella mañana de mayo de 1993, el día en que empezaba el festival. Todos estábamos corriendo de un lado a otro, asegurándonos del cuarto en el hotel, de las credenciales de prensa para poder andar sin problemas de una proyección a otra. Todo listo y viene el momento del cafecito: me encuentro con Berta Navarro (productora) y con Guillermo del Toro. Venían de llegar y, como yo, ellos buscaban un lugar para un buen café. Nos pasamos dos horas por lo menos sentados en uno de estos bares de la famosísima Croisette que te cobran un expreso al triple de lo que cuesta en Paris.
Berta era amiga de muchos años. En lo que toca a Guillermo, me lo presento Jaime Humberto Hermosillo: era uno de sus alumnos que había organizado la primera Muestra de cine mexicano en Guadalajara (1986) y que venia de acabar un corto “Doña Lupe” que tenía muchas cualidades (3).
En Cannes, para este joven director yo era cara amiga, hablábamos en castellano y yo sabia mucho de la Semana de la Critica pues había participado en su comité de selección durante cinco años. Guillermo no paraba de hacerme preguntas, fascinado por el tamaño del evento y por la decisión de mostrar su primer largometraje en la Semana de la Critica. Para Guillermo todo le parecía casi como un sueño. Llegaba del DF con un paquete de una docena de carteles para armar la promoción de “Cronos”, no más! No me recuerdo si tenía unos “dossier de prensa” verdadero.
Pocos eran los que se imaginaban que una película como “Cronos” alcanzaría un día a ser seleccionada en Cannes. “Cronos” es una película de género, más o menos una película de Vampiros que tiene su público pero un público al margen, en México como en Europa. Ni se imaginaba Guillermo que él estaba por iniciar un camino que lo llevaría muy adentro del universo del cine. Aquel joven tímido y burlón a la vez, no se imaginaba que “Cronos” iba a ganarse el Gran Premio de la Critica internacional en Cannes. Guillermo iba a empezar un camino apasionante (en Los Ángeles) con películas muy exitosas y también muy reconocido como autor (por todas partes). En especial en Cannes (años después) con el famoso “Laberinto del Fauno”. Película que consiguió seducir a la vez a los amantes de cine fantástico y a los padrinos del cine de Autor.
Y hoy, treinta años después de haber dirigido “Doña Lupe” aquel corto de estilo “muy noir”, Guillermo va a vestirse de traje de ceremonia y de “Noeud-papillon” como miembro del jurado de Cannes.
¡Quien decía que el cine de horror nunca puede convertirse en cuento de hadas!
NOTAS
(1) Lo que de mi memoria de cinéfilo viajando a Cannes desde 35 años no llegó nunca.
(2) Lo que no llegó también desde hace años.
(3) Me gustó tanto este corto “Doña Lupe” que lo seleccioné en competencia para el Festival de Amiens de noviembre de 1986. Así que, sin darme cuenta, seleccioné por primera vez en un festival extranjero un película de Guillermo del Toro. De lo que Guillermo no se había olvidado.
* Jean-Pierre García es crítico e historiador de Cine, creó y dirigió el Festival Internacional de Cine de Amiens (Francia) de 1979 a 2012, y su fondo de apoyo al desarrollo de guiones, ambos de gran relevancia en el apoyo a jóvenes directores de Africa, Asia y América Latina. Organizó varias retrospectivas y homenajes al cine mexicano, cubano, colombiano, peruano y del cono sur. Participó en el libro Luz, Cámara, Acción: cinefotógrafos mexicanos de 1931 a 2011.