Por Jean-Pierre Garcia
Desde Cannes (exclusiva)
“La bella de Gaza” (“La bella de Gaza”, 2024) de Yolande Zauberman, es la tercera parte de una trilogía documental iniciada con “¿Tendrías tu sexo con un árabe?” y “M”, la historia de un joven judío jasídico violado por sus familiares y en especial por un rabino. Fue durante el rodaje de “M” que Yolande Zauberman encontró por casualidad a una persona trans que afirmaba haber llegado andando desde Gaza a Israel. Este relato se había transformado en leyenda urbana: todos buscaban a esta persona trans, y nadie sabía quién era. La directora se apoyó en esta leyenda o búsqueda para instalar el cuerpo de su película, su columna vertebral. La película fue filmada antes del 7 de diciembre de 2023.
La mayor parte de la filmación se hizo de noche. Varias personas trans (Nathalie, Danielle, Nadine, Talleen) fueron filmadas. Entre la voluntad de expresar sus propias vidas, antes y después de decidir conformarse con su ser profundo, descubrimos una parte violenta de sus comunidades de origen. Son musulmanas, judías o cristianas, y es casi por suerte que escaparon de la prisión mental en la que estaban encerradas. Por suerte escaparon a la muerte, pero con mucho sufrimiento y agresiones.
El camino seguido por la directora entre todas estas personas, el hilo rojo que parece unirlas, es la búsqueda (ya casi como un pretexto) de la Bella de Gaza. Lo magnífico en la película es el modo en que se filmaron las calles o los callejones de la ciudad por la noche, los personajes que andan como sombras o fantasmas. El trabajo de la luz es sorprendente y da sentido a estos personajes. Así, el momento en el que Talleen habla con su padre en el autobús que conduce por la ciudad: vemos y oímos la voz del padre conduciendo, la cara de su hija Talleen se sobrepone con esta imagen desde el reflejo que vemos en el vidrio de las ventanas del autobús.
Este documental nos enseña hasta qué punto se puede llegar en el trabajo documental hoy en día, en el trato de los personajes también. No es miserable, no es militante, es humano: “La Bella de Gaza” es cine que se entiende muy bien. No se pierdan este documental cuando lo muestren en festivales. Y quién sabe, tal vez en distribución en salas de arte.