Por Lorena Loeza

 

El fin del mundo y la muerte
colectiva del sistema que da sentido y origen a las cosas, es un tema
recurrente en el cine: ya sea en su versión religiosa, catastrofista, epidemiológica,
sobrenatural o histórica, la pantalla grande nos ha mostrado de muchas maneras
como es que el mundo puede se acabar por diferentes causas.

 

La muerte del sistema y el fin de
la creación, corresponden a la idea que se tiene de la muerte individual. Esta
idea se desarrolla en la teología bajo el nombre de escatología, que viene del
griego eskhata (último) y logia (estudio). Por tanto, puede
traducirse y entenderse como el estudio de las cosas últimas, presente en todas
las filosofías religiosas. 

 

Sin embargo, hay una diferencia
fundamental entre la idea de la muerte individual y colectiva entre oriente y
occidente. Puede afirmarse que la idea de un fin de los tiempos, o un
Apocalipsis, es propia de las religiones Judeo cristianas, entre otras cosas,
porque supone la visión de una línea temporal con un comienzo y un final, lo
que se traduce en el Génesis y el Apocalipsis. Para los orientales esta visión
no es válida, porque ellos conciben la vida en ciclos, donde nadie nace ni
muere del todo, sino que trasciende de un plano a otro.

 

 Sin embargo, el
Apocalipisis es hoy una construcción más cultural que religiosa. La prueba de
ello es que siempre ha merecido un espacio privilegiado en el arte Sacro.
Posteriormente, esta idea se fue incorporando en otras visiones colectivas, en
la medida en que el discurso también se fue politizando: tal es el caso de la
imagen del hongo de la bomba atómica durante la guerra fría, que constituye un
buen ejemplo de este proceso.

 

El cine no puede quedar fuera de
esta discusión. La escatología cinematográfica nos ha mostrado escenarios de
muerte y redención de diferentes maneras. Hemos visto como el planeta morirá a
manos de extraterrestres en El día de la Independencia (Independence Day), y La
guerra de los mundos
(The war of the worlds). Hemos visto la catástrofe natural
en Terremoto (Earthquake), El pico de Dante (Dante´s Peak) y Tornado (Twister);
 la catástrofe espacial en Meteoro y Armaggedon. La guerra bacteriológica
llevada al extremo en 12 Monos (12 Monkeys), Exterminio (28 days), Soy Leyenda
(I´m Leyend) y Epidemia (Outbreak). El holocausto nuclear en Un día después
(The Day after), y Cartas de un hombre muerto (Pisma Miortvogo Cheloveka). Pero
también hemos visto la posibilidad de resurrección, redención y continuidad en
Terminator, Matrix, Blade Runner, Mad Max, Más allá de los sueños (What dreams
may come) y Señales (Signals).

 

Pero sin duda no podemos
dejar de mencionar a aquellas que si  han partido de lo escrito en la
Biblia, en este rubro están: La profecía (The Omen), la Séptima profecía (The
seventh sign), El llamado (The Calling), Prueba de Fe (The reaping), Almas
perdidas
(Lost Soul), El día final (End of the days), entre otras. En este
rubro merece una mención aparte Apocalypto de Mel Gibson, que traslada la idea
del fin de la era a una historia ficticia, en un ambiente que no le resulta
propio. Y aunque la idea es audaz – por decirlo de alguna manera- la cinta
resultó difícil de conciliar para muchos espectadores.

 

La lista es larga, porque la
escatología también se ocupa de la visión tanto individual, como colectiva de
la muerte. Pero el tema es tan relevante  que se siguen haciendo películas
con estos temas, de hecho, las  polémicas cinematográficas que han
acaparado recientemente los espacios de discusión hasta ahora, son 
Cloverfield y The Happening (El fin de los tiempos) y 2012.

 

Pero hay también quien interpreta
el Apocalipsis en su versión más esperanzadora. Hay necesidad de mirar hacia
adentro, de renacer. El propio Juan de Patmos lo anuncia en la revelación,
cuando pasada la batalla con la bestia, Dios le anuncia: “Ahora lo hago todo
nuevo.” Y es que la vida nos brinda siempre la oportunidad de reinventarnos y
de una vez pasada la crisis, volver a empezar.

 

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