Por Perla Schwartz   

Oren Moverman, realizador de origen israelí,  hace su debut tras las cámaras, con un melodrama que cimbra “El mensajero”, en el que relata la difícil misión de los soldados comisionados para dar a los familiares la funesta noticia de que han perdido a un pariente en la guerra.   

El propio Moverman y Alessandro Camon escribieron el guión de esta cinta a partir de recopilar una serie de testimonios, tanto de soldados que han realizado dicha misión, como de quienes recibieron las nuevas desoladoras. El resultado es un melodrama, interesante en su propuesta temática pero que por momentos se torna reiterativo y un tanto largo.   

Hubiera sido preferible un poco menos de metraje.  A su favor está el reparto multiestelar, en el que cada cual desarrolla con  precisión su personaje. Así tenemos al experimentado Woody Harrelson- probablemente lo mejor de toda la película-, dando vida  al capitán Stone, un hombre un tanto lunático, impulsivo, cuya visión de la vida ha quedado trastocada por su participación en los conflictos bélicos, desde que intervino en la guerra de Vietnam.   

A pesar de su delicada misión, Montgomery se ha tornado frío y distante, en forma mecánica desarrolla su encargo. No es el caso del joven sargento Montgomery (Ben Foster, haciendo gala de su talento histriónico), quien recién terminó su participación en la Guerra del Golfo. Es un sobreviviente de la guerra con heridas físicas, principalmente en los ojos, pero sobre todo su alma que se tornó más sensible y receptiva a partir de los horrores vividos y presenciados.   

Antes de terminar su alistamiento, a él se le encomienda en convertirse en ese mensajero que llevará de hogar en hogar, las aciagas nuevas de los fallecidos y las condolencias por parte del Ministro de Defensa, pero a contrario de Stone, él si se involucra y por su orfandad emocional, termina enamorándose de una de las viudas (la siempre efectiva Samantha Morton).   

“El mensajero” presenta otra faceta de la guerra, no la adrenalina que se despliega en el campo de batalla frente al enemigo, sino la adrenalina de dar una noticia lúgubre, inesperada, difícil de asumir, sobre aquel o aquella que murió. Uno de los puntos altos del filme, es la intención del director por exaltar la complicidad que terminará estableciéndose entre dos hombres, que son solitarios empedernidos, que en el alcohol hallan la fuga ideal a su realidad.  

La contradicción de las emociones está presente, lo mismo en esos soldados que son mensajeros de la muerte, como en los familiares que han perdido deudos. En este sentido, bastaría con haber mostrado menos casos y el filme hubiera adquirido mayor agilidad, puesto que en momentos se torna un tanto denso.

El mensajero (The Messenger)

Estados Unidos 2009. Dirección: Oren Moverman. Guión de él mismo en colaboración con Alessandro  Camon. Fotografía:  Bobby Bukowski. Música:  Nathan Larson. Intérpretes: Ben Foster, Woody Harrelson.

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