Por Manuel Cruz
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Siguiendo a los Hermanos Maysles, D.A. Pennebaker, y otros maestros del llamado “documental de observación o vérité”, Cao Guimaraes, cuya obra se presenta en Cinema Global, es un cazador de sujetos. Y “Elvira” (Elvira Lorelay – Alma de Dragón, Cao Guimaraes y Florencia Martínez, Brasil, 2012) no es excepción. Esta vez, el destino de la cinta (y de Brasil, incluso del mundo entero) está en manos de la tarotista local, Elvira Lorelay Alma de Dragón (quien estaría muy a gusto en cualquier Tintin), una mujer de sabiduría y observación que el cineasta captura, una vez más, con un notable sentido de atmósfera: intercalando imágenes con profundidad de campo y sonidos alrededor de su actividad diurna.
Guimaraes persigue lo ordinario con la intención de un pintor: haciendo retratos y canvas en movimiento que ciertamente ayudan a mantener la densidad temporal de la cinta. Con el cine vérité, lo usual es que el director ceda el control narrativo al sujeto que está filmando (y quizás, en este caso, Elvira mostró sus cartas de tarot a Guimaraes afirmando que así sería, aunque tal escena no exista en la película) Es un riesgo que en sus mejores días trajo a la insuperable “Edie Beale y Grey Gardens” (Hermanos Maysles, E.U. 1975), en otros hizo ver a un día en RadioFrancia como 100 años de siesta, en la decepcionante “La Casa de la Radio” (Nicholas Philibert, Francia, 2013).
Elvira, en una situación similar a “Stop The Pounding Heart” (Roberto Minervini, E.U. 2013) , que se presentó en la 4ta edición del FICUNAM, encuentra un punto medio: seguir las aventuras de esta tarotista uruguaya y ya mayor deja varios momentos de risa en el camino: los creyentes del método podrán identificarse, los ateos encontrarán suficiente material para hacer una biblia de sarcasmo y contra-argumentos, y aquellos que no se cuelguen de ninguna ideología encontraran humor en ella, y los clientes ansiosos por conocer su destino. Sin embargo, deja con ganas de conocer más, si Guimaraes hubiera salido de la cámara a hacer preguntas, a un personaje que sin duda deja con ganas de saber más, aunque no sea en la cinta