Por Hugo Lara
La trama imaginada por Fernando de Fuentes en La Familia Dressel (1935) tiene una conexión directa con este edificio, pero sobre todo con la familia que era su propietaria, los Boker, alemanes de ascendencia que sentaron sus reales en esta ciudad a finales del siglo XIX y que fueron una referencia de prosperidad y de trabajo para todos los ciudadanos de entonces.
Los terrenos de la Casa Boker en Isabel La Católica, en el Centro Histórico, fueron ocupados antes, en la época colonial, por el Hospital del Espíritu Santo y, en el siglo XIX, el Hotel La Gran Sociedad, un sitio muy concurrido en su momento. El patriarca de los Boker, Roberto, se hizo de la propiedad en 1896 y estableció ahí su negocio ferretero, con la construcción del bello edificio como se le conoce hasta hoy (actualmente ocupado por una tienda-restaurante Sanborn’s) fue un proyecto de los neoyorkinos De Lemos y Cordes, construido por el ingeniero Gonzalo Garita. Durante la Segunda Guerra Mundial la ferretería fue clausurada por el gobierno mexicano por ciertas suspicacias bélicas. En 1975 un incendio puso en riesgo la estructura del edificio pero fue restaurado y sigue conservando su majestuosidad. (Hugo Lara, del libro Una Ciudad Inventada por el Cine, Ed. Cineteca Nacional, 2005)