Por Rolando Gallego
EscribiendoCine.com-CorreCamara.com

De regreso a su Argentina natal, y con muchas ganas de quedarse para poder contar historias cercanas a la idiosincrasia nacional, el director Alejandro Agresti estrena en su país su último film, “Mecánica popular” (2015), protagonizado por Alejandro Awada, Marina Glezer, Patricio Contreras y Romina Richi, este jueves. Nuestros compañeros de EscribiendoCine mantuvieron una charla exclusiva con el cineasta de internacional carrera en la que habló sobre sus nuevos proyectos, la recuperación de “El acto en cuestión” (1995) en la pantalla grande, y los problemas para estrenar “No somos animales” (2015).

– ¿Tenía en claro en “Mecánica popular” el momento de fusión entre las dos actrices?

El libro es así, lo que no estaba preparado era cuando estaba una Silvia y la otra, y ver hasta dónde y hasta cuando era necesario que entre una y esté otra. La película se ensayó completa y las dos actrices tenían la parte completa, y después del ensayo, durante la filmación, fui viendo en qué momento era oportuno que entre la otra Silvia.

– ¿Cómo apareció la idea de la tragedia de “Mecánica popular” en el mundo editorial?

Yo viví mucho tiempo en Holanda y afuera, y para el argentino que le gusta el mundo intelectual, la filosofía y al literatura, vivir en un lugar como Amsterdam, o en mi caso La Haya, o en Estados Unidos, te das cuenta que el nivel literario de la persona, no el intelectual, se trabaja de una manera más relajada, pero acá, hay una cuestión de orden burgués, porque como el argentino no tuvo plata para comprarse un Mercedes Benz, en vez de lo material se saca lustre con su cultura, se hace fanático de un filósofo, le encanta decir, aunque no entienda nada, que lee los seminarios de Lacán, es como una comodidad burguesa de acá, porque allá cualquiera declama qué sabe y qué no, como también todo el mambo con el psicoanálisis.

– ¿Qué personaje surgió primero del film, como poseedor de conocimiento?

Primero el de Zavadikner (Alejandro Awada), como el tipo tratando de redimirse y que le confiesa a Silvia que él siempre fue un seductor dialéctico. Primero me surgieron los dos personajes que se quieren matar y que uno lo salve al otro, y en la escritura surgió Mario García (Patricio Contreras) y este triángulo de lucha de clase de intelectuales, y me pareció muy gracioso extender una alegoría de la lucha de una manera que nunca había visto en cine, y apareció García/González, que siendo sereno y al no tener televisor se leyó todo lo de la editorial de pe a pa y lo tiene incorporado, sin saberlo, con una nobleza y un resentimiento que después entendés de donde viene. Me encantó trabajar con el tema del deseo de la película, en el barrio podríamos decí que Mario es un chanta y que quiere redimirse pero después quiere garcharse a la mina y ahí la caga de vuelta, porque García le dice algo y se queda mirándolo y a él le hace click y termina diciéndole chilote puto y lo insulta.

– La mirada es esencial en el film, ¿cómo trabajó esto?

Es un trabajo de curvas, es ver cómo le disparás al actor eso, te cuento la trastienda de la idea, con Patricio Contreras en la primera semana de ensayo todo funcionaba en cuanto a la consistencia de la letra escrita, y en un momento le dije ¿sabés porque le tenés bronca a esta piba? Vos tenés una hija, desaparecida, y ella te dio a leer a vos, y si la mataron, la mataron porque quiso poner en práctica ideas filosóficas y esta piba está coqueteando como una burguesa intelectual con eso, entonces vos pensás en tu hija y la ves a esta y es la antítesis de ella, y tu hija está muerta y ésta está viva, y ahí Patricio me dijo dejame solo y ahí puso todo lo de él.

– Hablando con Patricio le dije esto y que su personaje deja de ser introspectivo y explota…

Tiene mucho de la frustración con su hija muerta que recién sabemos al final y hay momentos como en los que Zavadikner le dice a la piba “¿es verdad lo que dice garcía y que sus personajes se odian?” y ahí es como que le vuelve el papá al ver la violencia, por un lado se acuerda de la hija y es tremendo como odia a Silvia pero también al verla agredida se conmueve.

– Hay mucho de lo no contado o que no se dice en la película que genera más tensión en el film que potencia el climax…

Exactamente, lo no dicho, en esta película hay muchas cosas no dichas, y tampoco espero que se entiendan de una, una amiga intelectual a quien aprecio mucho, me dijo “es difícil en la primera vuelta captar todo”, al verla de nuevo encontrás otro triángulo y otra cosa, Mario es un personaje complejo y al principio no sabés por qué se quiere matar, podes inducir, pero no lo sabés y supongo que uno puede pensar que hasta es por el guiño que puse con el papel y podes pensar que se quiere matar por el cambio de tecnología, o por la mujer, o porque comenzó a publicar ficción, no sabes, también llegás a pensar si es por desencanto, hay mucho de desilusión. El otro día me decían que la película tiene mucho de policial, y no, para mí tiene que ver con la desilusión, es el clima, la lluvia, los colores.

– Es que ellos están desamparados…

Si, el personaje de Silvia es muy difícil, de chica preparada, pero poco inteligente, no hay nada más difícil que decirle a una actriz que haga de tonta, con algunos destellos y poses, porque es más fácil hacer directamente una boluda, es difícil detectar hasta que punto, porque también podés caer en la parodia.

– Sus actores hablan de la transformación que tuvieron haciendo la película, ¿por qué cree que es así?

En esta película no tenía nadie pensado durante el proceso de escritura, pero cuando terminé me vino a la cabeza Alejandro Awada de una, y Diego Peretti, con un papel muy clave y necesitaba que tuviera química con Alejandro. En el primer repaso después aparecieron todos, y en la reescritura de diálogos, que hubo como 40 salieron. En esta película fui muy tirano con los diálogos porque no te podés ir a otra escena, y volvés a la noche.

– Me dijeron que los ayudó mucho el hecho que se filmó cronológicamente…

Casi, pero no tan así, por cuestiones de producción y tiempos hubo partes largas y cronológicas.

– ¿Le gusta más dirigir o escribir?

Yo escribo novelitas, novelas y guiones y me gusta más escribir, y he hecho escrito muchos guiones y para que yo lo film tiene que se algo como “Mecánica popular”, yo vivo bien, tranquilo, no quiero esto de todos los años filmar, soy bastante solitario, escribo y me gusta hacer algo original y necesario y es difícil, porque, ignorante como soy pienso ese tema no se tocó en el cine y eso me motiva, si no filmo tres años o cuatro sería feliz, sí estoy escribiendo mucho, y aprendiendo.

– ¿Qué encuentra de diferente allí? Le he leído y si bien está el Agresti que conocemos, hay un vuelo distinto…

Una novela te da la posibilidad de bucear, y a un precio más económico, podés meterte en los personajes, me gusta experimentar, pero como digo siempre “si sos un experimentador bancatela cuando el experimento no funciona”, hay algunos que funcionan y otros no, si te estalla el juego de química en la cara es porque mezclaste mal las cosas, no le echés la culpa a otro. Hay veces que quedás frustrado cuando no funciona, pero cuando encaja y te despegas es genial, y en la literatura es poder contar historias, que es lo que mas me gusta, crear personajes, que es lo que mas me gusta, el deleite de crearlos, darles vida me encanta, y la literatura me lo permite mucho más, de una forma tranquila y solitaria.

– ¿Cómo sigue el proceso para estrenar comercialmente “No somos animales”?

No tengo idea. Vayan a preguntarle a Pablo Bossi, el productor, que tiene líos con los contratos, no sé qué hizo, un desorden del que soy víctima, ya me enfermé 28 mil veces con la película y no quiero enfermarme más, supongo que en algún momento se pasará o la colgaré en la web y me cago en todo, es una desprolijidad tremenda, es raro, Bossi le hecha la culpa a John Cusack, John Cusack le hecha la culpa al abogado de Bossi, Bossi al de Cusack, a mí me gustaría que la prensa lo hable con ellos, o al menos con Bossi y que de la cara, yo ni siquiera me hablo con él y legalmente no puedo hacer nada, yo dialogo con Al Pacino, que me quiere y quiere la película, se enamoró y él quiere hablar con John, pero me dice no este es un pelotudo y es una pena. Sería bueno que los productores hablen.

– ¿Cómo se siente con el reconocimiento de los últimos años? Se lo pregunto por el reestreno de

“El acto en cuestión”, la presentación de “No somos animales” en el 17 BAFICI y la participación con “Mecánica popular” en el pasado Festival Internacional de Cine de Mar del Plata…
Me encanta, porque además me quedan cosas en el tintero para contar acá o preocupaciones o temas con los que quería trabajar y estando en Argentina me siento muy cómodo. Me voy a quedar acá. Con respecto a la participación en la muestra la película la terminé la semana pasada, así que fue muy rápido, y Mar del Plata fue el primer Festival que la mostramos y cuando la vieron dijeron queremos la película y José Martínez Suárez me envió un muy lindo mail y automáticamente acepté, porque además pienso que es una película muy argentina en lo que intenta decir y en sus personajes, es un conflicto muy de acá, por lo menos lo veo yo así, y necesito verla con el público argentino y verla acá. Hay cosas que no sé si en otros lugares van a pasar, como con “El acto en cuestión”, había chistes que se perdían, y cosas de configuración y de seteo psicológico de los personajes que acá son comprensibles, y no se si en otros lados. Lo de “El acto en cuestión” fue muy lindo, divino, me encanta, como también hoy me encontré con Fernando Martín Peña y me dijo de traer todos los negativos de todo lo que hice en Holanda y acá nunca ha llegado y cosas de acá para ver qué hacer con INCAA y la TV Pública para hacer negativos y recuperarlas, porque sino son cosas perdidas. Con “El acto en cuestión” yo sufrí bastante cuando no se estrenó, y para mí que ahora pase fue increíble.

– ¿Y cómo surgió reestrenarla?

Me la acercó Hernán Guerschuny y me dijo vamos a estrenarla, vamos a recuperarla, el negativo estaba en Holanda, pero agarraron una copia de acá y después apareció en Alemania. Fue emocionante, igual imaginate en el brete que te pone esta gente, le tenés que estar agradecido toda la vida por lo que hicieron, que es un acto de amor. Personalmente a uno le hace bien que tanta gente le tenga amor al cine y en particular a una obra tuya.