Por Carolina Lara.

Como ocurrió en su primera edición, un mar de aplausos inundó esta tarde el gran Teatro Daniel Zebadúa, al concluir la segunda edición del Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas. Tras cuatro días de intensas jornadas y de ofrecer una nutrida oferta de 43 proyecciones de cine de 28 países, su director, Miguel Camacho, agradeció a todos los asistentes y al equipo de personas que trabajaron para lograr este encuentro cinematográfico, e invitó a no perder de vista la tercera edición del Festival.

A nombre del FICSC, Camacho hizo una pausa para dedicar y honrar con emotivas palabras la memoria de Rafael Tovar y de Teresa, a quien refirió como una persona que siempre luchó por la cultura en México, cuya vida giró en torno a promover las artes y la cultura de nuestro país, agradeciendo también el apoyo y generosidad que tuvo con el festival.

Por su parte, Marina Stavenhagen, Coordinadora Ejecutiva del FICSC, agradeció la respuesta entusiasta e incondicional del público, en especial el de San Cristóbal, hacia todas las actividades del Festival.
Nacido con la vocación de impulsar al cine como un espacio de diálogo y herramienta de reflexión para abordar diversidad de problemáticas, el FICSC cumplió con creces esta cometido, reuniendo a un público variopinto -mexicano y extranjero, cinéfilo y ocasional, joven y adulto- que se entregó con ánimo al debate abierto por cineastas, productores, académicos y especialistas.

Como gala de clausura, el Festival ofreció el estreno en México de la aclamada y premiada cinta “La tortuga roja” (La tortue rouge, 2016) del neerlandés Michael Dudok de Wit, ganadora del Premio Especial del Jurado en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes. La cinta, que narra las aventuras de un náufrago en una isla, y su relación con la tortuga del título, representa una de las escasas co-producciones que el afamado Studio Ghibli de Hayao Miyazaki ha emprendido fuera de Japón, si bien su acercamiento a lo humano, más que occidental o europeo, no tiene diálogos y resulta universal y atemporal.

Previo a la proyección fueron entregados los dos Premios Ámbar –diseñados por el artista plástico chiapaneco Pedro Agustín Molina Ortega–, a las dos películas seleccionadas por el jurado internacional del Festival. El jurado de ficción, compuesto por los cineastas Jorge Fons, Ariel Rotter y la actriz Oona Chaplin, seleccionó a “Mimosas” de Oliver Laxé, como la mejor película de las seis en competencia; por su parte, el jurado de documental, integrado por los premiados cineastas Juan Carlos Rulfo, Hubert Sauper y el productor Marc-Benoît Créancier entregó a “When Two Worlds Collide” de Heidi Brandenburg y Mathhew Orzel, el premio de dicha sección.

Ambos jurados acordaron, atendiendo a la alta calidad de la selección en competencia, otorgar menciones especiales a cintas igualmente destacadas: “Libera Nos” (Liberami, 2016) de Federica di Giacomo, en documental, y la canadiense “Antes que las calles” (Avant les rues) de Chloé Leriche, por “el innegable valor de haber realizado una película hablada en Atikamekw”, apostando por la visibilidad de esta comunidad en el cine. El Festival convocó a 5 mil asistentes en cuatro jornadas; además de las proyecciones, ofreció dos talleres de realización y guionismo, tres funciones al aire libre y cuatro conversatorios temáticos.

El festival agradeció también a la XLVIII Legislatura, Secretaria de Turismo de Chiapas, Municipio de San Cristóbal de Las Casas, a la UNESCO, a CONACULTA a través del IMCINE, y los Estudios Churubusco; a LABODIGITAL,  a la fundación ProNatura y a PROSUR, así como a todos los patrocinadores por su apoyo y entrega a esta segunda edición.