Por Leticia Carrillo
Cochochi se estrena en la Ciudad de México este viernes 24 de abril con 10 copias, para después hacer un recorrido por el interior de la República. La cinta relata las situaciones por las que atraviesan los hermanos Evaristo y Tony, habitantes de Okochochi, cuando pierden el caballo de su abuelo en la Sierra Tarahumara durante un encargo de este último.
Correcamara.com platicó con los directores Israel Cárdenas y Laura Amelia García y aquí presentamos lo que nos comentaron acerca de su ópera prima, lo que vivieron mientras la filmaban, y lo que nos compartieron de su nuevo proyecto fílmico.
CORRECAMARA: Por un lado, se podría calificar a la historia de Cochochi como “muy local” -ubicada en la Sierra Tarahumara, hablada en rarámuri y protagonizada por dos niños indígenas, y por otro, ha gustado mucho en el extranjero. ¿Cuáles consideran que han sido los elementos de este éxito?
ISRAEL CÁRDENAS: Precisamente porque es bastante sencilla y particular y de ahí se abre el interés y se puede extrapolar a muchas regiones, a muchas situaciones, pienso que eso puede ser un factor que haya hecho que tenga buena recepción fuera de México. Es algo pequeño narrativamente pero que busca mostrar aunque sea un poquito este mundo y ese es uno de los valores importantes de la película.
CC: ¿Es cierto que ustedes estaban trabajando en otra producción cuando empezaron con el proyecto de Cochochi?
IC: Nosotros estábamos trabajando como asistentes de cámara en otra película que ocurría en Chihuahua y al terminarla nos fuimos a la Sierra Tarahumara pero sin ninguna intención de trabajar ni de buscar locaciones y ahí fue donde conocimos a Evaristo y a Tony (los protagonistas de la película)
CC: ¿Podríamos decir que la realización del filme fue circunstancial?
LAURA AMELIA GUZMÁN: Sí en parte. Por el hecho de estar abierto y ver lo que se te pone adelante, porque a cualquiera se le da conocer a alguien pero nosotros seguimos con el interés de regresar a la sierra. Este fue el proyecto, regresar, no tanto ir a hacer una película sino mantener la relación con los niños y que ésta creciera.
CC: ¿Cómo desarrollaron la historia?
LAG: Primero observamos mucho tratando de acostumbrarnos a ese espacio y a ese tiempo. Después nos fuimos dando cuenta de este asunto que los niños a los trece años van a acabar la primaria y ya no saben si seguir estudiando. Y la historia del caballo era un hilo conductor que nos permitía contar la historia ahí, filmar, ver a los chicos, oírlos hablar, verlos relacionarse y también a los paisajes de la Sierra.
CC: ¿Qué tan difícil fue hacer de esta forma el guión teniendo primero a los personajes y a las locaciones y después el texto?
IC: No teníamos un parámetro de que es más fácil o más difícil porque era la primera vez que lo hacíamos. No teníamos claro si íbamos a hacer una película pero todo se fue dando y de repente ya estábamos haciéndola. Al principio no sabíamos bien a bien sí íbamos a hacer un largometraje, cómo iba a ser, qué íbamos a filmar, qué íbamos a grabar en video, tanto así que a tres meses no teníamos asegurado el dinero.
Nos planteamos el proyecto de una manera que nos permitió perderle miedo a hacer una película, por ese lado fue bastante sencillo, fluido y natural aunque toma trabajo, tiempo y esfuerzo.
CC: ¿Qué opinión les merece esta situación de la elección que tienen que hacer los niños tarahumaras entre la escuela y el trabajo?
IC: No tengo una línea para estar de acuerdo o en contra, lo que sí es que el valor que tiene hacer eso a tan temprana edad y tomar las riendas de tu vida te cambia la perspectiva de las cosas. Uno está acostumbrado que hasta los quince o veinte todavía estás cobijado por tu familia que quiere que estudies en una Universidad y a veces uno hace tonterías, no ves las consecuencias ni valoras lo que tienes.
Vale la pena acercarse a ver cómo es aquella realidad: hay gente que la pasa bien, hay muchachos que trabajan, tienen su familia y saben todo acerca de la Sierra y también hay quienes estudian; es difícil tomar partido y creo que eso también lo planteamos en la película, que existen estos dos caminos, cuál será lo mejor, sólo el tiempo lo dirá.
CC: Hay una escena donde vemos a Tony, uno de los hermanos, comer una sopa instántanea ¿Hay alguna razón específica por la que quisieron mostrar esto?
IC: Lo mostramos estando conscientes de lo que significaba, tampoco hicimos demasiado hincapié pero obviamente para nosotros fue un shock, estando en esos ambiente tan puros y de repente ver una botella de plástico de Coca-Cola y envolturas de papitas tiradas en el camino pensamos ¿por qué esto llega hasta aquí y no otras cosas? Imagínate que en medio de la nada haya todas estas cosas.
Laura ¿consideras que siendo tú de República Dominicana aportó una perspectiva distinta al trabajo que si hubieras sido mexicana?
LAG: Yo me imagino que sí obligatoriamente. A mucha gente le da miedo acercarse a este tipo de proyectos por el temor de caer en folclorismos, mientras que yo no tengo ningún tipo de prejuicios sobre esta temática, entonces lo abordaba sin miedo.
CC: ¿Nos pueden platicar acerca de su siguiente proyecto en cine?
LAG: Israel y yo vamos a seguir trabajando juntos en otra película, esta vez en la República Dominicana. Lo mismo pasa con esto que mencionas, Israel es extranjero allá, y si lo hubiera hecho sola nunca me hubiera atrevido a abordar esa realidad que es la dominico-haitiana.
La República Dominicana y Haití comparten isla pero nada más porque no comparten cultura, religión. Siempre estuvo muy delimitada la frontera pero ahora muchos haitianos están yendo a República Dominicana a trabajar. Yo hablo francés, y en Haití hablan este idioma y creole, que es un derivado del francés. Los dominicanos hablan español y no les interesa hablar francés ni comprenderlos, entonces hay una distancia demasiado grande en un territorio muy pequeño.
Con el francés ya tenía un paso más para acercarme y dije: “puedo aprender creole y comprender a la gente de Haití que vive en Dominicana, entonces busqué a un maestro de creole y empecé a tomar clases, de las que surgió una amistad con un hombre que al paso de los años me voy dando cuenta que es muy depresivo, que no consigue trabajo, que su situación año tras año sigue siendo la misma.
Es un hombre flotando, un hombre que se considera un intelectual flotando en una sociedad a la que no se integra porque los que lo hacen trabajan como mano de obra, pero él está en otro nivel. Hicimos un retrato de este hombre partiendo de sus cualidades reales hacia la ficción, sacándolo de la ciudad y llevándolo a un viaje hacia la costa y haciendo una reflexión sobre el hecho de que la situación en que uno está no tiene tanto que ver con el exterior sino que uno mismo se construye su mundo.
CC: ¿Será un documental o una ficción?
LAG: Es un poco como Cochochi, partiendo de una realidad que te inspira, escribiendo un guión y llevándolo a la ficción. Empezamos a filmar en junio y posiblemente esté listo para el año que viene.