Por Ulises Pérez Mancilla
Son los quince años de Gizella (menudita, de ojos grandes y labios al borde de abandonar la infancia). Sus padres le han advertido que debe tener un estricto comportamiento durante la cena en que será presentada a la sociedad. A veces disminuida por su entorno, a veces engrandecida por su imaginación; Gizella vivirá una transformación épica interna (…¡de raíz!…) antes de ceder su esencia al canibalismo del universo adulto.
25 minutos apenas y las metáforas corren cual caballo desbocado en el cortometraje “Contrafábula de una niña disecada”. Cuento fantástico cruel o metáfora crítica sobre el final de la inocencia. La revolución está dada no sólo en la forma sino en la explosión/exposición de significados puestos en un marco atípico de lo que se mira hoy en día en el cine mexicano. El “negrito” en el arroz puesto en la canasta de los huevos de oro.
Aplausos.
Se encienden las luces de la sala Luis Buñuel del Centro de Capacitación Cinematográfica. Es la presentación a la prensa de “Contrafábula de una niña disecada”, el cortometraje de Alejandro Iglesias Mendizábal que participará en la Sección Cinéfondation de la edición número 66 de Cannes y que el año pasado formó parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia.
El director, de saco negro y una playera de “Jaws” (que dice mucho sobre el tipo de director que es; y que recuerda mucho a directores como Guillermo del Toro y Jorge Michel Grau, que se caracterizan por poseer ese singular estilo “a contracorriente” y que también debutaron en Cannes con apuestas arriesgadas) sube al podio acompañado de su productor Samuel Sosa y de la actriz protagónica Meraqui Rodríguez.
Una alegría plena los acompaña, sin embargo aclara Alejandro: “tenemos el trabajo que queríamos hacer y estamos contentos con eso… uno cree que si está seleccionado a Cannes entonces ya es un gran corto y la verdad es que ya nos gustaba desde antes”. Iglesias dijo sincero que ni siquiera llegó a imaginar que su corto fuera a estar seleccionado en un foro como el de Cannes, debido a que el festival tiene una clara predilección por el cine realista; sin embargo, igual se muestra complacido y agradecido con el CCC que le ha permitido hacer el cine que desea a pesar de no seguir la línea tradicional.
“Contrafábula de una niña disecada”, tesis de Alejandro Iglesias, es uno de los 18 cortometrajes seleccionados de entre una solicitud de 1,550 filmes de 277 escuelas de cine en todo el mundo. La presidenta del jurado de Cinéfondation en esta ocasión es la cineasta Jane Campion (Palma de Oro por “El piano”) y el cortometraje que resulte ganador de esta sección, será presentado en la clausura del festival.
Esta es la tercera ocasión que el CCC (considerada el año pasado por The Hollywood Reporter como una de las 25 más importantes del mundo) participa en esta sección con un cortometraje surgido de su producción escolar; teniendo presencia las dos veces anteriores con “Rebeca a estas alturas” de Luciana Jauffred y “El violín” de Francisco Vargas.
