Por Lorena Loeza

“100 metros” es una película española de 2016, dirigida por Marcel Barrena, y que cuenta con las actuaciones de Dani Rovira, Karra Elejalde, María de Medeiros y Alejandra Jiménez, entre otros.

En general, las historias de superación personal a causa de enfermedades o padecimientos son algunas de las favoritas de la audiencia. Casi todas en tono melodramático – el género preferido en casi todo el mundo- nos animan, inspiran y muestran que la determinación humana no tiene límites y que las batallas pueden ganarse aunque parezca imposible. Sin embargo pocas veces ofrecen información veraz sobre los padecimientos, siendo éste uno de los aspectos más relevantes a destacar de esta cinta.

Siendo un género tan explotado, pareciera que es fácil caer en el “cliché” y en los lugares comunes. Sin embargo esta cinta – sin evitar caer en algunos de ellos- construye un discurso menos melodramático, más propositivo y a ratos hasta divertido.

Por norma, los padecimientos neurológicos tienen retratos poco cuidados en el cine, que cuenta este tipo de historias resaltando las partes que puedan hacer el relato melodramático, sacrificando aspectos que ayudarían a una mejor comprensión de este tipo de situaciones. Este no es el caso de esta cinta y de ahí que resulte tan interesante verla.

“100 metros” también es muestra del buen cine español contemporáneo, echando mano tanto de actores experimentados como Karra Elejalde o María de Medeiros, y actores más jóvenes que incluso intentan un género diferente, como Dani Rovira, que con esta cinta a parecer quiere hacer el tránsito de la comedia al cine “serio”.

La cinta cuenta la historia de Ramón Arroyo, un hombre de aproximadamente unos 30 años, cuya vida cambia de un día para otro al recibir un diagnóstico de esclerosis múltiple. Ramón se enfrenta a la difícil circunstancia que enfrentan todas las personas que viven con la enfermedad (se calcula que cerca de 2 millones en todo el mundo): pérdida del trabajo, de las amistades, distintas formas de discapacidad que te obligan a mirar el mundo de una manera muy distinta.

La película narra muy bien esa etapa de desesperanza y miedo, sobre todo cuando la sentencia es que, en poco tiempo, Ramón no podrá caminar ni 100 metros. Curiosamente, esa frase es la que lo anima a seguir adelante y no sólo a seguir andando, sino inscribirse al triatlón y convertirse en Iron man, venciendo la depresión, la propia enfermedad y todos los pronósticos negativos al respecto.

Como ya se ha mencionado, “100 metros” explica bastante bien lo que es la enfermedad, en qué consiste e incluso las emociones que genera en algunas de las personas que reciben el mismo diagnóstico y que son bastantes cercanas a la realidad sin distraer con ello del drama central, basada en lo doloroso de saber que perdiste la apuesta cuando creías que tu vida apenas empezaba.

En ese trayecto, no obstante hay muchos buenos momentos, algunos hasta inesperadamente divertidos, como la relación con su suegro, un viudo cascarrabias que se convierte en su “entrenador”. La película está basada en el libro que el propio Arroyo escribe, titulado “Rendirse no es una opción”, y que es un referente muy importante para todas aquellas personas que viven con esclerosis múltiple al igual que Ramón.

Puede que no revolucione al género, pero por lo menos es una propuesta fresca, alejada de los tratamientos tradicionales y con actuaciones destacadas y convincentes. No la vimos en salas comerciales en México, por lo que es de agradecer que esté disponible en la plataforma Netflix.