Por Hugo Lara Chávez
El director Jesús Magaña ha adaptado al cine “Abolición de la propiedad”, una de las novelas emblemáticas de José Agustín, figura destacada de la llamada literatura de la onda, surgida en los años sesenta. De hecho, se trata del primer libro del reconocido autor que es llevado a la pantalla y que relata un curioso encuentro entre dos extraños en un sótano. Magaña explica que pudo mostrar su filme al escritor, quien acudió a la primera exhibición de la película durante el Festival de Guadalajara en 2011 y, a decir suyo, le gustó mucho.
Los dos únicos protagonistas son Norma (Aylín Derbez) y Everio (Humberto Busto), ella socióloga y él egresado de ciencias políticas, dos desconocidos que coinciden en una sala de espera en un sótano. Por razones misteriosas, Norma descubre una grabadora en esa habitación que reproduce los diálogos entre ellos que aún no suceden. Cada vez que Everio tiene que ir al baño, por un padecimiento físico, Norma reproduce la grabación y escucha sus diálogos futuros. Así, el relato describe la relación que estos dos personajes construyen en ese espacio aislado, que los hace pasar de la confrontación a la amistad, y luego del romance a la ruptura.
“Abolición de la propiedad” es un filme audaz y experimental, que echa mano del mínimo de recursos: un solo espacio y dos actores, pero con debida distancia del teatro filmado. El realizador asume el desafío de lograr una puesta en escena minimalista pero efectiva, prácticamente sólo con un sofá como parte del decorado.
La propuesta estética de Magaña (también director de Sobreviviente, 2002, y Eros, una vez María, 2007) consiste en crear un limbo negro y oscuro, con la intención de reafirmar la claustrofobia y al mismo tiempo de provocar una extraña situación de encierro. “ Tiene una onda estilo ‘El ángel exterminado’ [de Luis Buñuel]. La escena de la recámara es un homenaje a ‘Escenas de un matrimonio’, de Ingmar Bergman y tiene también alusiones a películas de Godard, que corresponden con la época del relato”, explica a Corre Cámara el realizador. Precisamente, la película cierra con una divertida secuencia de créditos que emula el célebre baile Madison de la película ‘Bande à part’ (1964), del célebre cineasta de la Nouvelle Vague francesa
En términos generales, el director logra dinamismo con una variedad de emplazamientos de cámara y algunas escenas imaginativas que salen del contexto básico, como un ring de boxeo donde dialogan los dos personajes, una alcoba matrimonial o una escena con lluvia.
“Yo desde que conocí el libro hace muchos años —comenta el director— pensé que había una propuesta para hacer una película interesante porque además era un gran reto como director y por otro es un proyecto más fácil de levantar que otro: son sólo dos personajes y un solo espacio. Es un poco más manejable desde el punto de vista de producción, aunque como director es mucha más chamba. Es una película que rodamos en sólo dos semanas”
Pero sobre todo, el relato tiene sus cimientos más sólidos en las actuaciones de Derbez y Busto así como en los bien aceitados diálogos, juguetones y filosos, en los que se da cuenta de preocupaciones y temas como la relación de pareja; las frustraciones sentimentales; el amor; los prejuicios sexuales e incluso la violencia contra la mujer.
“A Humberto Busto lo conozco desde hace mucho –refiere Magaña sobre sus actores—colaboramos juntos desde mi primer largometraje. Aylín hizo casting riguroso junto con otras actrices. Yo no la conocía, sabía que era hija de Eugenio Derbez, y lo hizo muy bien, me sorprendió desde el primer momento. Es muy intuitiva, lo lleva en la sangre, la cámara la adora. Tiene el componente de la fragilidad que necesitaba el personaje pero también la fuerza.”
Dirección: Jesús Magaña. Guión: Jesús Magaña basada en la novela de José Agustín. Producción: Jorge Aragón. Producción Ejecutiva: Tatiana Graullera. Fotografía: Alejandro Cantú. Edición: Gabriel Mariño y Edna Herrera. Música Original: Andrés Sánchez. Dirección de Arte: Lizette PonceVestuario: Cynthia López. Con Humberto Busto y Aisslin Derbez.