Por Lorena Loeza

Digamos que la otredad empieza a tener sentido cuando entendemos sus límites, y establecemos la diferencia entre quien eres tú y quiénes son las demás personas. También cuando entendemos la empatía como el modo de acercarse a lo ajeno, sin condenarlo e intentando comprenderlo.

Sin embargo, en ambos casos, se trata de escenarios imaginarios, porque, vaya, nadie es capaz de meterse realmente en una piel diferente. Lo interesante en la película “Ayer maravilla fui” (2017), dirigida y escrita por Gabriel Mariño, es que plantea a partir de un relato imaginario, la posibilidad de que tal cosa de verdad sucediera. El resultado es una película con un tinte entre melancólico y reflexivo que me atrevo a afirmar, no deja a nadie indiferente después de haberla visto.

Son varias las razones por las que la película funciona a pesar de ser una ficción tan extraña. Una de ellas es su propuesta onírica, el que esté filmada en un dramático blanco y negro y con estampas fijas a los detalles, las expresiones y las emociones, la hacen muy similar a un sueño. Otra de ellas, es mostrarnos una ciudad compleja como metáfora de la diversidad en que vivimos, en medio de encuadres precisos, algo así como fotografías que se mueven.

En ambos casos se trata de decisiones creativas muy acertadas por parte de Gabriel Mariño que cumplen con el objetivo de hacer que nos sumerjamos en su propuesta.

“Ayer maravilla fui” se desarrolla alrededor de un ente – en realidad nunca sabemos qué es realmente- que tiene la condición de cambiar de cuerpo cada determinado tiempo. Puede ser hombre, mujer, joven, anciano. Y no son personas imaginarias. Son intercambios temporales.

Ante la falta de explicaciones racionales para tan extraña situación, la película le apuesta a las emociones. Como público, no podremos entender si es ciencia ficción o algo sobrenatural, pero si comprendemos que nos está hablando de emociones complejas, como el amor, el dolor o la esperanza, colocadas de un modo que podamos conectar con ellas.

Y el asunto se complejiza más porque ¿cómo sería hablar del amor en un escenario cambiante? Al final, esta historia compleja termina en un asunto simple: te enamoras de la esencia, del alma, de las miradas. No deja de ser sorprendente cómo se logra narrar una historia acerca del amor a partir de metáforas complejas, para llegar a una conclusión simple: amamos la esencia y no la presencia.

Y es por eso que “Ayer maravilla fui” constituye una destacada muestra de oficio cinematográfico donde cada detalle cuenta para avanzar en la narrativa.

Finalmente, es importante decir que no hay que confundirse por el título. Es verdad que alude al dicho popular que decían nuestras abuelas, para recordarnos que la juventud es una etapa temporal y que tarde o temprano la inexorabilidad del tiempo nos alcanzará. Sin embargo, aquí la película nos hace pensar que quizás la maravilla no es la juventud en sí misma, sino la aventura de haber vivido. Y que al final, de hecho, todos los días nos levantamos siendo personas diferentes, un poquito más viejas y quizás un poquito más sabias.

Ficha técnica

Dirección: Mariño Garza, Gabriel
Guion: Mariño Garza, Gabriel
Producción: Gavica Marrufo, Gabriela | Mariño, Gabriel | Verástegui, Carlos
Compañía Productora: UnMundo
Fotografía: Hernández, Iván
Edición: G. García, Pedro
Sonido: Fernández, Pablo
Reparto: Cristiany, Rubén | Franco, Sonia | Meléndez, Hoze | Melikian, Siouzana
Dirección de Arte: Ávila, Erika.