Por: Emiliano Fajardo Sotelo

Charlie Brooke, el creador de esta serie, se ha encargado de enseñarnos extremos no tan lejanos que a pesar de parecer irreales parecen inmediatos. El Inglés, de manera crítica, nos plantea su idea principal desde el primer capítulo: Somos víctimas de la tecnología, de la inmediatez de la comunicación y de la elemental pero eficaz forma de acceso a distintas fuentes de conocimiento que han llegado a disgregar nuestra identidad. Con mucha más frecuencia perdemos nuestro sentido patriótico, familiar, sexual y emocional. Hemos logrado perder lo que lográbamos reconocer como propio y lo reemplazamos con el deseo y la búsqueda inalcanzable de algo que no conocemos: no sabemos hacia dónde vamos.

¿A qué se refiere el título de la Serie Televisiva?

Black Mirror, cuya traducción literal es “Espejo negro”, augura desde un primer momento que no sabemos quiénes somos realmente. Este espejo negro, refiere al reflejo que vemos de nosotros mismos en los aparatos electrónicos cuando estos se encuentran apagados. Dejamos de analizarnos como antes lo hacíamos en un espejo tradicional o en el reflejo del agua. Esa es la premisa clave para poder comprender a cabalidad el mensaje que se nos quiere transmitir. En los próximos párrafos buscaré explicar lo que he comprendido o interpretado sobre este magnífico  producto televisivo. 

Podemos ciertamente ver en muchos de los capítulos un sentimiento de incertidumbre ante situaciones que, en el contexto de la serie, podrían ser cotidianas. Es claro como los personajes saben que algo no está bien, comprenden que existe algo que no forma parte de ellos: la tecnología. Ni ellos ni nosotros hemos podido adoptar cabalmente aquello a lo que apuntamos la suma de nuestros esfuerzos. Las acciones que realizamos día a día no buscan realmente satisfacer nuestros más puros deseos o metas, están en cambio, indagando para completar aquello que nos han dicho “es lo que debemos hacer”. Queremos aquello que nos haga ver bien frente a los demás. Buscamos también, el bien para nosotros mismos, sin mirar o atender a las necesidades de un conjunto de individuos con los cuales coexistimos. Vemos claramente como las características propias inherentes a cada persona se resumen en el ego, el amor envidioso que sentimos por nosotros mismos, ahí nuestra futura identidad. Ese mismo ego podemos perderlo de vista y confundirlo con el bien común, no queremos en realidad lo que es bueno para otros, es más bien una ventaja individual adquirida por medio de otros. Encontramos dos figuras opuestas que nos guiarán hacia el fracaso: el ego y nuestra nula autodeterminación viciada por los modernos contextos sociales.

Nuestra hermética voluntad es totalmente libre, eso nunca es puesto en duda en la serie televisiva, solamente se ve coaccionada nuestra libertad por falsas concepciones de la realidad y por presiones meramente sociales. Cada capítulo logra situarnos en momentos en los que  el ánimo colectivo está buscando transgredir el derecho ajeno y sin ningún otro incentivo más que el triunfo ficticio de la tecnología y de lo que creemos es el avance del ser humano. Partiendo de esta ilimitada autodeterminación –atendiendo a decisiones que afecten solamente a la persona– hemos llegado a atentar contra la concepción que podemos tener de nosotros mismos.

Esta desproporción de la mala apreciación del concepto de libertad, pareciera ser que el futuro que se nos propone ha guiado hasta el libertinaje.

Podemos ver actualmente como ejemplos claros de esto, los deleznables atentados que han ocurrido en países sumamente tolerantes y liberales. Tenemos como ejemplo los atentados en París y Estados Unidos. Ellos tienen como nexo la condescendencia y respeto que han otorgado las sociedades y gobierno a grupos externos. No vemos este tipo de actos de terror en países más conservadores o aquellos que se encuentran en vías de desarrollo: la tolerancia ha tenido como respuesta la ingratitud. Vemos por otro lado prácticas xenofóbicas, racistas e intolerables que tienen fundamento en otro concepto mal entendido: libertad de expresión. ¿Tiene límites la libertad de expresión? Sería difícil poder trazar una línea rectora o hilo conductor para fundamentar indubitablemente una respuesta tajante que justificara conductas discriminatorias, la división es claramente delgada.

¿Nuestra identidad se puede ver afectada por nuestra libertad?

Observamos por otra parte preferencias que podrían parecer que no afectan a nadie. Como modelo sobre esto podemos hacer referencia reasignación sexo genérica. Tenemos la posibilidad de no tener un fundamento que haga totalmente válidas en nuestras decisiones, lo cual nos otorga una inconsistencia sobre las elecciones que podemos tomar y sus consecuencias. ¿Podremos después elegir también nuestra edad? Existen controvertidas resoluciones que a pesar de no afectar a terceros directamente, son producto de una desenfocada meta.

¿Qué conocemos hoy por identidad?

Este concepto se ha disuelto entre miles de opiniones, culturas y decisiones. Se ha atentado contra la esencia del ser humano al tener a la mano un libre albedrío tan amplio como la razón misma. No podríamos generar un concepto claro que unifique lo que hoy somos.

No me confundan con un antiguo conservador, describo solamente lo que ha generado la globalización y lo que se nos muestra en esa maravillosa serie televisiva: un cambio en el paradigma de lo que conocíamos como identidad. La identidad era antes relacionada con la equivalencia, ahora podemos ligarla con lo que es propio de cada quien. Nos quedará como sintonía simplemente el que todos seamos distintos, eso será lo que no unirá. Repito, no creo en que alguien deba elegir por nosotros, nuestra voluntad debe de ser reflejada siempre de manera libre, pero consiente.
Como extracto de lo anterior concluyo: siempre la libertad en las elecciones debe de ser prima  pero siempre teniendo claro las acotaciones y el desenlace de la misma.

No podemos perder de vista la magnífica crítica construida desde un agudo punto de vista por los guionistas que parecieren querernos advertir algo: el futuro ya pasó. 

Por último dejo las frases más enigmáticas de la magnífica transmisión:
? “Desperté en esta casa. Ni siquiera sé si es mi casa. Ni siquiera sé quién soy.” –White Bear, segundo episodio de la segunda temporada.

? “Después de medianoche, será un delito tener videos o imágenes de este evento.” – The National Anthem, primer episodio de la primera temporada.
? “Dolor verdadero, crueldad real, eso sí lo podemos soportar.”- 15 Million Merits, segundo episodio primera temporada.
? “¿De qué quieres hablar? ¿Por qué estás aquí? Nadie termina aquí si no es que su vida se está haciendo mierda allá afuera.”- White Christmas, cuarto episodio segunda temporada.