Donde se esconde el diablo
Ali López
Yo no sé ustedes, pero yo extraño el cine de terror, sobre todo, el de los años 80. Sí ya lo sé, era un cine adolescente, mal hecho, simplón, y hasta de mal gusto, pero, por mucho defectos que tenga, le veo muchas más virtudes. Era un cine mucho más orgánico, con efectos visuales hechos “a mano”, y aunque la fotografía y manufactura visual deja mucho que desear, no era un cine cobarde, que ocultara su deseo de mostrar (sobre todo mostrar desnudos femeninos, y mucha, mucha sangre). Actores ahora importantes empezaron en éste tipo de filmes, Kevin Bacon en “Viernes 13” (Friday the 13th, Sean S. Cunningham, USA-1980) o Johnny Deep en “Pesadilla en la calle del Infierno “(A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, USA-1984), por decir los dos más populares. El cine de terror solía ser un escaparate para la industria, y un refugio para sus fans, donde veían retratados sus temores, y también sus deseos. Yo no sé ustedes, pero yo extraño el cine de terror, ¿dónde se habrá quedado?
“Donde se esconce el diablo” (Where the Devil Hides, Christian E. Christiansen, USA- 2014) nos cuenta la historia de un pueblo llamado la Nueva Belén, pueblo enfrascado en sus tradiciones religiosas, temerosos de Dios y temerosos de una profecía. El sexto día del sexto mes nacerán seis niñas, una de ellas será el vehículo que utilice el diablo para ingresar a nuestro mundo. En 1994 la profecía se cumple, y aunque el mayor clérigo del pueblo quiere exterminar a las criaturas, uno de los padres lo impide. Pasan 18 años, y la fecha se acerca, pues cuando éstas ahora adolescentes cumplan dicha edad, el diablo vendrá. Un misterioso asesino encapuchado comienza a exterminar a las chicas una a una, ¿Evitando cumplir la profecía, o es el diablo que selecciona a la mejor de ellas?
El film es una mezcla un poco forzada de “La Aldea” (The Village, M. Night Shyamalan, USA-2004) y algún Slasher adolescente, pero muy bajado de tono. ¿Recuerdan que les decía que extrañaba el cine de terror? Pues “Donde se esconde el diablo”, fue el film que me hizo notar esa ausencia. Por que sí, la cinta es claramente un Slasher, está ahí el asesino misterioso, los posibles culpables, el cuchillo, el bosque, las adolescentes y el final sorpresa. Tópicos del género de cuchilladas, pero las reglas o se rompen o se siguen, no se anulan. Aquí no hay sangre en las cuchilladas, hay adolescentes pecaminosas y lujuriosas, pero que no muestran ni la pantorrilla, (por que el desnudo si es una regla del Slasher, sobre todo el de los 80), la escena de sexo, de la que se han burlado incansablemente, es sólo 15 segundos de una canción pop-rock juvenil. No es por que sólo lo explicito funcione, ni sea el único aspecto valioso, pero lo he dicho, son parte de las reglas, si vas a hacer un Slasher haz un Slasher, no una telenovela de chicas vs. asesino. El público clásico del género se aleja de inmediato, y considero que los nuevos posibles miembros no encontraran algo atractivo, hay series de TV, videos en la red, y films mismos, mucho mejores y de mejor (y más gore) contenido.
Una diferencia notable del cine de género actual con el pasado, son los efectos especiales y la calidad visual, ha mejorado innegablemente. Quedó atrás esa textura de grano reventado en las escenas nocturnas u oscuras, y su siempre luz azulada; ahora la nitidez es impresionante y permite hacer un juego de luz y sombras notable. Ni que decir de los efectos digitales, que bien hechos, dotan a las cintas de un realismo antes casi impensable. Aunque el terror sirvió para desarrollar los prostáticos y de más efectos del maquillaje, su calidad seguía siendo más apreciada por la brutalidad y eficacia técnica, que por un realismo notable. Donde se esconde el diablo es visualmente perfecta, pero no aprovecha su tecnología a favor del terror, nunca. La fotografía sobresale, impresiona, pero no juega nunca a asustarnos, estremecernos o intrigarnos.
Por eso es que la brutalidad y lo explicito es necesario, por que esa es la escénica del subgénero, la historia todos la conocemos, la chica pura y casta va a sobrevivir, pero las nuevas y más absurdas formas de asesinato, el aumento del gore y la desfachatez del desnudo y/o escena sexual, era lo que diferenciaba, y hacía que el público siguiera respondiendo en salas de cine y rentas de vídeo. Ahora no encuentro algo que me incite a invitarlos a ver la película. Sí todo es bueno, las actuaciones están a tono, la trama mantiene el frágil misterio, la música es complaciente, pero el terror llega, jamás se encuentra. El susto clásico, después de un prologado silencio, ni siquiera es bien explotado. No hay un Slasher, ni un cine de posesiones, ni intriga policíaca, no hay cine adolescente o teenxplotation; de verdad que no sabría clasificar a “Donde se esconde el diablo”. Yo creo que podría decir que sería un buen film de misterio si usted tiene 13 años, y jamás ha visto siquiera un especial de terror de los Simpson.
El mensaje final es muy dudoso, no pienso revelar como termina la cinta, pero al concluir la trama parece que la idea es que el orden clásico, donde el temor a Dios, la vida alejada de la tecnología, y donde las mujeres no tienen voz ni voto, es la única manera de que el mal no entre a nuestras vidas. Por lo menos continúo con una de las tradiciones intrínsecas del Slasher, que fácilmente y comúnmente, puede ser tachado de machista.