Por Miguel Ravelo

Hace unos días inició la onceava edición del Festival Internacional de Cine Judío en México, y las siete películas que lo conforman estarán exhibiéndose hasta el jueves 06 de febrero en un reducido circuito de salas. De entrada, vale mucho la pena buscar la película que sirvió para cortar el listón de inauguración del Festival: “El hijo del otro”, cuarta película de la realizadora francesa Lorraine Lévy, autora también del guión.

“El hijo del otro” parte de una premisa muy similar a la explorada en “De tal padre, tal hijo”, de Hirokazu Koreeda (exhibida en la más reciente edición de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional): dos niños recién nacidos son confundidos en el hospital y entregados, cada uno, a la familia del otro. En el caso que nos ocupa, el niño palestino es entregado a una familia israelí y viceversa.

Si bien la película de Koreeda, una de las mejores del año pasado, nos narra su historia de forma muy dura a través de los padres de los niños pequeños y la forma en que afrontan la situación al darse cuenta que al niño que han criado durante varios años no es su hijo, Lorraine Lévy decide contarnos, igualmente con oficio y seguridad, su historia a través de los ojos de dos adolescentes hijos de familias con costumbres y creencias profundamente fincadas.

Lorraine Lévy es hábil para hacernos sentir parte de cada una de las familias. Se toma su tiempo para mostrarnos sus costumbres, su vida en el día a día. Poco a poco conocemos a cada uno de los miembros de estas familias y su postura ante la situación política/religiosa que vive cada uno de sus pueblos. Como espectadores, nos hace parte de su realidad y logra transmitir muy eficazmente la gravedad de la situación. A pesar que en ambos casos la figuras dominantes en la familia son los padres, la directora nos comparte con más intimidad la visión de las madres. ¿Cómo, después de casi 18 años, una madre puede rechazar a la persona que ha criado y conocido como su hijo? ¿Cómo lo toman los hermanos? Y principalmente, ¿qué pasa por la mente de los jóvenes afectados?

Una de las principales virtudes de la película son las actuaciones de Jules Sitruk interpretando a Joseph, el cual descubre su realidad cuando está por alistarse en el ejército israelí, y Mehdi Dehbi como Yacine, el hijo de la familia palestina. De forma muy accesible y evitando melodramas innecesarios, Lévy nos hace partícipes de las dudas y reacciones tanto de ambos jóvenes como del entorno al que pertenecen. ¿Quiénes son en realidad? ¿Qué es lo que deben creer? ¿Lo que han conocido durante toda su vida, o aquello que en un momento a otro se les revela como su realidad absoluta?

La película entra en terrenos de la pérdida de identidad y nos invita a preguntarnos quiénes somos y en qué creemos. ¿Realmente las creencias que profesamos son nuestras, o somos el fruto de costumbres inculcadas durante varias generaciones? ¿Tener una postura o un punto de vista en realidad debe hacernos enemigos de aquellos que no comparten nuestras creencias? ¿Hoy en día, qué validez tienen esas creencias? La película va desplegando su historia de una forma ágil, en donde iremos entendiendo la realidad de estas comunidades y pueblos tan lejanos a nosotros, pero cuyos sentimientos de unión, familiaridad, pertenencia y sobre todo, amor, no pueden resultarnos extraños.

“El hijo del otro” es una muy buena selección para dar comienzo a un festival que, aún no teniendo el número de cintas exhibidas en otros festivales más reconocidos o cimentados en nuestro país, ofrece propuestas muy interesantes que no será fácil encontrar exhibidas en nuestros cines.

Para más información de las películas que forman parte del Festival, así como salas y horarios, visite

http://ficj.org/calendario-11a-edicion/

“El hijo del otro/Le fils de l’Autre”, Lorraine Lévy, Francia, 2012

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