Por Manuel Cruz
Cruzderivas@gmail.com

Inglaterra es fascinante. Es el país de la Reina, Sherlock Holmes y quizás la forma más bella de usar el lenguaje. Pero también es cuna de The Who, los punks y los pythons. Shakespeare y Pink Floyd van extrañamente juntos, como un solo ejemplo de la enorme telaraña cultural que rodea a la nación: incluso lo intolerable es permitido. Hace entonces más sentido que Paul Raymond (Steve Coogan) haya nacido en Inglaterra, como el gran creador de un imperio de sexo y drogas desde el glamour de los 50’s, pasando por la rebeldía de los 70’s y hasta la actualidad.

Nos muestra la biografía de Paul Raymond, el más grande magnate de la industria erótica de Inglaterra de los años sesenta y cuya vida estuvo llena de sexo, drogas y alcohol.

En “El Rey del Erotismo”, Michael Winterbottom lleva este viaje sin pretensiones ni ensayos morales, con un ritmo prácticamente indiferente, y al mismo tiempo, cool. Como todo lo que hacen los ingleses. Y Paul Raymond bien tuvo una actitud merecedora del cuestionamiento: Intercambió mujeres al por mayor, tuvo más hijos de los que querría contar, y construyó una pequeña obsesión por la cocaína que terminó con su hija Deborah (Imogen Poots).

Lo interesante de sus aventuras es encontrar un sentido de culpa interior: todo el mundo lo acusó desde siempre (eso ocurre cuando alguien tiene como línea profesional el montar espectáculos con mujeres desnudas en una nación tan puritana), pero él mismo no parece sufrir ni tener remordimiento por sus acciones. Es quizás porque Raymond siempre fue cool (efecto genuinamente logrado por Coogan), correspondiente a la discreción de su país: siempre con una cara seria incluso si el mundo entero está en llamas, algunos le llaman humor inglés.

Esta cinta merece ser vista, entre otras cosas, por la actitud de Raymond y Coogan ante la vida, el sexo y el caos. También porque retrata, aunque de manera más corta, las transiciones históricas de la sensualidad: desde lo estético hasta lo gradualmente vulgar.

PD: Tras ver la cinta, investigué sobre las empresas de Ryan hoy en día, concluyendo en su página oficial de internet. Él siempre dijo que jamás mostraría pornografía, y en los 60’s, donde el verdadero secreto de la sensualidad estaba en lo que uno no ve (tendencia fundamental de la serie “Mad Men”), es fácil creerle e incluso estar de acuerdo.

Pero si hoy viera en que se han convertido sus estándares (y los de todos los demás) estaría muy decepcionado.

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