Por Jon Apaolaza
Noticine.com-CorreCamara.com
Hay películas cuyas sinopsis no auguran nada apasionante, y hay directores capaces de convertir una historia en teoría trivial en un gran e intenso espectáculo cinematográfico, de los que se recuerdan por años. El mexicano Alfonso Cuarón es uno de ellos. Su “Gravedad” (Gravity), que este viernes se estrena en Estados Unidos y España y la semana próxima en buena parte de América Latina, con la ayuda de la siempre convincente Sandra Bullock y de un equipo de virtuosos técnicos encabezados por el director de fotografía Emmanuel “Chivo” Lubezki, es la mejor muestra de que el talento existe en Hollywood… aunque venga de fuera.
Sobre el papel, la cosa no parecía demasiado original ni capaz de dar excesivo juego dramático: una astronauta que accidentalmente queda flotando en el espacio y con el oxígeno descendiendo segundo a segundo. Claro que Cuarón y su hijo, Jonás, se guardaban unos cuantos ases en la manga para aportar “acción” a un planteamiento más propio de un cortometraje.
No es que el autor de “Y tu mamá también” e “Hijos de los hombres (Children of Men) haya descubierto la pólvora. Sus mimbres los hemos visto decenas de veces en pantalla: el espíritu de supervivencia, cómo nos amarramos con rabia a la vida y luchamos hasta el aliento final, y -por otro lado- la capacidad de sacrificio, entrega y en última instancia autoinmolación. Lo que hace diferente y grande a “Gravedad / Gravity” no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta.
La película del mexicano, que durante meses fue cortejado por numerosas actrices, deseosas de ponerse en la piel de la doctora Ryan Stone, uno de los más poderosos papeles femeninos del año, hace vivir al espectador la angustia de estar literalmente perdido en el espacio, en un ambiente tan infinito como silencioso y bello, con la tierra bajo tus pies y un peligro suplementario, la lluvia de “basura espacial” que puede destrozarte el traje y/o la nave.
La cámara de Lubezki se hace con frecuencia subjetiva para meternos literalmente en las escafandras de los astronautas y compartir con ellos su visión, que puede ser la última. “Gravedad” está llena de metáforas. Es un cuento sobre la fragilidad de la vida y la falsa ilusión de seguridad que a veces sentimos, pero también sobre el instinto de supervivencia que agudiza nuestros sentidos y da fuerza a nuestros músculos. Y olvídense de ciencia-ficción. Este es un film contemporáneo, realista y -paradójicamente- con los pies en el suelo.
Convertir lo básico, lo aparentemente nimio, en espectáculo es el acierto de Cuarón y su equipo, que sin duda va a merecer reconomientos en los próximos meses. La relación del mexicano con la gran industria de Hollywood ha tenido sus más y sus menos, aunque hasta ahora más menos que otra cosa, pero “Gravedad” va a cambiarla radicalmente, porque todo apunta que por sus virtudes, la cinta será un éxito en las salas como ya lo está siendo en los festivales y entre la crítica internacional. Sólo dénle libertad y medios, y Alfonso Cuarón podría seguir haciendo historia en el Séptimo Arte.
… Y, para terminar, un respetuoso consejo: véanla en 3D. Esta vez sí merece la pena pagar un poco más.
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