Por Lorena Loeza
Con una refinada narrativa, un tono nostálgico en blanco y negro, una cuidada fotografía y un par de actuaciones grandiosas, Pawel Pawlikowski (ganador del Oscar por “Ida”, 2013), vuelve a sorprender al mundo con una verdadera obra de arte que trata sobre el amor, la música, el desencuentro y la obsesión en diferentes etapas de una vida.
“Guerra Fría” le muestra al mundo lo diferente que puede ser una historia de amor en un ambiente poco glamoroso y lejos de los musicales hollywoodenses a los que la industria fílmica nos tiene tan acostumbrados. Quizás porque el amor aquí no es idealizado y se muestra lo que de verdad significa vivir en espera de ese final feliz que nunca llega.
La película arranca en Polonia durante la postguerra, en plena Guerra Fría. Wiktor Warski (Tomasz Kot) es un talentoso músico que busca recuperar los bailes y la música popular polaca, como parte de un proyecto que se propone recuperar la memoria histórica contenida en las piezas populares, el canto y la danza.
Reclutando jóvenes con talento para el canto y baile, conoce a Zula (Joanna Kulig) una chica talentosa, pero también con carácter y determinación. El romance empieza ahí, en una Polonia en ruinas, donde la reconstrucción pasa también por la recomposición nacionalista a través del arte popular.
Pawlikoswki construye un relato diacrónico acerca de esta pareja, sus encuentros y desencuentros en medio de la desolación por una Europa dividida y por el ascenso del comunismo en el mundo eslavo. Guerra y política dividen a la personas, cruzan sus identidades, sus pasiones y al final, también les impiden vivir como lo han soñado.
Se podría pensar que en esta narrativa, el blanco y negro es un recurso sombrío, pero en realidad hace las veces de un recurso dramático y expresivo, porque de cualquier modo no hay suficientes colores en el mundo que puedan para retratar la pasión con suficiente fidelidad.
Sin embargo, lo verdaderamente sorprendente de esta historia es la esmerada selección musical. De los cantos rurales, al tango parisino, el jazz, el rock and roll, los ritmos latinos y las Variaciones Goldberg de Bach, la historia fluye y cambia de tono, incluso diera la impresión que el género musical es el que se apropia de la situación, para influir en las decisiones de los amantes.
Dejando en claro que no todas las historias musicales son rosas, ni todas las historias de amor terminan con un “felices para siempre”, “Guerra fría” nos deja una agridulce sensación de entender que la meta no tiene que ser tener una vida feliz, sino aprender a vivir y encontrar poco a poco el sentido, que definitivamente no tiene porqué ser como nos lo habíamos imaginado. La vida siempre es una caja de sorpresas.
Guerra fría
(Cold War, Polonia-Francia, 2018, 90 mins.)
Director: Pawel Pawlikowski. Guión: Pawel Pawlikowski y Janusz Glowacki, con la colaboración de Piotr Borkowski. F en B/N: Lukasz Zal. Música: Marcin Masecki. Edición: Jaroslaw Kaminski. Con: Joanna Kulig (Zula), Tomasz Kot (Wiktor), Borys Szyc (Kaczmarek), Agata Kulesza (Irena), Cédric Kahn (Michel), Jeanne Balibar (Juliette) . Productor: Tanya Seghatchian y Ewa Puszczynska. Distribuidora: Caníbal. Clasificación: B-15.