Por Hugo Lara Chávez
Hay películas que viene a refrescar la cartelera como un bálsamo, en medio del predominio depredador de Hollywood. De esa especie es «La familia Bélier» (2014), película francesa del realizador Eric Lartigau (1964) que con discreción ha llegado a las pantallas y que obsequia una historia que divierte y enternece.
Los Bélier parecen una familia común de un pequeño pueblo del norte de Francia: los esposos Gigi (Karin Viard) y Rodolphe (François Damiens) son muy unidos y, junto a sus dos hijos, la adolescente Paula (Louane Emera) y el menor Quentin (Luca Gelberg) comparten responsabilidades en el hogar y el establo de su propiedad, fabrican y venden quesos artesanales y, en suma, enfrentan la rutina como cualquiera. Pero algo los hace muy diferentes: salvo Paula, los otros tres son sordomudos.
Esta es la premisa de la comedia “La familia Bélier”, que sigue como protagonista a Paula, una quinceañera que sirve de intérprete a su peculiar familia, incluso interviniendo en los líos conyugales de sus padres o apoyando la disparatada idea de Rodolphe de postularse como alcalde. Pero lo que detona el conflicto es su voz privilegiada que su agrio profesor de música descubre por accidente y que, por ello, la anima a concursar para estudiar en una prestigiada academia de París. Paula tendrá que resolver el dilema de seguir su sueño o permanecer al lado de su familia de sordomudos.
«La familia Bélier» es un filme con pretensiones discretas pero que logra alcanzar alto vuelo. La realización y el guión asumen el difícil reto de filmar a tres miembros de una familia de sordomudos, sin voces, pero el escollo es sorteado con fortuna, a partir del dinamismo, el humor y la música. Los diálogos funcionan a partir del buen ensamble actoral y de la sobresaliente ejecución de sus actores. Paula traduce el lenguaje de sus padres, o tergiversa cuando le conviene. “¿Por qué no me puedo postular como alcalde, si Obama es negro y ganó la presidencia de Estados Unidos?” le dice Rodolphe a su hija.
La subtrama de la campaña para alcalde, que lamentablemente el realizador abandona cuando va a medio camino, es sin embargo un tema interesante que toca el filme. Remite al hartazgo planetario contra la clase política, la corrupción y el oportunismo de los gobernantes que mueven los hilos del mundo, en Francia, México o donde sea.
El director Lartigau, poco conocido en México (antes ha filmado “Se renta esposa” de 2006 y “L’homme qui voulait vivre sa vie” de 2010, entre otras) tiene la claridad de ubicar en medio —dentro de este relato sobre la mecánica familiar— el conflicto de una adolescente que está aprendiendo a crecer, a enamorarse, a sentir, a descubrir su capacidad. Ella es la única que oye y habla, pero no la única que siente. Vaya metáfora adolescente tan exacta. Al final, corroboramos lo que ya sabemos: no hay familia perfecta.
Además, aparecen alrededor de Paula una fiel amiga llena de gracia y un chico de quien se enamora. Las hormonas explotan. Entonces, las emociones fluyen gratamente, en medio del canto y de la música popular francesa que es otro regalo del filme (con homenaje especial a Michel Sardou). Hay que poner atención a la banda sonora, que se sube a la ola del auge del musical para adolescentes, con una propuesta original y diferente.
Se dice que las comedias padecen el pecado de que están ancladas a la idiosincrasia de donde surgen y que con problemas pueden trascender a sus fronteras. “La familia Bélier” demuestra lo contrario: que una comedia tan local en sus códigos puede ser tan universal como cualquier otro género. Si usted quiere salir de la rutina de la cartelera, ésta es una buena opción.
Director: Eric Lartigau. Guión: Victoria Bedos, Thomas Bidegain, Eric Lartigau. Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine. Fotografía: Romain Winding. Reparto: Louane Emera, Karin Viard, François Damiens, Roxane Duran, Mar Sodupe, Eric Elmosnino, Ilian Bergala, Luca Gelberg, Clémence Lassalas. Productora Jerico / Mars Films / France 2 Cinéma