Por José de Jesús Chávez Martínez
La formación religiosa ha sido una condición que ha acompañado a la humanidad desde hace varios siglos, aun antes de la era cristiana. Sin embargo, con la aparición del catolicismo, muchos aspectos de la cultura mundial cambiaron y siguen en constante evolución o reafirmación. La religión ha sido así un tema de conversación perenne y objeto de debates y desacuerdos. Cuando las artes exponen temas religiosos se abren igualmente discusiones y análisis de pertinencia, de ética y de crítica en general.
La miniserie “Misa de medianoche” (“Midnight mass”, 2021) decide explorar este polémico asunto centrándose en la vocación sacerdotal y en la conversión por la fuerza al cristianismo de unas cuantas decenas de feligreses que habitan en una islilla remota llamada “Crocket Island”, cuya ubicación exacta (a qué estado o condado pertenece) no se determina en el relato, pero es muy obvio que está en Estados Unidos. Tan pequeña es la isla que sus habitantes no tienen automóviles, a excepción de bicicletas que sólo los adolescentes del lugar utilizan. La mayoría se traslada a pie por las calles sin asfaltar, aunque la convivencia se da en las casas, entre familia, y también en la única parroquia donde oficiaba el anciano monseñor Pruitt.
El joven y otrora ejecutivo Riley Flynn (Zach Gilford) regresa a Crocket Island luego de cumplir una condena de cuatro años por conducir ebrio y causar la muerte de una chica en California. Riley no tiene más remedio que reintegrarse a la casa de sus padres y su hermano menor. El sentimiento de culpa lo persigue constantemente. Casi al mismo tiempo llega al islote Paul Hill (Hamish Linklater), sacerdote de mediana edad, para sustituir a Pruitt que ha sido llevado a tierra firme por problemas de salud.
Y así se van presentando varios habitantes más (la mayoría pescadores), sus esposas, el alcalde Scarborough (Michael Trucco), Hassan (Rahul Kohli) el sheriff de origen musulmán, la profesora Erin Greene (interpretada por Kate Siegel, antigua enamorada de Riley y que vivió en Nueva York), la doctora Gunning (Annabeth Gish) y Bev Keane (Samantha Sloyan), una ferviente devota que prácticamente dirige la parroquia, la escuela, el ayuntamiento e incluso se impone a la autoridad policiaca.
Cuando el padre Hill arriba a la isla empieza a impresionar a los feligreses con emotivos sermones que van subiendo de intensidad hasta provocar un milagro: hacer que Leeza Scarborough (Annarah Cymone), la adolescente hija del alcalde, se pare de su silla de ruedas y camine (quedó inválida luego que el alcohólico Joe Collie lanzara indiscriminadamente disparos de escopeta, uno de los cuales impactó en su columna). La comunidad queda azorada y mayormente encantada. La doctora Gunning explica que a veces esas lesiones se alivian lentamente. Pero más acontecimientos sobrenaturales están por suceder.
Un ser misterioso también ha llegado, ronda por la isla durante las noches y ha matado a decenas de gatos y otros animales succionándoles la sangre. Erin estaba encinta, con Gunning dando seguimiento al proceso de gestación, pero un día el feto desaparece misteriosamente del útero, así que la chica acude a tierra firme con otra médica, quien luego de unos análisis le informa que nunca estuvo embarazada. Aquí ya empezamos a sospechar del padre Hill y de la criatura nocturna, y también a preguntarnos qué pasó con Pruitt. Igualmente Bev despierta animosidad creciente por sus empeños en imponer la Biblia a los estudiantes como libro de texto, además de almacenar muchas latas con veneno para roedores que según usaría para ahuyentar las plagas de su casa (el perro de Joe tristemente muere intoxicado durante una fiesta comunal por el miércoles de ceniza).
Más adelante, el padre Hill comienza a vomitar sangre y a sufrir desmayos, aunque continúa ayudando a Riley con un grupo de Alcohólicos Anónimos, actividad que es parte obligatoria de la libertad condicional del joven; luego se les une el borracho Joe (Robert Longstreet), pero desaparece en las horas posteriores por obra y gracia de Hill, quien lo ha sacrificado porque necesitaba beber su sangre. Hill igualmente visita a Mildred Gunning (Alex Essoe), la enferma y longeva madre de la doctora, para ofrecerle misas particulares en las que le da a beber un vino muy especial (que antes tomó Leeza). Con los días, Mildred rejuvenece de manera impresionante.
En total son siete capítulos de esta miniserie que, en una acertada sucesión de tiempo en simultaneidad, expresa la situación de una comunidad que entró en crisis por un derrame petrolero gracias a unas compañías que llegaron, invirtieron, causaron el desastre y se fueron. Joe y Riley comentaron que Bev alentó la venida de las corporaciones para obtener fondos para la iglesia; lavado de dinero dicen. También en flashback se muestra lo ocurrido al monseñor Pruitt, su relación con el padre Hill y quién es y por qué llegó a la isla el misterioso ser nocturno. Todo eso lo deduce inteligentemente Bev, experta en pasajes de la Biblia, al observar los extraños eventos, así que comienza a preparar una purificación en un aquelarre final y convertir a los isleños en seres inmortales o algo así.
La serie también explora y propone una rara conexión entre vampirismo, los zombis, el catolicismo y las figuras celestiales que supuestamente vienen a la Tierra para ayudar a la humanidad; igualmente la redención, el arrepentimiento, el conflicto católico con los musulmanes y con la ciencia, además de la experiencia con la muerte. Es en sí, una temática muy compleja que se desarrolla eficazmente mediante intensos diálogos en un sólido guion a cargo del director Mike Flanagan (“El juego de Gerald”, 2017; “Hush” y “Somnia”, 2016, entre otras). La trama produce igual una sensación de claustrofobia y nos hace desear que los personajes se larguen de Crocket.
La crítica ha elogiado, y con razón, el trabajo de Hamish Linklater por su muy notable interpretación basada en la transmisión de emociones varias: su personaje sufre por la culpa, por amor, por vocación y creencia, por desesperación, por transformación física, por hambre y por dolor. Representa de manera excelente el paradigma de la conversión hacia la pretendida perpetuidad. Sin embargo, Samantha Sloyan no está muy atrás porque nos hace odiar a su personaje Bev y a sus eventos discursivos tan naturalmente lógicos y execrables hasta el último segundo. Así que esta serie está para verse con mucha atención y por lo tanto se considera muy recomendable aun como sea que se le quiera tildar: anticatólica o simplemente como muestra de un particular fanatismo religioso. Actualmente está en Netflix.
Título original: Midnight Mass. Año: 2021. Dirección: Mike Flanagan. Guion: Mike Flanagan. Producción: Kathy Gilroy. Productores ejecutivos: Mike Flanagan y Trevor Macy. Fotografía: Michael Fimognari. Edición: Mike Flanagan. Diseño de producción: Steve Arnold. Música: The Newton Brothers. Intérpretes: Zach Gilford, Kate Siegel, Hamish Linklater, Annabeth Gish, Michael Trucco, Samantha Sloyan, Henry Thomas, Annarah Cymone, Rahul Abburi, Crystal Balint, Matt Biedel, Alex Essoe, Rahul Kohli, Kristin Lehman, Robert Longstreet, Igby Rigney, Annarah Shephard.