Por José de Jesús Chávez Martínez

He aquí la tercera entrega de “Monstruo: La historia de Ed Gein” (“Monster: The Ed Gein Story”, 2025), la miniserie que aborda las historias de asesinos seriales, que en este caso se trata del supuesto “padrino” de algunos de los más célebres y posteriores ejecutores demenciales que se han vuelto icónicos para buena parte de la sociedad estadounidense. Nos referimos a Edward Theodore Gein, quien en los años 50’s cometió crímenes atroces en la ciudad de Plainfield, Wisconsin: dos asesinatos de mujeres de edad madura y la exhumación de al menos nueve cadáveres también femeninos.

La profanación tuvo como causal la muerte de la madre de Gein, Augusta (una brillante Laurie Metcalf en la serie), de la que dependía moralmente al ser una religiosa empedernida que lo constreñía en cuanto a sus relaciones sociales y su forma de comportarse. Al morir Augusta, el desamparado Ed busca la manera preservar tanto la memoria de su madre como, literalmente, su cuerpo, que después representó para sí mismo con partes de cadáveres femeninos. De igual forma, las víctimas que ultimó, según dijo en su momento, se parecían mucho a su madre.

A la par de eso, Gein se inspiró en las atrocidades de la criminal de guerra Ilse Koch, esposa de un oficial nazi, comandante en un campo de concentración, del cual ella seleccionaba a prisioneros condenados a muerte para hacer con su piel artículos decorativos, en especial las célebres lámparas de mesa. Gein, por su parte, también fabricó muebles con la piel de los cadáveres exhumados además de corsés y máscaras debido a un fetichismo sexual.

Estas representaciones como siempre son producto de especulaciones y algunas investigaciones biográficas sobre Gein, sin embargo se sospecha con bases que Ed profesaba un inmenso amor hacia su madre, a pesar que ella le prohibía fijarse en alguna mujer porque todas eran “rameras”.

La caracterización de Ed Gein en esta miniserie corrió a cargo de Charlie Hunnam, quien se encontró tal vez con la mayor oportunidad de su carrera, con una interpretación muy exigente a la que los guionistas dieron una confección con no pocas libertades en cuanto a hechos y rasgos del personaje.

El relato está marcado por varias secuencias y escenas cargadas de abundante poesía visual y visiones oníricas y delirantes del asesino, como aquella donde supuestamente mata a su hermano Henry (Hudson Oz) o su relación con Adeline Watkins (Suzanna Son), que en la serie funge como amante y cómplice, aunque la verdadera Adeline declaró en su momento que si bien conocía a Ed desde hacía veinte años, nunca entró a su casa.

Por otra parte, dedican en la serie varios pasajes de la influencia del caso de Gein en tres películas fundamentales del horror: “Psicosis”, “La masacre de Texas” y “El silencio de los inocentes”, lo que por momentos hace pensar que se trata de un homenaje en agradecimiento por tan importante aportación. “Gracias Ed”, debería llamarse algún episodio. Incluso muestran al maestro Alfred Hitchcock (Tom Hollander) como un fisgón ladino y truculento que atormenta al pobre de Anthony Perkins (Joey Pollari); a Tobe Hooper (Will Brill) y su proceso imaginativo para crear a Leatherface; y a Ted Levine (Golden Garnick) en su interpretación de “Buffalo Bill”.

También es de llamar la atención su supuesta colaboración con el FBI para atrapar ni más ni menos que a Ted Bundy, irreal desde luego. Los asesinatos de dos cazadores utilizando una motosierra al estilo de Leatherface igual es una licencia estilística e inventada para magnificar al personaje. En suma, el Ed Gein de esta serie es extremadamente violento y su agudo tono de voz es exasperante, lo que contrasta con la forma insulsa de hablar del verdadero Gein. Basta ver las fotografías reales de Gein y compararlas con los fotogramas del ficticio Ed para advertir claramente las diferencias entre un semblante natural, sin visibles indicios de psicopatía, y uno prefabricado y aberrante, sin que esto sea un demérito para la interpretación de Hunnam.

De hecho, el mejor capítulo es el siete, donde Gein, ya internado en un hospital psiquiátrico, en pleno arrobamiento se comunica con Christine Jorgensen (Alanna Darby), la actriz que se sometió a una cirugía de reasignación de sexo, y con Ilse (Vicky Krieps) mediante un aparato de radio y asesina a la jefa de enfermeras, hechos expuestos en una serie de secuencias intensas y bien logradas cuyo fin es entender que Ed está alucinando y cómo su médico le explica que eso es parte de su esquizofrenia.

La vida de Ed Gein está para documentarse con múltiples pruebas y testimonios, hay mucha información sobre su caso; sin embargo y en contraparte, los permisos que se auto atribuye la industria del streaming son para hacer más llamativa la miniserie y ofrecerla al usuario, lo cual suena y es bastante lógico. Pero no hay que perder de vista que se idealiza al personaje para crear una muy funcional atmósfera de miedo (sí, incluso dan miedo las casas, todas parecidas en su distribución espacial, ya sea la sucia morada de Ed o la impoluta vivienda del sheriff Schley – Tyler Jacob), de incertidumbre y de compasión por él para magnificarlo como el antihéroe que parece ser en la cultura popular estadounidense. De nuevo, Gracias Ed.

Esta miniserie está en Netflix y satisface sin duda a los amantes del misterio, del horror y del terror folclórico estadounidense cuyos “héroes” y representantes se dan de manera regular y cíclica ¿por qué será?

Título original: Monster: The Ed Gein Story. País: Estados Unidos. Dirección: Max Winkler y Ian Brennan. Número de episodios: ocho. Guion: Ian Brennan. Intérpretes: Charlie Hunnam, Laurie Metcalf, Suzanna Son, Vickie Krieps, Tom Hollander, Hudson Oz, Tyler Jacob, Alanna Darby, Joey Pollari, Rondi Reed, Lesley Manville, Charlie Hall, Will Brill, Golden Garnick.

Por José de Jesús Chávez Martínez

Comunicólogo egresado de la UAM Xochimilco. Profesor investigador en la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Occidente Unidad Culiacán, con las líneas comunicación y educación, y el cine como dispositivo didáctico, de las cuales se han desprendido diversos artículos científicos y tres libros. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII). Desde 2021 es colaborador de correcamara.com