Por Hugo Lara Chávez

Articular el pasado históricamente no significa reconocerlo «tal y como ha sido». Significa apoderarse de un recuerdo que relampaguea en el instante de un peligro.
Walter Benjamin


El cineasta haitiano Raoul Peck, ex ministro de cultura de su país natal, se abocó desde hace algunos años a estudiar la obra y el pensamiento del fallecido escritor afroamericano James Baldwin (1924-1987), quien desde la década de los sesentas del siglo pasado destacó como ideólogo de la lucha por los derechos civiles, la igualdad racial y la deconstrucción de la discriminación contra las minorías negras, un sentimiento fuertemente arraigado entre la población anglosajona de Estados Unidos. El resultado es el documental “No soy tu negro” (I am not your nigger, 2016), cuyo impacto le permitió ganar un premio en el festival de Berlín y alcanzar este año la nominación al Oscar, pero sobre todo contribuir a la discusión sobre el tema que, a pesar de los logros, sigue siendo una asignatura pendiente del tejido social de aquel país y del mundo entero.

Peck, realizador de otros laureados filmes como “Lumumba” (2000 ) y “Sometimes in April” (2005), aborda en “No soy tu negro” el tema desde la perspectiva de Baldwin, la voz principal del filme cuyos testimonios fueron recopilados de algunos archivos audiovisuales, y quien en 1979 se había propuesto narrar la historia de Estados Unidos a través  de tres de sus amigos asesinados: Medgar Evers, Malcom X y Marthun Luther King, líderes de la causa por la igualdad racial que pagaron con su vida haber desafiado el status quo americano. El documental recupera apuntes inéditos y se enfoca en tejer las reflexiones de Baldwin, trotamundos originario de Harlem que también vivió en París, al mismo tiempo en que nos asomamos al legado de los tres personajes. De esta manera, la narración, apoyada en la voz de Samuel L. Jackson, sostiene afirmaciones punzantes, como decir que “la historia del negro en América es la historia de Estados Unidos. Y no es una bonita historia”.

Igualmente, el filme se desdobla mediante el análisis de la contrucción cultural del racismo, desde la época del esclavismo hasta la actualidad. El director se sirve de ello mediante la incorporación de decenas de películas, archivos de televisión y material iconográfico que reforzaron la imagen de la superioridad blanca, a costa del sometimiento de los afroamericanos y del concepto despectivo de ser “negro”, justo lo que cuestiona el documental: ser “negro” es una invención histórica, porque en realidad todos somos humanos. “El mundo no es blanco, nunca ha sido blanco, no puede ser blanco. Lo blanco ha sido una metáfora de poder, es una manera de describir al Chase Manhattan Bank”, refiere el relato.

En el itinerario de este documental se muestran escenas de películas de diferentes épocas desde el cine mudo: “La cabaña del Tío Tom” (Harry A. Pollard  1927), “Dance, fools, dance” (Harry Beaumont , 1931), “La diligencia” (John Ford, 1939), Imitation of Life (John M. Stahl , 1934), “No way out” (1950) de Joseph Mankiewicz, “Adivina quién viene a cenar” (1967) de Stanley Kramer, entre otras. La aproximación a estas películas resulta sumamente interesante bajo la lente del racismo, pues se revelan prejuicios y diatribas de este fenómeno. “En este país, durante demasiado tiempo, han existido dos niveles de experiencia. La primera puede resumirse cruelmente en Doris Day y Gary Cooper, dos de los retratos de la inocencia más grotescos que el mundo ha visto. Y el otros, subterráneo, indispensable y negado, podría resumirse en el tono y el rostro de Ray Charles”, afirma Baldwin en cierto momento.

“No soy tu negro” es un documental indispensable y oportuno para comprender no sólo la historia de Estados Unidos, sino el momento actual por el que cruza y la manera en que afecta al planeta. Los latinos, los árabes y otras etnias, podremos encontrar en este filme un grueso arsenal de asuntos que nos vinculan con la lucha de las comunidades afroamericanas. El giro al supremacismo blanco que encarna el gobierno de Trump es una alarma que resuena a lo largo del metraje de esta poderosa película, que sin artificios ni rebuscamientos, presenta la realidad de uno de los peores males de la humanidad. Un tema, por cierto, que también podría traspolarse a México, donde pervive un racismo mal disimulado contra las comunidades indígenas.

El filme es parte de la programación de Ambulante y se estrenará en salas a fines de abril.

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.