Por Lorena Loeza

Quizás pensemos que a estas alturas, cuando ha pasado poco más de medio siglo desde el movimiento estudiantil del 68 en México, ya se ha dicho todo al respecto. Sin embargo, al parecer el cineasta José Manuel Cravioto no estuvo de acuerdo con eso y por ello, acompañado de un conjunto de talentosos artistas de diferentes disciplinas, construyó “Olimpia”, una historia diferente utilizando técnicas visuales muy novedosas, acerca de aquel terrible día en que los militares entraron a Ciudad Universitaria.

Construir esta cinta, al parecer, no fue sencillo. Para realizarla se aprovechó todo lo escrito y filmado en todos estos años, como el documental “El grito” (L. López, 1968) que ya es una legendaria pieza testimonial acerca de lo ocurrido, además de imágenes y documentos del archivo de la propia UNAM. Todo eso se  combinó con una técnica de animación llamada rotoscopía, en la que se dibuja o pinta sobre  cada uno de los fotogramas de la película. Esta técnica es similar a la utilizada en la multipremiada cinta “Loving Vincent” (D. Kobiela y H. Welchman, 2017) siendo todo un orgullo que haya sido realizada en México y con la participación estudiantes de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM.

La cinta es también la primera realizada por la UNAM, que narra desde la ficción lo sucedido en octubre del 68. Es innegable que sigue siendo una herida abierta y que nunca terminaremos de contar esta historia que se compone de múltiples voces.

Pero la película es mucho más que una simple curiosidad cinematográfica. Este esfuerzo coral de contar lo que pasó entonces desde la ficción, incluye a diferentes personajes: el líder del movimiento, la chica que quiere escribir un discurso, el chico que quería documentarlo todo, la madre que busca a su hija, el padre influyente que teme por la suerte de su hijo. Para lograr contar esta historia, Cravioto también eligió un casting con actores y actrices experimentadas como Lumi Cavazos y Tiaré Scanda combinado con actores jóvenes como Nicolasa Ortiz Monasterio, Luis Curiel, Daniel Mandoki y Diego Cataño. El resultado es poco más que afortunado.

A través de las actuaciones de todos ellos y ellas, se conjugan las diferentes voces que  siguen resonando en la consciencia colectiva, porque retratan a la sociedad mexicana agraviada que todavía clama justicia para quienes cayeron en aquel entonces.

“Olimpia” tendrá la oportunidad de mostrar de  modo distinto, un doloroso pasaje de nuestra historia contemporánea. Y en eso, cumple con una de las cosas que más nos gustan al mirar películas: que nos cuenten las historias compartidas de la gente que es como  nosotros.