Por Hugo Lara Chávez
Desde Nueva York
Una Nicole Kidman de pelo negro junto a Glenn Close, Bette Midler y la cantante de country Faith Hill forman un aquelarre femenino de primer nivel en The Stepford Wives (2004), acompañadas por Matthew Broderick y Christopher Walken en este thriller en clave de comedia, que supone un giro de 180 grados con respecto al formato narrativo de la novela original de Ira Levin y de su primera adaptación al cine, de 1975, que con el mismo título es visto por algunos como un pequeño clásico del género del suspenso.
De la ciudad al campo
La Utopía. Eso se supone que es Stepford, un paraíso donde reina la perfección, la belleza, la decencia, la felicidad. O eso es lo que se pretende, pues ésta es una utopía torcida, hecha con el criterio de una sociedad alineada y vanidosa que convierte a los hombres en burgueses ociosos y a sus esposas en amas de casa intachables. ¿Suena bien? Pero en la utopía de este suburbio adorable de Connecticut reposa la falsedad y el misterio que comienzan a removerse cuando arriban unos fugitivos de Nueva York: el matrimonio de Joanna y Walter Eberhart, además de una escritora anarquista y un arquitecto homosexual, quienes pronto serán presas del siniestro encanto de esa utopía.
Con el garbo que la distingue, Nicole Kidman interpreta a una agresiva ejecutiva que ha perdido sus colmillos y que decide reiniciar su vida en Stepford, al lado de su esposo, encarnado por Broderick. Extraña pareja la que forman estos dos actores —ya se anuncia que los veremos otra vez juntos en la adaptación de The Producers (2005)—, con unas presencias dispares que tardan en encontrarse, apoyados en el acompañamiento de la simpática Bette Midler que aporta una dosis de humor trasgresor; una subutilizada Glenn Close que hace hasta lo imposible por parecer graciosa, y un siempre poderoso Christopher Walken, con su rostro de langosta siempre perturbador.
Alrededor de estos personajes se ensambla una intriga que pone al centro a las mujeres de Stepford, todas ellas rubias, bellas y bobas, que se pasean sonrientes por el supermercado como en una coreografía de ballet y que, por si fuera poco, se muestren dóciles y ardientes con sus maridos. Tras este chasco, hay una visión sexista rudimentario acerca de lo que se supone es el paraíso para cierto tipo de hombres y también para cierto tipo de mujeres, como se describe en uno de los últimos giros de la película. Los que viven en Stepford son hombres mentecatos que han sido superados por sus esposas en diferentes aspectos —altas ejecutivas y líderes en retiro—, pues ellos son tipos que aún siendo destacados en sus trabajos son inmaduros en su vida íntima, que se entregan a las aficiones elementales en sus reuniones de hombres-niños. En la imponente sede de la Asociación de Hombres de Stepford, una mansión gótica donde el clan masculino viste ridículos sacos colegiales y hace de las suyas, fuman puro, beben coñac, juegan y conspiran contra sus mujeres para dominarlas y convertirlas en seres robotizados o, mejor aún, en dóciles títeres. Y a este fin contribuyen los socios que trabajan para Mattel, para Disney o para Microsoft, en algo que parece una conspiración corporativa que inevitablemente recuerda a la fatídica era Bush de nuestra realidad.
El mundo de Oz
“Lo peor que se puede hacer cuando se filma una comedia es pretender ser divertido”, asegura Frank Oz, quien sabe que el humor debe ser manejado con astucia, especialmente cuando se trabaja con actores que han destacado en otros géneros. La actual versión de The Stepford Wives ha estado en manos de Oz, un director y actor británico con oficio que ha hecho una carrera estimable desde que en los años setentas aportó su voz para darle vida a varios de los monigotes del show de los Muppets, incluyendo a la cerdita Peggy, o como igual lo hiciera con el Yoda, de la saga de La Guerra de las Galaxias. Pero Oz también es recordado, en su faceta de director, por ser el responsable de varias comedias eficaces como La pequeña tienda de los horrores (The Little Shop of Horror, 1986), ¿Qué tal Bob?(What About Bob? 1991), ¿Es o no es?, (In & Out, 1997) y El director chiflado (Bowflinger, 1999).
Servido además por el guionista Paul Rudnick, el director Oz se ha dado a la tarea de experimentar con un argumento pensado como thriller para llevarlo hacia los terrenos que conoce mejor, la comedia, y en su cometido se ha tomado cualquier cantidad de licencias, de suerte que quien desee hacer comparaciones entre esta cinta y el libro o la adaptación de 1975 debe ir preparado para escribir varias hojas. Oz y Rudnick han hecho una adaptación diferente, en la que han intentado modernizar algunos aspectos. Por eso, se nota que han querido deslizar cierta mirada crítica a la sociedad que hoy es movida a ciegas por la mercadotecnia, a la que se guía por el símbolo del éxito y la belleza física como si de una religión se tratara e, incluso, a aquellos que gustan de la venta de la intimidad como producto de consumo, según el modelo de los reality shows. Sin embargo, toda esta densidad discursiva es administrada con el disimulo de quien no mete a fondo el pistón, con la delicadeza de un buen titiritero —como lo es Oz— que es ameno para los chiquillos pero que carece de ingenio y malicia para comunicarse con los adultos.
Una franquicia y un modelo de vida
La versión de The Stepford Wives de 1975 fue dirigida por Bryan Forbes yprotagonizada por Katharine Ross, y su efecto incluso mereció alguna secuelas para la televisión como Revenge of the Stepford Wives, (1980) y The Stepford Children (1987). Esa primera adaptación fue una película modesta que, sin embargo, junto al libro, llegó a calar dentro del lenguaje popular de los estadounidenses al grado de que, incluso en la actualidad, puede comprenderse el sentido de definir a alguien excesivamente pulcro, hogareño y ordenado como una Persona-Stepford.
“Lo que más me gusta es cocinar” —asegura una radiante y agradable Nicole en la conferencia de prensa, cuando se le cuestiona sobre sus mejores cualidades como Mujer-Stepford en su vida cotidiana— “eso me relaja y lo disfruto, pero en lo que soy muy buena es en comprar regalos de Navidad, abrir botellas de cerveza y vino, y probarlas (ríe)”
El argumento original se debe a la pluma del escritor Ira Levin, responsable de varios relatos de suspenso llevados al cine con éxito, como El bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968) y Los niños del Brasil (The Boys From Brazil, 1978), dirigidas respectivamente por Roman Polansky y Franklin J. Schaffner, en las cuales pude observarse algunas constantes de su estilo, como el gusto por los relatos que combinan el suspenso y el terror con ciertos elementos de la ciencia-ficción.
EL CINE DE LAS UTOPÍAS
Fuga en el siglo XXIII (Logan’s Run, 1976)
En este mundo del futuro, la sociedad es ordenada, generosa y feliz… hasta los 30 años, porque a esa edad todos son condenados a morir. Logan, el personaje que interpreta Michael York, escapa hacia un refugio misterioso donde la vida puede continuar. Excelente cinta sobre la que se ha anunciado una nueva versión el año que entra, dirigida ni más ni menos por Bryan Singer.
Escape al futuro (Time After Time, 1979)
Son finales del siglo XIX. El escritor de ciencia-ficción H.G. Wells, interpretado por el inolvidable Malcolm McDowell, es mostrado como un convencido de que la Utopía Socialista será una realidad en el futuro. La ilusión de su utopía se ve amenazada cuando Jack el Destripador escapa en una máquina del tiempo —construida por el mismo Wells— para trasladarse hacia finales del siglo XX. Wells decide perseguir al asesino para asegurarse que la Utopía no se vea afectada. Sin embargo, en lugar de una sociedad utópica, Wells se transporta a un mundo patas arriba: el de San Francisco de la época disco.
Brasil (Brazil, 1984)
Un hombre movido por el amor desafía el rígido orden social. Una visión alucinante de la manipulación y la falsedad de la utopía totalitarista, dirigida por el genial Terry Gilliam. Una obra maestra en deuda con el mundo de Franz Kafka y con 1984, la gran novela apocalíptica de George Orwell.
El demoledor (Demolition Man, 1993)
Un rudo policía (Silvester Stallone) es condenado injustamente a un largo sueño criogénico a través de varias décadas. Muchos años después, es despertado para atrapar a un peligroso criminal que amenaza a una sociedad utópica formada en el futuro, donde parece todo perfecto, aunque gradualmente se descubre una gran farsa tras ello.
Amor a colores (Pleasentville, 1998)
Unos adolescentes insatisfechos son transportados a Pleasentville, un pueblo modélico dentro de la televisión: una sociedad ideal atrapada en los años cincuentas en la que todos aparentan ser felices, aunque en blanco y negro. Sin embargo, la falsa armonía se desmorona cuando los sentimientos comienzan a ser motivo para cuestionar el status quo. El entorno comienza a adquirir colores en la medida en que la sensibilidad le gana terreno al conformismo. Los problemas y las diferencias emergen por todas partes.
La Playa (The Beach, 2000)
Un joven aventurero, interpretado por Leonardo DiCaprio, viaja a Asia para experimentar nuevas emociones. En su travesía, es conducido a una paradisíaca playa donde se ha constituido una aparente sociedad ideal en la que parece reinar la concordia y la solidaridad hasta que las pasiones humanas comienzan a entrar en conflicto.
El Gran Pez (Big Fish, 2003)
Las fantásticas aventuras de un curioso joven all-american, Ed Bloom (Ewan McGregor) lo llevan a Spectre, un pueblo idílico perdido en algún lugar de Estados Unidos, donde todos sus habitantes viven alejados de la civilización en una armonía de ensueño, pero que mantiene atrapados a todos, hasta que encuentran la libertad en la posibilidad del riego y la imperfección. Dirigida con el talento y la gracia de Tim Burton.
De qué se trata (Sinopsis)
Joanna Eberhart (Nicole Kidman), una exitosa ejecutiva caída en desgracia, decide abandonar Nueva York con su marido Walter (Matthew Broderick) y sus dos pequeños hijos para establecerse en un exclusivo y bucólico suburbio llamado Stepford. La perfecta armonía de su nuevo vecindario, animada por los dos líderes del lugar, los esposos Claire y Mike Wellington (Glenn Close y Christopher Walken), provoca que Joanna sospeche de la artificiosa felicidad de sus vecinos: los hombres, dedicados a divertirse mientras que sus esposas, hermosas y sumisas, son unas ejemplares amas de casa. Joanna, ayudada por unos nuevos amigos también recién llegados —la irreverente escritora Bobbie (Bette Midler) y el arquitecto homosexual Roger (Roger Bart)—, intenta desentrañar el enigma que convierte a las mujeres en autómatas a causa de una confabulación masculina que, llegado el momento, amenaza también sus destinos.
Hay que verla porque…
Pocas veces se tiene la oportunidad de ver a Nicole Kidman en una comedia, acompañada por otros buenos actores que igualmente han dado sus mejores notas en papeles dramáticos, como Glenn Close y Christopher Walken.
La frase (quote)
Walter: Desde que nos conocimos me has superado en todo: eres más fuerte, más veloz, mejor ejecutiva y hasta eres mejor en el sexo, no lo niegues
Joanna: No lo iba a hacer
—
Joanna: Si pudieras cambiar algo de mi tan solo oprimiendo un botón ¿lo harías?
The Stepford Wives (EUA, 2004) Director: Frank Oz, Guión: Paul Rudnick sobre la novela de Ira Levin. Actúan: Nicole Kidman, Matthew Broderick, Bette Midler, Chirstopher Walken, Glenn Close, Faith Hill, Jon Lovitz y Roger Bannister.

