Por Lorena Loeza

México y Estados Unidos comparten una de las fronteras más extensas del mundo. Eso nos advierte Connor Allyn al iniciar la cinta “Tierra de nadie” (“No Man´s Land”. México– USA, 2021). Al final, sabemos que tenía razón, pero no sólo por asuntos que tienen que ver con muchos kilómetros de desierto y bardas.  La frontera y su dinámica también forman parte de los que somos en ambos lados.

Quizás de inicio pensemos que es una cinta más de historias de frontera, donde los mexicanos migrantes se llevan la peor parte. Y no es que eso no suceda, es que la cinta reparte culpas, cuestiona estereotipos, y construye la tragedia a partir de arquetipos que son universales: la venganza y la culpa.

“Tierra de nadie” nos cuenta la historia de dos familias en ambos lados de la frontera y de cómo su destino terminará entrelazado para siempre.  Todo comienza cuando al filo de lo que se conoce como Tierra de nadie, un grupo de migrantes cruza por la propiedad de los Greer en su camino hacia el sueño americano.

Jackson Greer –un chico con un futuro prometedor, con sueños de ser jugador profesional de béisbol y así dejar el rancho de sus padres– se ve envuelto en el asesinato de un niño migrante que cruzaba con un grupo de personas. Todo sucede en medio de un altercado donde Jackson cree que su papá y su hermano corren peligro, dispara un rifle y el asunto termina en tragedia.

Jackson huye hacia México buscando escapar de la culpa, pero también lo persigue la venganza de la familia del chico. Un trayecto que será de reflexión, reconocimiento y redención, donde no hay personas buenas o malas, sino distintas percepciones de ambos lados de la frontera y de lo sucedido.

Puede que “Tierra de nadie” retome varios estereotipos del tipo cliché y no abunde en las causas profundas de la migración y el odio trasfronterizo. Tampoco se asoma al asunto del narco, a pesar de que pareciera un asunto ineludible. Pero al final, el público comprende que su objetivo tampoco es la migración como fenómeno, sino como contexto de vivencias complejas y trastocadoras, y que su estilo es más similar al western que al de las narcopelículas.

El elenco es encabezado por Jake Allyn, también guionista de la cinta, y por un cuadro de actores y actrices mexicanos y norteamericanos, entre quienes destacan Andie McDowell y Ofelia Medina. Ambas como las respectivas versiones de las madres dolientes de ambos lados de la frontera, un juego de espejos interesante y bien dirigido.

Filmada en gran parte en el Estado de Guanajuato, también tiene el mérito de apartarse de la visión del “pueblo mágico” y mostrar una ciudad de contrastes donde una periferia pobre mira a lo lejos la belleza de sus edificios coloniales.

Al final, se trata de un melodrama que es buena opción para mirarnos en las historias que nos atraviesan. Una frontera que influye y determina tanto nuestro modo de ser, como de ver la vida.

Dirección: Conor Allyn. Guion: Jake Allyn, David Barraza. Música: Brooke Blair, Will Blair. Fotografía: Juan Pablo Ramírez. Reparto Jake Allyn, Frank Grillo, Esmeralda Pimentel, Andie MacDowell, Ofelia Medina, Alex MacNicoll, George Lopez, Jorge A. Jimenez, Fernando Cuautle, Alessio Valentini, Andrés Delgado, Sandra Zellweger, Juan Carlos Remolina, Iván Aragón, Julieta Ortiz, Steven Destello. Productora Margate House Films.